Losdías iban pasando, el Consejo de la Resistencia aceptó mipropuesta, aunque no todos estaban completamete covencidos, pero seaferraban a cualquier atisbo de esperanza. Acababa de salir de unareunión con la cúpula de la Resistencia, las cuales se realizabanpara contarles las estrategias de la Primera Orden, tal y como lesprometí, cuando encontré a Lizz por el pasillo. Aceleré el pasopara llegar hacia ella, tenía que comprobar que era quien pensabaque era.
-Lizz,espera – Dije en un tono algo más autoritario de lo que deberíaagarrando su brazo. La chica se tensó por mi agarre quedándosequieta. Tiré levemente de ella para entrar en una de las salasvacías para hablar – Quiero hablar contigo.
-¿Quéquieres? – Preguntó nerviosa intentando ocultar, sin exito, quetenía miedo.
-Noeres quien dices que eres, lo sé. – Su miedo se reflejaba en susojos – No diré nada, tranquila, Ailyn. – Todo el aire que ellaretenía lo soltó en un suspiro. Ailyn era la hija de uno de losaltos cargos de la Primera Orden, estaba estudiando medicina con losrecursos de la organización cuando un día desapareció. El padreordenó su búsqueda pero no se encontró ningún rastro – Yo ya noestoy con ellos, pero como consejo, deberías encontrar alguna formade hacerle saber a tus padres que estás viva, no por tu padre sinopor tu madre, me cae bien, no me trataba como un monstruo... Enrealidad teniendo lo que tiene por marido normal que no me vea a mícomo el monstruo. Hasta yo sé donde está los límites; sé que nosoy el ejemplo a seguir de buena conducta pero yo a una hija mía o ala persona a la que supuestamente amo no le pondría una mano encimapara lastimarla, sino protegerlas, con mi vida si fuese necesario.
-¿Sabeslo de mis padres?
-Yolo sé todo, niña. Sé perfectamente que tu padre lleva a casa laviolencia del cargo y os trata a tu madre y a ti como a prisionerosenemigos... Ahora se ha dado a la bebida. No le metí un sablazo pocoantes de venirme porque estaba Hux delante. No los soporto, a ningunode los dos, son animales. ¡He visto animales más civilizados queellos!
-Nole digas a los generales quien soy de verdad, por favor, desconfiaránde mí...
-Yono les diré, ni me va ni me viene que estés aquí, pero deberíascontarles la verdad, si crees que Leia no va a acabar enterándose,si es que no lo sabe ya, es porque no la conoces.
-Selo diré... ¿Puedes soltarme el brazo, por favor? Me estás haciendodaño – No me había dado cuenta que el agarre que realicé paraentrar en aquella sala todavía se mantenía. Solté su brazo y mealejé – he de irme, la Teniente Connix no se encuentra bien y mehan llamado. – Sin decir palabra alguna por mi parte ella salió alpasillo solitario y yo detrás de ella. Tenía que ir a ver a Rey, yahabría tiempo de enterarme de lo de Connix. Caminé por los pasilloshasta que llegué dónde había quedado con Rey. Habíamos estadohablando poco después de quedar yo en libertad de entrenar juntos.Yo intentando, remarco el intentando, sacarme la oscuridad de dentrode mí y ella aprendiendo de su intuición y de mí. Aunque laocuridad me la estaba quitando mi madre a base de servicio en lalavandería. "Te voy a quitar la tontería del lado oscuro a basede lavar uniformes" me dijo un día tras no poder evitar una de mis"berrinches", como decía ella.
-Hola– Dije al llegar al lado de Rey, la cual estaba tratando decolocarse su coleta, que estaba rebelde y soltaba mechones en cuantoiba a atar la goma. – Trae, la hago yo.
-Gracias,no sé qué me pasa hoy que no soy capaz de hacer una coleta... acualquiera que se le diga... – Comentó ella entre risas mientrasataba su pelo con la goma. – ¿Qué tal la reunión?
-Entretenida.Saben de lo que hablo, no tengo que repetir las cosas diez veces, esome agrada.
-Ati te agrada todo lo que vaya a tu favor. Vamos a entrenar, anda, queya vamos tarde, algo tranquilo, tengo agujetas de ayer. – Reí.
-Eresuna floja. Pero vale, vamos a hacer algo tranquilo hoy, no he dormidobien y estoy cansado también. Vamos a meternos hoy en algo másespiritual, ¿te vale? Nos vendrá además bien a los dos, necesitoponer ideas en orden.
-Puesa ello – Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y yo mesenté a su lado de igual manera. La miré, ella tenía los ojoscerrados, y sonreía, estaba relajada. Cuando quise empezar aconcentrarme yo me sorprendí sonriendo. ¿Cuánto tiempo hacía queno sonreía asi? Mucho, seguro. Cerré los ojos, dejé que mi mentefluyera, sola. Sin centrarme en ninguna de las ideas que pasaban porella. Sabía que volver para atrás era algo que sería muy difícilpor no decir imposible en lo referente a los extremos de la Fuerza,pero debía encontrar un punto que equilibrase.
[Leia]
Tras salir de la reunión con el resto de dirigentes de la Resistencia y con mi hijo me avisaron que Kaydel no se encontraba bien, de nuevo, así que el piloto no se conformó con llevarla a descansar sino que avisó a la enfermería, y ellos a mí. Entre Poe y ella, por mucho que me dijeran, había algo más que una bonita amistad, creían que no me entero de las cosas, cosas que me hacen pensar que tampoco hace falta un equipo médico para saber qué ocurre. Me dirigí a la habitación dónde dormía Kaydel, Poe estaba a su lado arrodillado y el equipo médico no había llegado aún.
-Poe, ¿puedes dejarme un momento sola con Kaydel, por favor?
-Claro – Poe asintió y salió de la habitación.
-Kaydel...– Dije sentándome al borde de la cama – Quiero que me digas la verdad. ¿Tienes algo con Poe? – Más que pregunta era afirmación
-Lo sabes....
-Lo sé. A los demás podéis esconderles las cosas, a mí no. Esperaba que confiaras un poco más en mí para contarme estas cosas. ¿Qué te pasa?
-No descanso bien y se me baja la tensión mucho, me lo dijo ayer el médico. Y cuando me dan los mareos de la tensión me pongo revuelta del estómago. Me dice que coma, pero es simplemente oler cualquier tipo de comida y vomito. No sé...
-Tu lo que estás es preñada.
-¿Qué?– Su rostro mostraba preocupación y miedo a la vez. A la par que confusión.
-Me estás describiendo a mí cuando Ben. Pero ahí viene Lizz, que sea ella quien lo compruebe.
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Caminos entrelazados (Reylo)
FanficA veces una acción puede cambiar tu destino, tu percepción del mundo, y, en general, tu vida.