Capítulo 30. Primer acto público

160 11 2
                                    

Nose tardó en organizar una ceremonia en Chandrila para informar de lacreación del nuevo imperio y las nuevas normas, en la cual realicéun llamamiento público para buscar representantes de los planetasque formaban parte del nuevo Senado. Esto no era más que un gobiernoprovisional.

Estábamosen lo que en aquel planeta llamaban rotondas, lugares habilitadospara tratar temas políticos, en lo alto dispuesto a hablar meencontraba yo, con Miara a mi izquierda y Rey a mi derecha. Los tresíbamos vestidos con los mismos tonos de colores, negro y naranja. Mivestuario consistía en unos pantalones negros con una franja naranjaa cada lateral exterior, el resto de ropa negra también y una capacorta sobre uno de los hombros y parte del brazo, típica del extintoAlderaan, de color naranja que mande preparar como un pequeñohomenaje a mi madre. Miara llevaba un vestido negro largo, atado alcuello y con mangas largas pese a llevar los hombros descubiertos, eltono naranja tan solo lo llevaba en el cinturón ya que ella lo teníade serie en su piel. Rey estaba preciosa, había accedido a ponerseun vestido naranja oscuro que Miara eligió para ella, sin mangasaunque sus brazos eran tapados con una capa negra, que formaba partedel propio vestido, más larga que la tela que yo llevaba; la faldaera larga y llevaba bordados negros verticales que formaban figurasinexplicables que nacían en el cuello. Era un día feliz, peroechaba de menos a mi madre, la cual no terminaba de recuperarse deltodo. Su lugar aquel día lo ocupaba Amilyn, alguien que había sidosiempre una segunda madre para mí. Ella no seguía nuestracombinación de colores, de hecho nunca seguía una combinación decolores. Su vestido era verde oscuro que contrastaba con su pelo elcual se había teñido de azul claro.

Eldiscurso emitido fue corto y conciso, informando sobre el fin de laguerra, el nuevo gobierno y animando a los planetas que formarían elnuevo imperio a que eligiesen a sus representantes. Tambiénaproveché ese discurso para ordenar la libertad de los esclavos entodos los planetas miembros, necesito ganarme la confianza de lagente y eso es un buen punto de partida. Entre los asistentes habíamurmullo, alegrándose de que la guerra había finalizado pero muchoscon miedo de qué les depararía ese nuevo imperio.

-¿Sepuede saber qué me miras tanto? – Susurró Rey al darse cuenta quemis ojos saltaban continuamente del plato a ella durante la comidaque se había organizado con los líderes de los planeta miembros ylos oficiales de más alto cargo de la Primera Orden, en fase deextinción ya que no necesitaba un nombre como tal.

-Estáspreciosa, y como sé que tardaré en volver a verte con vestidoquiero aprovechar.

-Estoydeseando quitármelo – Con una sonrisa me acerqué más a ella parabajar más el tono de voz junto a su oído.

-Yyo estoy deseando quitártelo.

-¡Ben!– Expresó más alto de lo que debería haberlo hecho y loscomensales más cercanos a nosotros se nos quedaron mirando. Aguantéuna sonrisa y me senté debidamente en la silla para continuarcomiendo. Miara a mi lado aguantaba la risa, pues se estaba dandocuenta de lo que estaba ocurriendo.

-Conozcoesa historia. Leia se encuentra estable, al menos. Amilyn –Mencioné mirando a la mujer de pelo colorido – podrá darle másinformación sobre ella – Ella respondió mirándonos con unasonrisa. No me apetecía hablar de mi madre, eso solo hacía que mepreocupase más – Muchas gracias por interesarse. – El hombreasintió y fue con Amilyn para responder su pregunta. – Me va acostar acostumbrarme a esto.


[Leia]

Laoscuridad que llevaba días viendo poco a poco iba tornando en gris.Sentía a mi hermano, muy cerca. Más cerca de lo habitual. Estabaallí, conmigo, lo sentía, sentía su Fuerza uniéndose a la mía.Cuando abrí los ojos vi su silueta, no era capaz de distinguir másque manchas.

-Luke...– Susurré como pude. Sentí a mi hermano sonreír y agarrar mimano.

-Leia.– Su tono era el mismo tranquilo y suave que recordaba. – Voy allamar a un médico.

-¿YBen? – En ese instante pese a estar yo en aquella situación que nisiquiera sabía dónde me encontraba y con mi hermano que llevaba añossin ver junto a mi lo único en lo que podía pensar era en mi hijo.En qué había pasado con él.

-GeneralOrgana, me alegra que ya haya despertado. El médico vendrá luego,ha habido un accidente en la planta y está bastante ocupado. – Lavoz de la chica sonaba animada. Tomó nota de las gráficas de losaparatos que me rodeaban y retiró la cúpula que cubría la mitad demi cuerpo.

-¿Planta?¿Dónde estamos?

-EnCiudad Nube. ¿No recuerdas lo que pasó? – Afirmé sabiendo que siestábamos vivos era porque Ben había vencido el combate e intentéemitir una sonrisa, pero el hecho de que había vuelto a abandonarnosme lo impidió. – Tu hijo venció, deberías estar contenta.

-Perose fue.



Caminos entrelazados (Reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora