Cap. 17

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Esta mañana no quiero ir a la escuela. Pensar en él hace que se revuelva mi estómago, no quiero imaginarme lo que pasará cuando lo vea o me hable. Tal vez muera. ¿Quién inventó este sentimiento? Quisiera saberlo para asesinarlo.

–Liz, se hace tarde. –mamá da unos golpes en mi puerta haciendo que me esconda debajo de todas mis sábanas. Escucho la puerta abrirse y ella camina hacia mí.

–No me siento bien, mamá. –digo mientras arrastro las palabras para sonar enferma. Hasta toso intentando que se escuche lo más real posible.

–¿Pero cómo? Debe ser un resfriado. –murmura tocando mi frente. Mamá sale un momento para regresar con un termómetro en su mano, estoy perdida –No tienes fiebre, sabes que no me gusta que pierdas clases. –me regaña al descubrir que estaba mintiendo.

–Pero... pero...

–Tus hermanos están desayunando. Baja cuando estés lista. –ella me da un pequeño beso en mi frente y sale de mi cuarto.

–Genial. –digo suspirando. No quiero ir, no.

En la escuela:
Harry y Matt se despiden de mí cuando debemos ir cada uno a nuestras clases pero yo no quiero encontrarme sola en mi salón con el chico misterioso. Él siempre llega temprano y estaremos solos los dos por unos minutos.

Ahora me encuentro frente a la puerta de mi clase y dudo en entrar. ¿Por qué me pasa esto? Odio esta nueva sensación –Quítate del camino. –el chico malo se encuentra detrás de mí y me pide de mala manera que me haga a un lado. Yo sé muy bien porqué está así de molesto.

Yo lo sigo rápidamente y me siento en mi lugar, él guarda silencio hasta que nota que lo estoy observando –¿Tengo algo en la cara o qué? –pregunta de una manera cortante.

–¿Estás bien? –mi pregunta lo deja confundido –Sé lo que pasó con Anaís. –agrego haciendo que él se ponga de pie y arroje su silla con furia.

–¡¿Cómo que lo sabes?! –me grita haciendo que me encoja en mi lugar. Él realmente me da miedo ahora, hasta creo que es capaz de golpearme.

–Soy su mejor amiga, me-me cuenta todo. Ella está... está confundida, ama a Desconocido pero odia a Patrick. No entiende que eres la misma persona. –digo mientras el chico malo se va calmando poco a poco con mis palabras, todas son mentiras –Cree que es una broma cruel para hacerla sufrir.

–Yo no estoy bromeando. –murmura manteniendo la mirada abajo. El chico malo suspira, toma la silla para colocarla bien y sentarse en ella. Sus manos pasean por su cabello varias veces, está desesperado.

–Dale un poco de tiempo.

–¿Quieres que sea más paciente? Me gusta desde el primer año. –habla molesto mirándome con el ceño fruncido –Si eres su amiga porqué no le haz dicho que soy malo para ella. ¿Por qué me ayudas? –pregunta dejando mi mente en blanco. No puedo decirle que es porque son clichés y que están destinados a estar juntos, pensaría que estoy loca.

–También soy tu amiga. –respondo lo primero que viene a mi mente. El chico malo suelta una carcajada, pero la misma va bajando de tono al ver que yo estoy seria y no río.

–Debes estar bromeando.

–No, eres bueno para Anaís. La salvaste, ¿Recuerdas? También le preguntabas cómo estuvo su día y le dabas las buenas noches. –le explico haciendo que levante una ceja, ya sé lo que dirá –Lo sé porqué revisé el celular de Anaís sin que ella se diera cuenta. –agrego antes de que me lo pregunte.

–Yo... ¿Estuve bien al decirle la verdad? –me pregunta luego de un corto silencio.

–Si. –contesto asintiendo mientras miro sus ojos. Los mismos brillan cuando habla de ella.

Escuela De ClichésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora