Cap. 27

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Siento algo cálido cubrir mi espalda mientras sueño que estoy junto al chico misterioso

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Siento algo cálido cubrir mi espalda mientras sueño que estoy junto al chico misterioso. Él me está abrazando al mismo tiempo que acaricia mi cuello con sus labios. Pero esas caricias se transforman en besos necesitados y su mano comienza a levantar mi camiseta.

–¡Ay! –doy un salto al asustarme.  Entonces noto que me encuentro sentada en mi silla, en la escuela y con la chaqueta de Patrick sobre mis hombros –¿Qué pasó? –pregunto sintiéndome desorientada. Es cuando veo a Alexis sentado en su lugar de siempre, él me saluda moviendo su mano y yo copio su acción nerviosa.

Creo que lo soñé todo –Yo te digo que pasó. –me dice Patrick teniendo una sonrisa burlona en su rostro mientras vuelve a tomar su chaqueta –Llegaste muy cansada, te quejabas que te dolía la espalda y te dormiste sobre la mesa mientras decías el nombre de cierta personita dormida.

–¿Eh? No es cierto.

–Que sí. Tenías una sonrisa boba y estabas babeando la mesa. –rie bajo haciendo que frunza el ceño –Veo que ya llegaste a la etapa en donde comienzas a fantasear.

Él tiene razón –¿Y cómo vas con Anaís? –le pregunto haciendo que deje de burlarse de mí.

–Bueno, la besé. –me cuenta como si hubiera sido una gran hazaña, pero yo estuve ahí cuando pasó.

–¿De verdad?

–Si, fue increíble. Sus labios eran tan suaves y quiero volver a probarlos, por más tiempo si tengo la oportunidad. –habla sonriendo y eso me parece adorable.

En eso veo a la rubia acercarse a mí con una sonrisa –Lo siento Liz, pero necesito ese lugar. –me dice indicando donde estoy sentada. Rápidamente seco la baba que dejé con mi manga y tomo mi mochila para ir con Alexis.

–Es cierto. –me disculpo mientras ella me dice que no tengo que preocuparme.

–La reinita llegó. –comenta Patrick cruzándose de brazos.

–Ya te dije que no me llames así, bruto homoerectus. –responde ella haciendo una pose.

–Ni siquiera sabes qué es un homoerectus. –cuestiona él levantando una ceja.

Ella coloca sus manos en la cintura –Es algo parecido al hombre pero que sigue siendo salvaje e incivilizado. Tú. –contraataca provocando que Patrick gruña.

–¡Cállate princesa chillona!

–¡Tú eres el que está chillando!

Ahora ambos comienzan a jalarse el cabello y pellizcar sus mejillas –Suéltame. –ordena Sarah molesta.

–¿Tienes miedo que arranque tus extensiones? –responde Patrick mientras continúan luchando.

–¿Tienes miedo que arranque tus extensiones? –responde Patrick mientras continúan luchando

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