Capítulo 29:

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Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez. Once. Doce. Trece.
Y fue ahí cuando perdí la cuenta de las copas que había consumido al transcurrir la noche. Decir que estaba ebria era muy poco para lo que estaba. Al principio, los primeros siete chupitos no me habían provocado ni la tos, pero al llegar al noveno había sentido mis piernas temblar y no lograba ponerme de pie sin ayuda. Pero sin importarme mucho eso, me había quedado en la barra mientras mis amigas y mi hermana bailaban en la gran pista.
Me había hecho amiga del barman que se llama Tony, por cierto. Él me había sonreído y no había hecho faltar los chupitos para mi.
Había bailado con todos mis amigos, y Ellie tenía razón, no había señales de que Austin Bass se encontraba allí esa noche. Era decepcionante, lo tenía que admitir.

-Ya deberías dejar de beber. -me dijo Tony riendo, mientras me colocaba un chupito frente a mis ojos.
-No puedo dejar de hacerlo si no dejas de darmelos, ¿sabes? -dije arrastrando las palabras mientras soltaba una risita tonta.

Él sonrió con dulzura y negó.

-Ese es el último. Ya deberías ir a casa. Muchos buitres están esperando llevarte a casa esta noche, ¿viniste sola?

Yo negué mientras tiraba la cabeza hacia atrás, haciendo pasar aquel líquido por mi garganta.

-Mis amigas están por allí. -señalé como pude la pista de baile, él miró un momento y asintió.
-Y cuéntame. -me miró sonriente. -¿Tienes novio?

Yo reí y asentí.

-Estoy a punto de casarme, no tienes oportunidad conmigo, niño. -le dije bromeando.

Él soltó una carcajada que se logró escuchar por encima de la música.

-No quiero una oportunidad contigo, bombón. Pero si me interesa con tu prometido. -me guiñó un ojo.

Abrí un poco la boca y reí.

-Oh, eres...
-¿Gay? Si, lo soy. -sonrió. -Pero dime, como es él. -limpió la barra, guardó la pequeña tela en su bolsillo trasero y apoyó los antebrazos en la barra, inclinandose hacia a mi.

Yo reí sin poder evitarlo.

-Es alto, rubio y con unos ojos azules del puto infierno. Estoy muy enamorada de él, ¿sabes?
-¡Maldición! Si pudieras verte esos ojos, dulzura.
-Voy a invitarte a mi boda, me caes bien.
-Solo lo dices por qué te dí cinco chupitos gratis.

Yo volví a reír.

-Además de eso. -el hipo se había apoderado de mi.

Tony sonrió.

-¿Cómo se llama? -preguntó.
-¿Quién? -hipo.

Él puso sus ojos color avellana en blanco.

-El guapetón del que estás enamorada, corazón.

Sonreí de oreja a oreja.

-Él se llama Austin. Austin Bass.

Tony abrió un poco sus ojitos.

-No me jodas, ¿te casarás con ese Dios Griego? ¡mierda! Eso es tener suerte.
-¿Qué? ¡No! -hice un morrito. -No me casaré con él, para mi mala suerte.
-Pero... ¿entonces? -preguntó confundido.
-Debo irme. -reí, cambiando de tema.
-Espera a que vengan tus amigas, no estás en muy buen estado que digamos, muñeca.
-Ya, en serio. Debo irme. -se me salió un bostezo.

Él asintió no muy seguro.

-Vale, sal, pero les iré a decir a tus amigas, ¿si? -preguntó, se acercó a mi y colocó sus labios en mi mejilla.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora