huir [25]

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______(t/n)

______(t/n)

Abrí los ojos lentamente, no quería encontrarme con la realidad, de nuevo, estaba sola. Se había ido como siempre y yo le había creído, como siempre.
Y en el fondo, sabía perfectamente que él no era de fiar, que iba a dejarme sola y que me utilizaba como quería.
Me levante aún con esperanzas de encontrarlo en algún lugar del escondite, pero ni siquiera había rastro de que hubiese estado allí. Tal vez lo había soñado, no, era imposible, había sido real.
La puerta sonó abriéndose y me tape rápidamente con la sabana.

Campanilla: ¿Mucho calor anoche? - dijo el hada dándose la vuelta para no verme - te esperaré en la mesa.

Campanilla: ¿Mucho calor anoche? - dijo el hada dándose la vuelta para no verme - te esperaré en la mesa

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Suspiré, estaba claro que no podía confiar más. Tomé mi ropa para vestirme rápidamente y me encaminé a la mesa. Me senté a su lado para desayunar e intenté no pensar en lo sucedido la noche anterior más de lo necesario.

Cuando el hada se fue las lágrimas cayeron por mis mejillas. Como había podido hacerme eso, de nuevo, dejarme sola. Era un cobarde.
No, no dejaría que Pan me quitara nada más. No le daría nunca más mi confianza.
Decidí salir de allí, lo tenía prohibido por él, pero, ¿Qué derecho tenía él sobre mí? Ninguno.
Vi de nuevo los árboles y los verdes pastos desde hacía ya cinco días. Solo quería correr, sin rumbo, sin dirección. Ser libre. Pero no lo hice, tome aire e intente descubrir dónde estaba, de nuevo, solo árboles iguales a mí alrededor. No eran tan altos como en otras zonas de la isla así que podía ver el sol a través de las ramas y hojas de las copas.
Mis pies descalzos sobre el pasto se sentían demasiado bien, una ráfaga de viento acaricio mis facciones y cabello que se revolvió con la brisa. Y corrí en su dirección, corrí hasta cuando el viento cesó, corrí sin importarme nada más, persiguiendo a la brisa. Escapando de aquel escondite que se había convertido en mi jaula.
Y de repente sentí pisadas detrás de mí, corriendo hacia mí, no eran de una persona, se oían cada vez más cerca, me agarré a la rama de un árbol y comencé a trepar lo más rápido que pude.
Divisé a una de los lobos de la gran camada que vivían en la zona oscura de la isla, su pelaje era negro y gris, era el más viejo de todos, los indios lo llamaban Ipa, que en su lengua significaba lobo.
El lobo aulló, eso no podía ser bueno, nunca actúan solos. Comencé a pasar de una rama a otra, alejándome de allí, no debía esperar a que llegaran más, los brazos me dolían y mis pies sufrían por el tacto con la corteza, pero aun así no podía parar, sería un suicidio.
De repente los lobos dejaron de seguirme, decidí no pararme por si mis sentidos estaban equivocados y de repente estuve segura de que ya no me seguían, estaba muy cerca del campamento de Pan, tanto que veía las cabañas a lo lejos, ni siquiera los animales salvajes se atrevían a acercarse allí.
Entonces me acorde, un vago pensamiento de la chica pelirroja, que se encontraba encerrada en una jaula. Intenté ser sigilosa moviéndome entre las copas de los árboles. Vi a Henry observar cómo Pan tapaba a una persona y entonces vi a Wendy, era ella, estaba ¿enferma? Pan pasó su brazo tras los hombros de Henry y le dijo algo que no logré entender y después Henry se marchó.

Rumbo a Neverland|Peter Pan {terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora