Capítulo 8. No lo sabrán

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[Rey]

Vi a Leia venir junto con una enfermera de un pasillo dónde me habían dicho que estaban las pocas celdas con las que contaba aquella nave de la Resistencia, supuse que vendrían de la de Kylo, no había nadie más.

  -¡Leia! – Grité corriendo hacia ella – Leia, ¿cómo está Kylo? Me quedé muy preocupada cuando me contaron lo que pasó cuando llegamos. 

-De salud está bien, Rey, no te preocupes

-¿Podría ir a verle?

-No creo que sea un buen momento para ello.

-¿Qué pasa? – Pregunté preocupada. Su rostro mostraba tristeza y decepción. 

-Nada, no te preocupes. Llévale tú luego la cena, creo que le va a venir bien que vayas tú. He de irme... – Me despedí pero creo que ni me oyó. Me disculpé de Finn diciéndole que tenía que irme y fui a la cocina para ayudar a preparar la bandeja de la cena de Kylo y la mía. No tardamos en prepararlas y las llevé con el droide de servicio. 

-Buenas noches. – Saludé al soldado que estaba de guardia en la zona – Vengo con la cena. 

-Vale. ¿Sabes abrir o voy? – Dije que yo sola podía y fui hacia la celda de Kylo. Abrí la puerta tras avisar y no recibir respuesta.

-Buenas noches, señor dolorido traigo la cena y mi compañía – Le dije con una sonrisa, suponía que ahí metido solo debía de estar aburrido. Sin embargo no obtuve respuesta. Lo miré estaba sentado en la cama apoyado en la pared, mirando a un punto fijo. No sabía si acercarme  ya que no quería molestar en el caso de que estuviera meditando, sin embargo no parecía que lo estuviese haciendo, así que dejé las dos bandejas juntas en la mesa donde apenas cabían y me senté a su lado imitando su postura y miré hacia esa dirección no viendo más que el panel de metal que formaba la pared de la estancia – ¿Qué hay en la pared tan interesante que ni te has dado cuenta de que estoy aquí? Yo no veo nada – Pregunté con un poco de tono de broma. Me miró en silencio y volvió a centrar su vista en el mismo punto de nuevo. – No sé qué se te estará pasando por la cabeza pero deberías no seguir pensando en ello. La propia tortura que te provocas tú con tanto pensar es peor incluso que los cadenazos del idiota de Hux.

-¿Qué sabrás tú las cosas que se me pasan por la cabeza? – Me preguntó en un tono grave y más serio de lo que él solía hablarme.

-Porque yo también las tengo... Diferentes, de otras cosas, pero también las tengo.

-Repito, no tienes ni idea de esas cosas.

-Pues cuéntamelas – Lo notaba tenso, una de mis manos involuntariamente viajaron a su nuca y de ahí al nacimiento del pelo para acariciarlo. – Y te agradecería que fuese mientras cenamos, me muero de hambre y se va a enfriar la cena.

-¿Cenamos? – Su tono pasó de ser serio a confuso.

-¿Mesa para dos? – Señalé las dos bandejas – Venga vamos – Me levanté y tendí mi mano para ayudarle, e insistir, a levantarse y se acomodó en el borde. Yo tomé la bandeja con menos comida y le dejé la que tenía más para él, aunque supuestamente era al contrario pero a mí me daba igual. Él comía en silencio bajo mi atenta mirada. – ¿Me vas a contar qué te pasa?

-Mi madre me ha tocado, y cuando lo ha hecho he tenido una visión.

-¿Qué visión? Ha tenido que ser grave para que estés así.

-En la visión ella moría, por mi culpa. – Más que comer lo que hacía era mover el contenido del plato de un sitio para otro.

-Pero eso no tiene por qué pasar, depende de nuestros actos, y además no siempre son fieles. ¿Qué ocurría en esa visión? – Kylo hizo un gesto con la mano para quitarle importancia – No, no lo voy a dejar de lado. Quizá pueda ayudarte. Pero no dejes que ese tipo de visiones te mortifiquen, en tu abuelo está la prueba de que le hizo más mal que bien esa obsesión por salvar a alguien. Por cierto, es la primera vez que te oigo llamar a Leia madre.

-Y como se lo digas a alguien lo negaré rotundamente.

-Tranquilo, será nuestro secreto. Tú tienes uno mío ahora me toca guardar uno tuyo.

-¿Yo un secreto tuyo? ¿Cuál?

-No quiero que nadie se entere de lo que me hizo Hux, por favor.

-No lo sabrán, te lo prometo

Caminos entrelazados (Reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora