Cap. 21

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–¡Hola! No puedo salir. ¿Hay alguien afuera? –alzo la voz mientras doy unos cuantos golpes a la maldita puerta, llevo aquí más o menos una hora. Todo está oscuro y sólo puedo ver el pasillo a través de unos pequeños orificios que se encuentran en la parte superior.

No creo que nadie me escuche ya que todos están en clases y no tiene permitido salir hasta el recreo, pero no quiero esperar tanto tiempo aquí –¡Ayuda, no puedo salir! –grito dando más y más golpes.

En ese momento veo una sombra a través de los orificios, esa persona abre la puerta haciendo que dé un salto hacia afuera. Mis manos ya me comenzaron a doler de tanto golpear –¿Cómo terminaste ahí? –me pregunta la enfermera.

–Por accidente. Muchas gracias. –digo sonriendo.

La enfermera devuelve la sonrisa y me ofrece un vaso de agua ya que me ve un poco agitada. Al entrar veo a Rayita sobre una camilla, está tomando un té. Yo no hablo con ella y sólo espero por mi vaso de agua, se podría decir que el silencio es incómodo pero a mí no me molesta.

–Mmm... Tú e-eres una de las amigas de la chica más popular de la clase. –murmura bajo. Tanto que casi no la escucho, yo no voy a morderle así que no debe ser tan tímida.

–Me llamo Elizabeth Ferrer, ya sé quién eres. –me presento intentando ser amable.

–Ya veo. ¿Por qué cambiaste a Anaís por Sarah? Eso es traición, ¿Sabes?

¿Traición? No puedo creer lo que estoy escuchando. Ella apenas llegó ayer, ya es la mejor amiga de la nerd y se atreve a insultarme –Te equivocas. –respondo luego de soltar un corto suspiro. No debo perder la paciencia y molestarme con ella, además no es su culpa, sólo sabe la versión que Anaís le contó. Aún no ha escuchado la mía. Eso me recuerda que tengo mucho que hablar con la nerd, seguimos siendo amigas después de todo.

–Toma. –la enfermera regresa con mi vaso de agua. Yo le doy las gracias mientras bebo con calma, eso también hace que me relaje y olvide que Rayita me insultó.

–Debo ir a clases y tú también deberías hacerlo. –digo mirando a Rayita.

–Si, en un momento voy. Ya me siento mucho mejor. –contesta dándome una sonrisa. Jamás había visto una sonrisa así, demasiado actuada para mi gusto.

Salgo de la enfermería con prisa y entro al salón de clases. El profesor deja de explicar la lección al verme en la puerta –Llegas tarde Ferrer. –habla serio y lo veo tomar la lista de alumnos. Está a punto de colocarme tardanza.

–No, mire mi mochila está allá. Siempre llego temprano. Es que estaba en la enfermería. –respondo rápidamente. Decidí mentir ya que decir que estaba encerrada es muy humillante.

–Oh, ¿Te sientes mejor?

–Si. –doy pasos veloces hasta mi lugar y tomo asiento. El profesor aclara su garganta y continúa con la clase luego de mi interrupción.

Esa tarde:
Voy con mis hermanos a la escuela por la tarde ya que mi papá me inscribió esta mañana al club de tenis, el mismo que asiste mi hermano Matt. Llevo ropa deportiva, mi cabello como una trenza para que no me estorbe y una raqueta que es de Matt.

–Cuando papá dijo que querías practicar tenis creí que era una broma. –me dice el muy idiota.

–Yo creí que no era ella. –comenta Harry haciendo que lo odie también. Hago esto por él, luego deberá agradecerme.

–Dicen que el deporte hace bien. –le respondo a ambos mientras sigo caminando.

En unos minutos llegamos a la escuela y antes de ir con Matt, charlo un momento con Harry –Ay no. –se queja al ver que el chico nuevo está preparándose para la práctica de lucha.

Escuela De ClichésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora