Cap. 3

140 10 1
                                    

No veo nada, sólo puedo escuchar una pesada respiración y sentir dos manos sobre mis hombros. Entonces levanto mi brazo para tocar la pared, deslizo mis dedos hasta hallar la llave de la luz. La enciendo y me encuentro cara a cara con el chico misterioso, se ve mortificado, su cuerpo tiembla y tiene un pequeño tic en el ojo izquierdo. Antes siempre había mostrado una personalidad callada, segura y cerrada. Ahora debo estar ante su verdadero yo.

–¿Me escuchaste? –Sus manos están sobre mis hombros pero su agarre es suave. Al principio creí que me golpearía por la manera que me arrastró hasta el armario.

–Si, no le diré a nadie sobre tus cortes –digo asintiendo–. ¿Cómo te llamas? Sé que estás en la misma clase que yo desde el primer año pero nunca supe tu nombre. –En realidad no sé nada sobre él, sólo que es callado y que se sienta en el último rincón del salón.

Él baja la mirada por un momento, parte de su rostro queda oculto tras su cabello.

–A-Alexis. –Saco mi libreta y anoto su nombre para no olvidarlo, aunque no dejaré de llamarlo chico misterioso–. ¿Qué haces? –su voz baja de tono a uno casi inaudible.

No quiero contestar a su pregunta así que finjo no haberlo escuchado, en eso el timbre suena en toda la escuela, es hora de ir a casa. ¿Cuánto tiempo estuve en la enfermería? ¿O encerrada aquí? El día pasó volando.

–Debo irme ahora, nos vemos mañana Alexis –me despido de él moviendo mi mano para luego salir de armario. Por suerte nadie me vio, así que camino tranquilamente hacia la salida, allí encuentro a mis hermanos.

–Vamos a casa –dice Matt cuando llego a su lado.

–¿Cómo estás? –Harry mira mis rodillas y suspira aliviado al ver que la enfermera me atendió.

–Mejor. –Así los tres volvemos a casa para la hora del almuerzo, mamá nos recibe con besos y mucha comida. Sus hijos son como agujeros negros, se tragan todo. Papá se preocupó al ver los moretones en mis rodillas pero lo tranquilicé.

Esa tarde...
Luego de 20 minutos de una relajante ducha en la tarde, voy a mi habitación, ya casi es la hora de la cena pero me llevo un susto de muerte al ver a Harry con la libreta azul en sus manos. La está leyendo.

–Esto es oro puro –comenta teniendo una gran sonrisa en el rostro al verme de pie en la puerta–. ¿Sólo hoy escribiste todo ésto? –pregunta arqueando una de sus cejas.

–Es mi libreta. –Trato de arrebatarle eso de las manos pero la levanta muy alto. Fuera de mi alcance.

–Si la alcanzas te la devuelvo –habla burlándose cuando doy unos saltos. Entonces tomo mi ropa rápidamente, salgo de la habitación y en 5 minutos regreso ya vestida y estando sobre los hombros de Matt.

–¡Él me está molestando! –lo acuso. Matt frunce el ceño y se acerca a Harry para golpearlo, mientras ellos pelean como niños de 5 años, yo tomo la libreta azul y la abrazo con fuerza –Misión cumplida. –digo para luego dar un salto y caer sobre mi cama. Harry termina con el rostro contra la alfombra mientras Matt está sentado sobre él para inmovilizarlo.

–Hey, ella escribió muchas cosas de sus compañeros. –dice el muy estúpido. Por suerte Matt es cabeza dura para entender las cosas a la primera.

–Ella me dijo que estabas leyendo su diario. Deja de molestar a nuestra hermanita o papá no nos dejará salir los fines de semana. –contesta serio dándole un par de golpes suaves en la cabeza a Harry. Ambos salen de mi habitación luego de eso y estoy segura que seguirán discutiendo en su cuarto. Pero por lo menos ya tengo mi libreta de regreso.

A la mañana siguiente...
La rubia llega en su auto, parece molesta y habla muy entusiasmada por su celular. ¿Le ocurrió algo?

A parte de eso todos parecen estar bien, hacen la misma rutina mientras yo me encargo de escribir todo lo que me parezca interesante sobre estos clichés vivientes. Mis hermanos se despiden de mí como siempre y yo voy a mi clase. Al acercarme a mi asiento encuentro una nota pegada por el respaldo de la silla. Leo la misma disimuladamente mientras mis ojos recorren el salón, no hay casi nadie aquí a excepción del chico misterioso, quién me mira fijamente. Su mirada me incomoda así que tomo asiento, quedando de espaldas a él. En mi mano tengo la nota y tengo el presentimiento que es suya, pero me llevo la sorpresa de que se trata de una carta del chico malo. Lo sé por la asquerosa letra que tiene.

"Quiero que arregles lo que hiciste, dile la verdad a Anaís".

Es lo que dice la nota, no tiene errores ortográficos y le importa mucho lo que la nerd piense de él. Definitivamente voy a archivar esta carta en mi libreta. Pero no entiendo como es que dejó está nota aquí sin él aún no ha llegado a clases, es muy extraño.

Dejo de lado esos detalles sin importancia y camino la nerd, ella acaba de llegar. Entonces tomo el asiento junto a ella haciendo que me mire extrañada –Oh, hola. –dice con una voz suave. Sus mejillas se vuelven muy rojas por haber recordado lo de ayer seguramente.

Yo salía del baño junto al chico malo y me quejada que me había roto todo, cualquiera hubiera malintencionado la situación –Hola. Quise sentarme aquí hoy, debo explicarte lo que viste.

Ella se pone aún más nerviosa y ríe teniendo su cara aún más roja –Y-Yo no vi nada. En serio.

–Escucha... –no sé si debería decirle la verdad, ya que, de todos modos estos clichés terminarán juntos –Patrick se tropezó y cayó sobre mí en los pasillos, me desmayé. Como no quería que piensen que me golpeó a propósito me llevó a los baños y cuando desperté salimos de allí, fue cuando nos viste. –termino de explicarle mientras ella guarda silencio.

–No tienes que explicarme nada de lo que hagas con tu novio. Fue mi error descubrirlos. –murmura bajo con una media sonrisa –Tengo envidia de ti.

¿Qué? Dije la verdad y no me creyó. Es una estúpida, no merece la etiqueta de nerd ya que no es para nada inteligente –Te lo explico porque no es mi novio y tampoco me debes envidiar. –hablo mirando al frente. Aunque sea una idiota no puedo dejar de escribir sobre ella en mi libreta.

–¿Son amigos con derechos? –me pregunta curiosa. Dios, el amor arruinó el cerebro de esta chica, quiero golpear mi cabeza contra la pared.

No me molesto en contestar su estúpida pregunta y me concentro en escribir lo que pasa ahora, ya casi todos están en la clase. El profesor nuevo empieza con unos deberes y alguien interrumpe, el chico nuevo quien llegó tarde.

Él camina tranquilamente hacia mí y me mira con asco al ver que estoy ocupando su asiento. El chico nuevo se sienta junto la nerd para que ella le haga todas las tareas. Pero este día no.
–Lárgate. –dice teniendo una actitud altanera y cínica. Pero debo reconocer que es muy guapo, tiene una postura perfecta, su ropa es de marca y usa un agradable perfume varonil. Lástima que su personalidad sea un asco –¿No escuchaste? Largo.

La nerd no aparta su mirada de él, incluso me empuja para que le seda el lugar. No entiendo lo que ella ve en ese estúpido pero no se la dejaré tan fácil –Yo llegué primero. –contesto sin mirarlo. Continúo escribiendo sobre él en mi libreta e incluso tiene hermosos ojos.

El profesor nuevo llama la atención y le ordena que se siente de una vez –Lo haría pero ella está en mi lugar. –responde alzando la voz.

–La próxima vez deberías ser más puntual. –digo manteniendo una mirada seria. En mi interior me muero de la risa porque él es demasiado caprichoso, hasta el punto de pelear por un estúpido asiento.

–Basta, hay más asientos disponibles. –el profesor de nuevo demuestra tener carácter y envía al chico nuevo a otro asiento. Alguna de mis compañeras suspiran enamoradas mientras que la clase continúa. Pero me preocupa la mirada que el chico nuevo me dió, también es un chico malo y puede que luego intente hacerme daño.

Escuela De ClichésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora