Durazno.

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Su cuerpo fue depositado con desesperación en aquella cama acolchada, con las ondas que se formaron ante el movimiento, con sus gemidos involuntarios y sus espasmos.

Harry no era Harry. No estaba en si.

Su boca bajaba por su pecho, su ropa ya había salido volando hacía rato.

Sus piernas estaban abiertas acogiendo al alfa que con devoción le besaba; sus ojos incluso estaban llorosos, con su pequeño cuerpo empezando a temblar ante el terrible ambiente lleno de Harry.

Chilló cuando sintió las grandes manos del rizado alzarle de los glúteos para abrir sus mejillas de par en par, entrometiendo la lengua entre su entrada.

- Dios...- Susurró al borde el colapso. Oía los ruidos que el alfa hacia absorbiendo de él. Con ese tacto suyo que era caliente al grado de sentir que su piel se quemaba.

Gimoteó sin pena cuando una de las manos del alfa fue subiendo hasta su empalmado miembro, masturbándole con lentitud, tanta, que causaba agonía.

Sentía que moría ante el placer.

- Precioso.- La voz ronca del rizado que le hacía gruñir desaprobatorio cuando le dejó de atender. Seguía escurriendo por él, llamándole, y Harry solo mordisqueaba su piel mientras subía hasta acomodarse mejor, con sus labios besándole con fervor, su pelo siendo tomado con precisión para guiarlo, alzando voluntario las piernas para que el alfa encajase mejor entre él, sintiendo el glande de este rozarle.

Tembló de solo imaginárselo y antes de que pudiera volver a tomar otra bocanada de aire, Harry ya había entrado de una en su interior.

Gimió abriendo los ojos en desespero, viendo como el alfa, ahora algo enderezado, le miraba con lujuria contenida. Sus verdes ahora eran más profundos, casi negros. Sus caderas ya eran sujetas por sus grandes manos quienes apretaban sus yemas en su piel que dejarían marcas. Marcas que iba a disfrutar observar como recuerdo.

Su mente en blanco cuando la primera estocada dio inicio, con la boca abierta en busca de aire.

- H-Harry... Tan grande.- Gimiteó. El alfa seguía mirándole detalladamente mientras volvía a penetrarle con delicadeza. Sus venas saltadas entre su cuello revelaban su fuerza de voluntad.- Está bien.. Ugh. E-está bien... Vamos cariño... Yo te cuido.- Le dijo lentamente. Harry gruñó sin responderle sintiendo el agarre a sus caderas aumentar. La presión ejercida ya escocía.- H-Hazz... Mi alfa... Estoy aquí para ti.

- L-lastimarte.- Soltó entonces el rizado. Otra embestida que con lentitud iba pasando.- Puedo lastimarte.- Reveló su temor. Louis casi muere de ternura. Sus mejillas estaban enrojecidas, parecía la perfecta coloración de un durazno maduro, uno que podía comerse perfectamente. Uno jugoso.

- Está bien. Hey, mírame...- Le pidió alzando una de sus manos con cuidado a su mejilla. Mentiría diciendo que no se le dificultaba moverla con aquello dentro suyo, por qué, Dios, era enorme.- Se que no podrías lastimarme. Vas a cuidarme, lo harás mi alfa. Solo déjate llevar, prometo que estaré bien.- Le hizo saber. La seguridad en sus ojos azules lo compraron.

Harry se acercó entonces a sus labios mordiendo con delicadeza el inferior. Soltó un gemido ahogado producto de toda la fuerza que ejercía controlándose, y entonces, prosiguió con un par de movimientos torpes. Louis tomó aire cuando las embestidas empezaron a aumentar. Ahora el caliente aliento del rizado residía en su cuello. Sus piernas algo estiradas hacia adelante, mientras sus glúteos recibían el impacto.

Abrió la boca sin poder respirar, mirando al techo, soltando gemidos indecentes. Podía morir de placer. Con Harry penetrandole más y más, el sonido de sus pieles chocar, los besos profundos.

Sus manos enredándose en aquellos rizos mientras apegaba su cuerpo lo más que podía al suyo.

Se besaban y gemían, volvían a besarse y se miraban a los ojos.

- Mi omega... Mío.- Gruñía el alfa. Louis asentía enterrando las uñas a su espalda. Lo hacía suyo, le gustaba sentirlo entero, sentir el desgarre en sus paredes. Las manos de Harry que seguían acariciando con ternura a pesar de ferozmente seguir embistiendo. Su pene que fue acariciado entre las pieles, con esos espasmos que le hicieron arquearse, enterrando los pies en la cama, volteando el rostro para también enterrarlo a la almohada.

Harry continuó dándole todo lo que podía, recibiéndole gustoso, gimiendo largo y tendido, sensible.

El nudo del alfa le hizo llorar mientras mordía su lengua ante el dolor:- Lou...- La voz de Harry tratando de tranquilizarle. Su aroma fuerte y embriagador. Iba a matarle.




Sus caderas eran sostenidas por sus grandes manos, esta se hallaba inclinada hacia él, mientras se sostenía con el pecho contra el colchón dándole la espalda al rizado.

Harry estaba de manera tortuosa, asegurándose de cada vez ir más profundo hasta el punto de hacerle temblar.

Sus piernas parecían gelatina y su rostro estaba de un color carmín.

Miraba al alfa de reojo con las lágrimas acumuladas en sus ojos, apretando entre sus dedos las sabanas, gimiendo alarido y sucumbiendo de nuevo al placer arremolinado.

La mano de Harry se movía en un vaivén preciso entre su entre pierna.

- H-Hazz, no puedo más...- Soltó con la voz ronca. Ya habían pasado al menos unas doce horas, apenas y se había podido levantar para comer, y de vez en cuando descubría que el alfa, en sus momentos de cordura, le llevaba botellas de agua y le limpiaba el cuerpo.

- Vente para mí, cariño... Quiero sentir que me aprietas...- Susurró en su oído. Louis gemía lujurioso sintiéndose avergonzado, contrayéndose al llegar de nuevo por, no sabía que vez, apretando los labios y jadeando tendido.

El nudo de Harry llegó casi al mismo tiempo, teniendo que sostenerle de la pelvis para que no se resbalara, ocultando el rostro en su cuello, lamiendo y presionando los labios con desesperación.

Louis hacía a un lado su cuello, dejándole la vía por completo libre.

No pensaba mucho en las consecuencias en ese momento, y no quería pensarlas. Ya había tiempo para arrepentirse, pero Harry aún así, conservó la calma hasta el final, sin marcarle.




Sus brazos le rodeaban con fuerza. Volvió en sí con el cuerpo sintiéndolo más que pesado.

No esperaba sentirse adolorido con tan solo respirar, con Harry aún dentro suyo, notando entonces que el nudo del alfa seguía ahí.

- ¿Lou?- Al parecer se había desmayado.- Lo siendo mucho... Ya acabo. Fue la última.- Le informó. Parpadeó mirando apenas al rizado. Sus verdes habían vuelto a la normalidad mostrándole preocupación.

La luz del sol se había ocultado ya, aunque jamás fue capaz de verla debido a las cortinas que las irrumpían.

El omega no respondió. Sonrió levemente volviendo a acomodar el rostro en el pecho cálido del alfa, suspirando.

- ¿Cómo estás?- Le pregunta bajo. La garganta le duele y esta ronco.

- Mejor, gracias a ti.- Sus manos acarician sus costados de piel. Sus dedos aprietan de vez en cuando algunas partes de él, sintiendo el dolor de lo que seguro eran algunas contusiones debido a la fuerza ejercida del acto.

Harry trataba de aminorar el dolor con sus caricias pero el tan solo sentirlas le hacían sonreír:- Gracias.- Susurró entones el alfa. Louis logró oírle entre la lejanía.

Estaba demasiado cansado, sintiendo solamente al rizado empezar a salir de su interior y abrazarle aún más protector.

Colores. "Larry"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora