Miara aceptó el puesto que le había ofrecido sin necesidad dereflexionarlo mucho, después de lo que yo había hecho por ella no quería dejarme solo así que negociamos, entre otros temas, que liberaran a su hermano de la condena de trabajos forzosos en Onoam, y decidió quedarse, aunque con unas vacaciones primero.
-Ahora no hace falta que estés aquí hasta que no establezcamos algo claro,vete a pasar unos días con tu familia, te avisaré cuando yanecesites estar presente. – Respondí a la petición de la togruta
-Muchas gracias, y descuida, estaré pendiente del intercomunicador. –Respondió ella con una sonrisa sincera.
-Enlos próximos tres días mínimo ni te acuerdes de él, no creo queavancemos mucho. Avisaré para que algún piloto te acompañe a tuplaneta.
-¿Podría ser Rey quien me llevase? Me cae bien y sería mejor que no fuera un piloto de la Primera Orden con una nave de la Primera Orden. Mis padres pueden asustarse y demasiado en tensión tienen que estar ya, se quedarán más tranquilos cuando nos vean llegar.
-Yo también me quedo más tranquilo si te lleva ella, pero espérate a mañana, por favor. A ver si somos capaces de pasar doshoras seguidas sin que nos molesten.
-Puedes estar tranquilo, os merecéis un rato tranquilo, es buena chica, un poco rara pero buena chica, te vendrá bien. Asi me da tiempo a despedirme de las chicas. – Nos despedimos y sefue, saliendo yo detrás de ella, Rey, que había salido en mitad dela conversación, estaba esperándome en la antesala del despacho,antesala que días después empezaría a ocupar la togruta.
-¿Tienes algo que hacer de suma importancia hasta mañana por la mañana? –Preguntó con curiosidad. Negué y tomó mi mano – ¡Bien! Hepedido que nos lleven la cena a tu habitación, supongo que será unlugar suficientemente privado para que no nos molesten.
-Debería serlo, porque no quiero que nadie lo haga hoy. Miara quiere queseas tú quien la lleve con sus padres – Asintió y me dejó un fugaz beso en loslabios. Cuando nos acercamos a la habitación tomé a Rey en brazos yabriendo la puerta con la Fuerza entré en mi antigua habitación.Todo se encontraba tal y como lo había dejado meses atrás, inclusomi ropa seguía en el armario, aunque ahora la acompañaba lo pocoque tenía Rey. - Creoque podría acostumbrarme a ver colgada tu ropa junto la mía.
-Pues yo todavía no me he acostumbrado a tener un lugar donde colgarla –Rió y me besó despacio, feliz de que al menos una parte de lahistoria se hubiese solucionado, aunque eso no era más que unaminúscula parte. La senté en la cama y me senté a su lado – Depequeña siempre soñaba con tener un armario como los que salían enlas holopeliculas, así no se me hubiese llenado la ropa de tierra.
-Ahora podrás tener todo lo que quieras. Dejaremos la nave, buscaremos unlugar tranquilo y bonito que convertir en capital y viviremos allícon todo tipo de lujos. ¿Jakkues un bonito lugar para vivir? – Rey se hizo la ofendida dándome enel hombro un pequeño golpe mientras yo reía y nos hice tumbar en lacama.
-Te quiero – Susurró apoyando su cabeza en mi pecho.
-Lo sé.
-Qué poco romántico eres... – Protestó incorporándose en el momentoen el que la puerta sonó para pedir paso.
-También lo sé, me viene de familia. – Me levanté y abrí la puerta, era una de las chicas conuna bandeja con nuestra cena. – ¿Por qué la traes tú?
-Me ofrecí a traerla. ¿Sería posible hablar un momento? – miré aRey, que estaba apoyada con los codos con la espalda levantada en lacama mirándonos. Suspiré pesadamente y le hice un gesto para quepasara. ¿Ni en mi habitación iba a tener tranquilidad? – No hacefalta es solo un momento. Quería decirle que acepto el trabajo, perome gustaría preguntar la posibilidad de poder ir a ver a mi familia,igual que Miara.
-Me alegra tu decisión, si no te importa hablamos mañana, quierodescansar.
-Sí, por supuesto, no molesto más, Líder Supremo – Tomé en la mano labandeja y ella miró al suelo para que no viese su sonrisa y se fuecasi corriendo.
-Suena bien eso de Líder Supremo, ¿no crees?
-Ahora mismo de lo que pareces Líder Supremo es de la hostelería, de negro y con la bandeja, camarero de un restaurante de ricos –Comentó Rey riendo señalando la bandeja que llevaba en la mano.Rápidamente la solté en la mesa y me senté en la silla.
-Vamos a cenar, anda. – Controlando su risa se levantó y se sentó en miregazo, puesto que no había más sitio libre alrededor de la mesa.Levanté la tapa de los platos y comenzamos a comer entre alguna queotra risa. Esa nochee por fin iba a dormir bien desde la muerte deHux.
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Caminos entrelazados (Reylo)
FanficA veces una acción puede cambiar tu destino, tu percepción del mundo, y, en general, tu vida.