Piensalo. Un lugar de ensueño, un montón de niños para jugar, ¿Qué podría salir mal?
AVISO: contenido abusivo y violento
{La historia está inspirada en OUAT}
No sabía qué hora era, me encontraba incomoda tumbada en un montón de lo que, por el tacto, parecían hojas secas. Comencé a abrir los ojos lentamente, mi cuerpo dolía y se sentía entumecido. Aunque mis ojos intentaran abrirse la luz me cegaba y no me dejaba distinguir las cosas con claridad, quise taparla con mi mano, pero, cuando fui a levantarla, me di cuenta que no era capaz de alcanzar mi frente con ella. La adrenalina me hizo abrir los ojos de golpe, encontrándome con una especie de ataduras en mis muñecas, seguí la gruesa cuerda que me sostenía las extremidades, llegaba hasta el tronco de un árbol rugoso y bastante alto, cuya especie no podía reconocer. No lograba recordar cuales habían sido los acontecimientos que me llevaron a esta situación, en mi cabeza comenzaron a amontonarse un charco de situaciones hipotéticas y diversas preguntas que empezaban a provocarme jaqueca. Estaba encadenada ¿a un árbol? Mi memoria divagó hasta el recuerdo del parque aquella mañana, ¿seguiría allí? Me incorporé para sentarme en el suelo y pude ver que a unos pocos metros se encontraba un chico dándome la espalda.
____: Disculpa—lo llame, no con muchas esperanzas.
Aún tenía un mareo extraño que no me permitía aclarar mis ideas, pero, aun así, todo el contexto en el que me encontraba era tan irreal que no terminaba por creerlo y procesarlo adecuadamente.
El chico se giró hacia mí con una expresión de confusión, tenía una manzana en la mano y se encontraba apunto de saborearla. Se acercó y se arrodillo hasta quedar a mi altura. Sus ojos eran de un azul intenso y su pelo era negro azabache, tan oscuro como el carbón. Su piel, era completamente blanca, como si el sol nunca hubiese rozado ni una sola parte de ella.
Paul: Has tardado - habló mientras examinaba mi rostro.
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En ese momento mi estómago comenzó a rugir del hambre y mis mejillas se tiñeron de un rojo intenso cuando el chico comenzó a reírse.
Quería saber que era realmente lo que estaba sucediendo, y viendo la situación que me rodeaba, no podía hacer más que preguntarle a él.
____: ¿Cuánto tiempo llevo aquí? —mi mente quería creer que habían sido minutos, quizás horas, pero, por el dolor de mi cuerpo, supuse que no era así.
Paul: ¿Ni siquiera me preguntarás mi nombre? —sonrió el azabache con un rostro angelical.
______: Suspiré amargamente antes de contestar- está bien ¿Cuál es tu nombre? - pregunté sin ningún tipo de interés. Realmente su nombre no era lo que más me importaba en esta situación.
Paul: Me llamo Paul señorita...—hizo una pausa, supongo que, esperando mi presentación, pero la situación era cuanto menos fanganosa y extraña, por lo que mi amabilidad no estaba a flor de piel.
____: _____, me llamo ______ -las palabras salieron de mi boca a trompicones- ahora podrías decir me por qué estoy encadenada a un árbol y cuánto tiempo llevo aquí - comencé a farfullar mientras una sonrisa cínica se dibujaba en mi rostro.
