Capítulo Nueve:

442 17 1
                                    

-¿Cómo te sientes?
-Para el diablo. -respondí.

Miré a mi alrededor. Las paredes pintadas de negro y naranja nos envolvían a Emma y a mi en aquel Starbucks.

-Mierda, Alli -ella negó. -esto está muy jodido.
-Demasiado. -tomé de mi café.
-¿Que piensas hacer? -preguntó mirando las gotas de lluvia por las enormes ventanas del lugar.
-Pasaron dos días... -susurré y ella volteó a mirarme. -y no sé en dónde está Austin, no sé que hará cuando vea a Matteo, ni sé qué le dirá. No sé nada, Emma.

Ella estiró sus manos sobre la mesa y tomó las mías, acariciandolas.

-Austin no hará nada malo, Alli. -me dijo segura y me sonrió. -lo sabes, él no lastimaría a ese pequeño por nada en el mundo. Lleva su sangre.
-Lo sé, yo... -negué llorando. -él me odia, Emm. Estoy condenadamente segura de eso.
-Él no lo hace, cariño.
-Lo hace. -aseguré. -me dijo cosas tan hirientes, tan dolorosas.

Ella apretó mis manos y negó, regalandome una mirada sincera.

-Sólo lo dijo porque está molesto y dolido contigo y Alli, es comprensible. Supongo que tiene derecho de estar así.

Ésta vez fui yo quién miró hacia la calle. La gente corría de un lado a otro tratando de no mojarse.

-Catherine y Mike deben estar bastantes molestos conmigo. -terminé con un suspiro.
-Desde el primer momento hablé contigo y te dije que era una mala idea ocultarles tal cosa. Ellos son su familia también, Alli.
-Lo sé, y ahora me siento terriblemente mal, Emma.
-¿Ahora que harás? -preguntó.
-Al menos me saque un peso de encima al decirle a Matteo sobre Austin. Ahora... -suspiré. -tendré que contarle sobre sus otros abuelos.

Ella sonrió.

-Me parece una fantástica idea. -dijo feliz.

La miré seria y bebí otro sorbo de café.

-Eso creo, yo...

El sonido de una llamada entrante en mi teléfono me interrumpió.
Emma miró el teléfono y luego me miró a mi.

-Es un número privado. -le avisé.

Ella se encogió de hombros.

-¡No interesa! ¡Responde! -me dijo frenética.

Deslicé mi dedo por la pantalla callando el chillón ruido.

-¿Hola? -pregunté extraña.
-Buenas tardes, ¿hablo con la señorita Alison Black? -la voz elegante de una mujer llegó a mis oídos.
-Claro, ¿con quién tengo el gusto?

Emma me miraba fijamente, tratando se escuchar mi rara conversación con una extraña.

-Le hablo desde las corporaciones Bass, Soy la asistente del señor Austin Bass, Amelie Rodríguez.

Quité el teléfono de mi oreja y cubrí el micrófono con mi mano.

-Es la asistente de Austin. -le susurré a Emma y esta abrió los ojos como platos.
-¿Qué quiere? -susurró de vuelta, me encogí de hombros y volví el teléfono a mi oreja.
-Si, ¿necesitas algo? -pregunté y Emma rodó los ojos.
-Austin me pidió que le diera un pequeño recado. Él la necesita en la oficia en veinte minutos. -me dijo de mala gana y colgó.

Miré a Emma confundida y dejé el teléfono en la mesa.

-¿Qué quería? -preguntó.
-Austin quiere que vaya a la oficina.
-¿Irás?
-Le llamó "Austin" y no "Señor" como normalmente hacen. -le dije ignorandola.

Ella levantó sus cejas.

-Ya hay tuteos ¿eh? -entre cerró sus ojos y torció su boca. -Apuesto toda mi fortuna a que... ¿Cómo se llama?
-Amelie.
-A que esa tal Amelie es una perra más de ese idiota.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora