Capítulo Uno:

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Mis ojos se iluminaron cuando vieron a mi hijo bajar las escaleras con cuidado. Sonreí de la manera más dulce que jamás lo haya hecho con nadie y se la regalé a él.
Cuando sus pequeños pies estuvieron en el piso, corrió hacia a mi y lo envolví en un abrazo lleno de amor.
Sus hermosos ojos me miraron y volvió a abrazarme.

-Buenos días, mami. -susurró.
-Buenos días, mi sol. -besé su castaño cabello y caminé a la cocina. -¿Como amaneciste? -lo senté en la encimera.
-Bien. Chriz me dijo que iremos a ver a la abuela ¿eso es cierto? - preguntó entusiasmado.

Suspiré con pesadez y asentí.

-Así es, cielo. -le dije sin mirarlo.
-¿No estás feliz? -preguntó y lo miré. Tenía fruncido su pequeño ceño. Sonreí.
-Por supuesto que lo estoy.
-Quiero ver a los abuelos y a tia Ellie.

Reí un poco.

-¿Y al tío Sean? -lo miré divertida.

Él negó.

-Él me molesta. -dijo enojado y yo solté una pequeña carcajada.
-Buenos días. -una voz adormilada se se nos unió.
-Hola, cariño. -le dije sonriendo.

Chris caminó hacia a mi y depósito un casto beso en mi frente.

-Hola, bebé. -sonrió amable y giró hacia Matteo. -¿Cómo has estado, campeón? -le pregunto alborotado el cabello del pequeño.
-Bien. -le respondió Matteo mientras reía.

Le tendí a mi hijo su vaso de leche y un plato de galletas con chispas de chocolate. Él tomó las cosas, me sonrió en agradecimiento y salió de la cocina directo a la sala de estar a ver caricaturas.

-¿Sucede algo? - pregunto Chris al ver que no le quitaba la mirada a mi hijo.
-Está creciendo muy rápido. -dije y lo miré.

Chris sonrió divertido y fruncí el ceño molesta.

-¡Acaba de cumplir tres! -dijo riendo.
-Pero cuando lo pienses de nuevo ya tendra cuarenta.
-Eres una exagerada. -me dijo sin dejar de reir.
-¡No te rías! -lo golpee suavemente en su hombro izquierdo. Él tomó mi muñeca y me jaló hacia él.
-Estoy ansioso de ir a California. -dijo muy feliz. Poco a poco borró su sonrisa al ver mi cara. -¿Sucede algo? -preguntó.

Mordí mi labio inferior y negué.

-¿Segura?
-Si, solo... va a ser raro volver.

Él se separó y caminó unos pasos alejándose de mi.

-No estaremos allí más de tres meses, además estarás con tu familia, con tus amigos y hasta Danna viajará para nuestra boda.

Cuando mencionaba nuestra boda se me encogía el corazón.

-¿No te alegra eso? -me miró y se preparó una tostada.
-Si, pero ya me acostumbré a la vida de Londres. Me hice a este piso.

Él suspiró con frustración y soltó con fuerza el pequeño untador sobre la mesa.
Aprete mis labios y lo miré sin decir nada.

-Claro. -soltó sarcástico.
-Chris... -alargué cansada.

Miró hacia la sala, yo también lo hice. Matteo estaba tan concentrado en la televisión mientras comía una galleta. El vaso ya se encontraba vacío sobre la mesita de vidrio.

-Dime la verdad. -me miró él.
-Esa es la verdad. -mentí y me sentí verdaderamente mal.

Chris rodó los ojos y se rio sin una gota de humor.

-No me crees. -susurré.
-Por supuesto que no. -negó.
-Tengo miedo, ¿si? -dije cansada.
-¿Miedo a qué? ¿A volverlo a ver?
-¿Piensas que no quiero volver por... -bajé mi voz y dije -Austin?
-¿No es así? -dijo irónico.
-No. -le dije seria.

Dejó la tostada a medio terminar y caminó hacia la puerta, antes de salir me miró.

-Si no te conociera tan bien, habría creído todas y cada una de tus palabras.

Y salió.

Me giré y solté un grito ahogado lleno de frustración.
¿Qué diablos quería?

-¡Matteo! -exclamé alto.

No paso ni dos segundos cuando el pequeño llegó a mi lado.

-Ve a guardar tus juguetes en la valija que te di. Mañana salimos a primer hora.

Él me miró con sus grandes ojos azules y empezó a caminar y, al igual que Chris se detuvo en la puerta.

-¿Mami? -susurró con miedo.
-¿Si, cielo? -temí a lo que preguntaría.
-¿También veré a mi papi? -soltó con inocencia.

Un balde de agua fría cayó sobre mi.

Genial, lo único que me faltaba.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora