Capítulo 24:

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-¿A qué se refería Austin con esa dichosa noticia que mencionó? -Emma se acercó a mi.

Ambas miramos a la pista de baile, varias parejas se encontraban bailando en esta, contando a mis padres y a los de Austin.

-¿Por qué dejaste a Matt sólo? -pregunté, mirando a la mesa en donde se encontraba el novio de mi amiga.
-No está sólo, está con Chad. Ahora, ¿me dirás o no?

Suspirando, puse mi mirada ella.

-Recuérdame no volver a contarte nada más.
-¡Ya dime! -exclamó entre dientes.
-No lo sé, solo vino con esa mujer, dijo que pronto darían una noticia y que esperaban que sea de nuestro agrado, ¿ya me dejas en paz?

Emma entrecerró un poco sus ojos y me miró como si no confiara en mi.

-Mmmh. -murmuró. -Yo creo que...
-Tú no crees nada. -la corté. -Deja de inventar cosas en esa cabeza y mejor esperemos a que den esa noticia.
-Te volviste aburrida. -rodó los ojos.
-Me volví madre. -la miré seria.
-Danna también lo es, y mirala. -nuevamente rodó los ojos.

Suspirando, me levanté lentamente de mi silla. Emma me miró.

-¿Dónde vas?
-Lejos de ti. -la miré mal y empecé a caminar hacia la puerta trasera.

Conocía esta casa como la palma de mi mano, así que sin problema alguno me escabullí entre la gente y salí del salón.

Solté todo el aire que contenían mis pulmones cuando el aire fresco de la noche me golpeó suavemente la piel.
Tomando las barandas del pequeño puente que llevaba al jardín, caminé segura bajo las luces tenue. Sonreí cuando me di cuenta de que Cat aún conservaba el pequeño campo de rosas blancas.
Acerqué mi nariz a una de ellas y aspiré el dulce aroma a fresco.

-¿Qué haces aquí?

Di un saltito y me volteé rápidamente, encontrándome con un par de ojos azules que me miraban desde el puente.

-La fiesta es dentro. -me dijo y empezó a caminar hacia a mi.
-Lo sé, sólo quería tomar un poco de aire fresco. Pensé... pensé que no vendrías.
-Christopher insistió mucho en que viniera. Es un buen muchacho. -me miró.
-¿Lo quieres, papá? -lo miré, tímida.

Él se rió, y negó.

-Esa no es la pregunta, cariño. Vi como mirabas a Austin cuando llegó del brazo de esa mujer, ¿removió algo en ti verlo con alguien más?

Negué de inmediato.

-No... -alargué sin voz -hace mucho entendí que Austin sólo es el padre de mi hijo. Nada más nos une. -bajé la mirada.
-¿Qué me dices del amor? -dijo firme, mirándome. -Uno no olvida de la noche a la mañana.
-Pasaron años, papá.
-No voy a discutir contigo, eres mi hija, te conozco. Sé que aún se quieren.
-No es así.
-Tu madre habló conmigo, ¿sabes? Y me hizo comprender algo.
-Papá, yo...
-Olvidé que yo también fui joven, que amé y que amo a tu madre como el primer día. Olvidé que dejé a una buena mujer plantada en el altar, destrozada. También olvidé que si ese día no arriesgaba, tú, ni tus hermanos estarían aquí, que tu madre ni yo seríamos felices. Que no habríamos formado esta maravillosa familia. Que no habríamos formado este amor, Alison.
-Aún... aún no puedo creer que hicieras eso, eres James Black, el recto y justo, James.

Él me miró con cariño y sonrió.

-Solo tenía veinte años, amor, estaba siendo obligado a casarme con alguien que no quería, que no amaba. Y tu madre, tu madre era todo lo lindo que tenía en ese tiempo. La había conocido cuando tenía diecisiete años, ambos éramos unos niños, pero unos niños que en ese entonces experimentaron justos el amor. Teníamos todo para ser felices, pero en un tiempo eso no fue posible. Mis padres tenían todo planeado, una boda. Mi boda.

Lo miraba fijamente, prestando atención a cada palabra que salía de su boca.
En silencio, seguí escuchandolo.

-Cuando cumplí los veinte me lo dijeron. Lo primero que pensé fue en buscar a Cara y huir juntos, pero no pude, ella tenía un futuro increíble, al igual que yo, y sin la ayuda de nuestros padres no éramos nada en aquel entonces.
-Pero, de igual forma lo hiciste.

Mi padre volvió a sonreír.

-Cuando se lo conté, la destrocé, me amaba y yo la amaba, pero me iba a casar con otra persona. Increíblemente lo entendió, así eran las relaciones en nuestra sociedad. Pero sin importar que lo entendió, sabía que la estaba haciendo sufrir mucho, y juro que me dolía mucho más a mi que a ella. Cuando el día de la boda llegó... -se rió y negó, recordando -Liam entró a la habitación en la que estaba, y se rió en mi cara. Me dijo que era un idiota, y que si no corría en ese momento por Cara, me golpearía.

Solté una pequeña carcajada al imaginarme al tío Liam diciéndole eso a papá.
Liam era el hermano mayor de mi padre por dos años, y era el mejor sujeto del mundo.

-Luego de hablar con él, fui hacia la habitación en donde estaba Anne, y entré sin avisar. Ya estaba lista, sus amigas me mataron con la mirada y ella se sonrojo. Me quedé allí, quieto, mirándola como por unos dos minutos, imaginando a tu madre en su lugar.
Tomé todo el valor que tenía y le dije que lo sentía mucho, pero que no podía hacerlo, y que una mujer hermosa la cual le tenía miedo a los truenos me esperaba en su casa, sola. Me fui, Alli. Mandé todo al diablo y corrí bajo la lluvia por tu madre. Y desde ese bendito día, Cara y yo, jamás nos volvimos a separar.

Le sonreí y me tiré sobre sus grandes brazos.

-Quiero que seas feliz, cielo. -me dijo susurrando, sin soltarme. -Es todo lo que deseo.
-Lo seré, papá. Te lo prometo.

Me soltó.

-Sólo recuerda que a esa pequeña historia la puedes hacer una leyenda, que estoy seguro que Matteo amaría escuchar en unos años, justo como lo estás haciendo tú.

***

Narra Austin:

-Escuchar conversaciones privadas es una falta de respeto. -me susurró mi hermano, mientras trataba de mirar al jardín trasero.

Lo miré unos segundos.

-¿Por qué no eres como Liam? -pregunté, él me miró raro.
-¿Te drogaste? -hizo una mueca, tratando de tocarme la cara.
-Lárgate, te venderé y me compraré un nuevo hermano, como Liam.
-¿Quién diablos es Liam? -exclamó.
-Cállate idiota, nos escucharán.
-¿Quiénes están ahí?
-Alison y James. -le conté.

Dustin se alejó un poco y me miró de forma pícara.

-Así que... ¿escuchando conversaciones entre padre e hija? -levantó sus cejas y sonrió.

Rodé los ojos, cansado.

-Hace unas tres horas Cara te dijo que lo llamaras a James, deberías hacer eso, ¿no?
-Lo iba a hacer, llegué y escuché mi nombre, y quise saber de que hablaban.
-No te incumbe.
-Por supuesto que si, hablaban de mi.
-No eres el único Austin en el mundo.
-Pero si el único que tiene un hijo en común con ella.
-Ah bueno, pues...

Sin hacerle caso salí de nuestro escondite y me paralicé en el puente. La miré, sus ojitos se encontraban cerrados y sonreía tan puramente, abrazando a su padre.
Me odié por interrumpir aquel momento.

-James. -aclaré mi voz, ambos voltearon a mirarme. -Siento interrumpir, Cara te necesita dentro.

El hombre me miró y asintió. Miró a su hija y besó su mejilla.

-Recuerda lo que te dije, de una historia puedes hacer una gran leyenda. -le guiñó un ojo y caminó hacia a mi. -Muchas gracias por avisarme. -me dijo cuando pasó por mi lado.
-No hay problema. -susurré, pero era inútil, ya había entrado.

Alison caminó temerosa hacia a mi, a pasos jodidamente lentos. Sonreí. Era arte por donde la mire. Era preciosa, hermosa, bella.

-¿Estás bien? -le pregunté, tratando de ocultar mi sonrisa.

Ella levantó la cabeza y me miró.

-Si. -soltó un gemido.

Apreté mi mandíbula.
Joder, ¿por qué lo hizo?

-¿Segura? -tragué saliva.
-Si, Austin. Lo estoy. -sonrió.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora