Resulta que la nerd quería acompañarme a casa para convencerme de que si podríamos cambiar de lugar, ya que su príncipe se sienta a mi lado y ella quiere estar con él. Al principio no sabía que responder y cambiaba de tema, decía algo sobre mis hermanos o cualquier cosa que veía en la calle, hasta que recordé que el chico malo se sienta justo detrás de mí. Entonces acepté cambiar lugares con la nerd, así el chico malo la tendría mucho más cerca y tal vez hablaría con ella. Pero en todo el camino sentí que alguien nos estaba observando y no se trataba de mis hermanos.
Hoy es día de escuela y debo sentarme en el lugar de la nerd. Llego temprano como siempre y tomo su lugar, ella llega 3 minutos después.
–Hola Liz. Gracias por esto –me dice teniendo una gran sonrisa. Me conformo con su agradecimiento pero también prometió llevarme a un café esta tarde.
–No es nada, suerte –respondo. Ella está cayendo en mi trampa. El chico nuevo siempre llega tarde y eso le dará tiempo al chico malo para hablar con ella. Es perfecto.
En ese momento el chico malo entra al salón y se queda estático al ver a la nerd en mi asiento, da pasos largos hacia mí y se inclina para hablarme luego de golpear la mesa con su palma.
–¿Qué está haciendo ella en tu lugar? –usa un tono de voz bajo pero agresivo.
–Ella ayer me pidió cambiar de lugar, es todo –respondo subiendo y bajando los hombros–. Ahora puedes hablarle al estar sentada frente a ti –agrego sonriendo. Hice eso para reparar el mal entendido que causé.
–¡¿Hablar?! Estás loca –exclama en susurros. Parece enojado pero su rostro se encuentra un poco rojo, el chico malo es tímido. Anotado. Aún así me dio un gran susto y ahora mi corazón late más fuerte, la frecuencia aumenta cuando veo que el chico misterioso se acerca a Patrick.
–¿Todo bien? –pregunta mirándome a mí y luego al chico malo. Vino hasta aquí desde la esquina del salón.
–Otra vez tú, rarito. –El chico malo le da un empujón a Alexis y arroja mis cosas al suelo junto con la libreta azul. Rápidamente me arrojo al suelo para recogerla al igual que todos mis útiles. Cuando me levanto veo al chico malo en el asiento de la nerd, o sea mi asiento temporal.
Los demás asientos están todos ocupados por los demás alumnos, hay muchos más aparte de los que investigo pero ellos no me interesan. Sólo me enfoco en mis compañeros que sean un cliché. En resumen no sé dónde me sentaré hoy.
Una mano toma la correa de mi mochila y me arrastra hacia al último rincón del salón, el chico misterioso se ofrece a compartir su lugar conmigo.
–Gracias –digo al aceptar, después de todo no tengo otra opción.
Yo me siento en la silla dejando un espacio para él, al tener sólo una ambos debemos estar muy juntos. Todo mi lado derecho está contra su cuerpo, mi pierna y brazo, mientras que mi lado izquierdo se encuentra apoyado por la fría pared del salón. Me tiene acorralada. Pero lo bueno es que desde aquí puedo ver todo el salón, tengo una vista panorámica perfecta de todos y ahí se encuentra la nerd.
–¿No puede dejar de babear? –me pregunto a mí misma. Ella sonríe y habla animadamente con el chico nuevo, pero él parece aburrido.
Regreso mi vista al frente cuando siento al chico misterioso mover su brazo, me llevo la sorpresa de que es zurdo.
–Patrick es peligroso, debes mantenerte alejada –me dice en voz baja al notar que lo estaba observando. Miro a un lado rápidamente, él es terrorífico y su voz suena mucho más tenebrosa cuando habla en voz baja.
–No p-puedo. Debo ayudarlo.
–¿Por qué? No se lo merece, no merece tu tiempo, ni que te preocupes por él –sus palabras van subiendo de tono mientras su mano hace presión con el bolígrafo hasta el punto de partirlo en dos y perforar la hoja.
Eso lo hace reaccionar, me pide disculpas y luego busca dentro de su mochila otro bolígrafo. Él la coloca en su regazo mientras revuelve las cosas de su interior y cuando abre un bolsillo quedo boca abierta al ver cientos de cuchillas pequeñas. Es muy triste.
–No debiste ver eso –murmura mientras cierra ese bolsillo rápidamente. Sus manos tiemblan.
–Tranquillo. –Tomo sus manos para detener sus temblores. Verlo temblar así me pone nerviosa y también me ordeno calmarme a mí misma.
El resto de la clase transcurre normal. El profesor nuevo contesta preguntas de mis compañeras, pero estás no son precisamente sobre la clase, sino que le preguntan cosas personales. La campana indica que es hora del recreo y pone fin a ese incómodo interrogatorio para el profesor.
Todos salen lentamente del salón pero yo no puedo moverme ya que el chico misterioso no se mueve.
–¿No sales al patio? –le pregunto curiosa. Tengo mi libreta en mano para anotar todo lo que responda.
–No, no conozco a nadie y prefiero quedarme aquí –contesta mientras apoya su espalda por el respaldo de la silla. No queda nadie en el salón y puedo hacerle preguntas más personales.
–¿Por qué te cortas? –Su rostro tranquilo cambia de inmediato a uno de preocupación.
–No puedes hablarme de eso –dice desesperado. Ah, olvidé que es bipolar.
–No hay nadie aquí y tengo curiosidad. Recuerda que prometí guardar tu secreto –respondo con calma. Él deja de jalarse el cabello y da unas profundas respiraciones, poco a poco se va calmando hasta que levanta un poco su manga izquierda y mira sus cortes. Los mismos se encuentran vendados.
–No valgo nada, es por eso –murmura mientras pasa sus dedos por los vendajes–. Soy extraño, no le importo a nadie, una carga. ¡Debería morir! –mientras dice todo eso va rascando las heridas de su muñeca izquierda y las vendas se tiñen de sangre rápidamente.
–¡Basta! –Le doy un fuerte golpe en el rostro, esto lo hace caer de la silla y queda desparramado en el suelo. Miro mi mano sorprendida y rápidamente me arrodillo a su lado, lo hice sin querer, es que él me estaba asustando mucho y sólo lo golpeé.
–Lo siento, lo siento. –El chico misterioso abraza mi cintura y llora en mi regazo. Sus lágrimas están ensuciando mi uniforme pero ya le hice suficiente daño.
–Yo lo siento. Me asusté a escucharte hablar así –digo levantando mi mano, dudo por un momento y al final acaricio su cabello. Su sollozos se van calmando cuando siente mis caricias, deja de llorar en poco tiempo y luego se levanta. Con sus mangas termina de secar la humedad de sus mejillas mientras me mira en silencio. De nuevo esa mirada espeluznante, mierda. ¿No podría al menos sonreír?
Sus comisuras se levantan lentamente como si hubiera leído mis pensamientos y sonríe. Es una sonrisa hermosa. Pero todo cambia, la magia termina cuando avanza hacia mí y me da un beso en los labios.
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Escuela De Clichés
Teen FictionLa historia de una chica común y corriente que, por simple aburrimiento, termina haciendo estragos en la vida de sus compañeros de clase.