Cap. 9

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Al principio Sofía era simpática hasta que comenzó a hablar del vecino y jamás se detuvo. Dios, es casi tan irritante como la nerd hablando sobre el chico nuevo.

Por suerte llegó la hora de que sus padres la recojan y suspiré aliviada cuando quedé sola en mi cuarto. Ahora hay calma y paz. Entonces lo recuerdo, rápidamente tomó mi celular y abro la aplicación pirata. Sin dudarlo voy al perfil de la rubia, me di cuenta que casi no tengo información sobre ella.

–A ver... –Su foto es increíble. Parece una modelo, en segundos la foto cambia a otra igual de increíble–. Tiene poderes –me digo cuando toco el botón para ver las conversaciones.

Hay unas cuantas de ayer a la tarde y de hoy, todas son con el frienzonado. Qué extraño.

Thomas
Hola, cómo estás?

Sarha
Un poco cansada, ahora no puedo hablar

Thomas
Bueno, perdón por molestar.

Eso debió doler y mucho. Él sólo quería saber cómo estás tonta, la rubia no tiene corazón. En los próximos mensajes ella es quien inicia la conversación y todo se pone más interesante.

Sarha
Thomy, tengo un trabajo para ti

Thomas
Trabajo?

Sarha
Si. Es pequeña, cabello castaño y callada.

Thomas
Eh????

Sarha
Que idiota.
Te daré los detalles esta tarde en el café que está a la vuelta del colegio

Esa es la última conversación que ambos tuvieron y yo debo saber a qué demonios la rubia se refiere. Alto, puedo ir a ese café de incógnito.

–Si –me digo mientras me levanto de la cama y busco ropa que ponerme. Al fin, este día se puso interesante.

Mi mamá me pregunta a donde voy a esta hora, le explico que quiero dar un paseo y tomar un café. Entonces me deja ir con Harry de acompañante. Que suerte la mía, espero que este idiota no arruine mis planes.

–Vas a espiar a alguien, ¿cierto? –dice mientras apoya su mano sobre mi cabeza y revuelve mi cabello.

Yo lo golpeo y vuelvo a atar mi cabello como una cola de caballo.

–No estoy espiando, sino investigando. Hoy dos de mis compañeros se encontrarán en un café con intenciones sospechosas –le explico cuando saco mi libreta y lapicera. Nos estamos acercando al café.

–Suena interesante –comenta él frotando su barbilla. Harry toma el picaporte de la puerta y abre la misma para dejarme pasar. Una vez adentro el olor del café llega a mi nariz, no soy fan de la bebida pero me agrada su olor.

Miro a mi alrededor disimuladamente mientras Harry hace nuestros pedidos, algunas mesas están vacías, una que otra están ocupada por parejas de ancianos o por hombres con traje. Entonces veo una cabellera dorada sobresalir del resto, es la rubia y se levanta de su asiento.

Rápidamente me oculto tras Harry para que ella no sepa que estuve aquí, sale del local mientras acomoda su cabello y retoca su maquillaje. Al parecer llegué tarde. En la mesa donde la rubia estaba todavía permanece su cómplice, el frienzonado. Pero parece estar en otro mundo por la cara de idiota que tiene en su rostro, además sus mejillas están rojas. Tal vez tomó este encuentro como una cita, eso explicaría su estado.

Escuela De ClichésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora