Capítulo 11:

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-Estuviste callada todo el viaje. -me regaño Emma mientras ambas salíamos del coche.
-Él... casi me beso. -le conté en voz baja.

Empecé a caminar hacia mi casa pero me detuve al darme cuenta que Emma no me seguía.
Volteé y ella se encontraba parada en medio del camino con la boca abierta y la mirada perdida.

-¿Qué haces? -pregunté mirándola.

Ella cerró la boca y me miró.

-¿Él qué? -dijo entre dientes.
-Lo que escuchaste. -murmuré. -Vamos, mis padres se deben estar preguntándose en dónde estamos.

Retomé de nuevo mi camino, ésta vez con Emma a mi lado.

-Es un idiota. -me dijo antes de abrir la puerta.
-Por supuesto que lo es. -le di la razón.

Ella tomó el pomo de la puerta y me miró con compasión.

-Un idiota al cuál jamás vas a dejar de querer en tu puta vida. -me dijo seria y entró a la casa, dejándome allí parada.

Desde la puerta pude ver a mis abuelos, a mis padres, a mis hermanos, a Chris y a Matteo. Todos sentados al rededor de la televisión y la chimenea.

-¿Qué esperas para entrar? -escuché la voz de mi hermano mayor. -Pescaras un resfriado, niña.

Salí de mi trance y entré a la casa, con cuidado de no arruinar la alfombra de mamá.

-Hola. -dije con una sonrisa.

Me acerqué a mi hijo y besé dulcemente su mejilla.

-¿Cómo estás, cielo? -Chris me miró.
-Bien, cariño. -me acerqué a él y besé sus labios rápidamente.

Él me sonrió.

-No sabía que tardarían tanto, hija. -papá me dijo.
-Se nos pasaron las horas, James. -le respondió Emma por mi. -Ya saben, teníamos muchas cosas que contarnos.
-Me alegro de que la hayan pasado maravilloso chicas. -dijo mi madre entusiasmada.
-Si, visitamos un par de lugares también, muy buenos. -sonrió pícara.
-¿Ah si? -preguntó Ellie. -¿Qué clase de lugares?

Iba a responderle muy mal pero recordé que mi hijo estaba presente. Coloque la sonrisa más falsa que tenía y le dije:

-No tiene importancia. -dije entre dientes.

Mi hermana me observó y luego bajó la mirada.

-Emma, ¿te quedaras? -mi padre la miró fijamente. -La habitación de huéspedes está siempre lista para ti.

Emma me miró y luego a mis padres.

-¡Claro! -dijo feliz. -¡Encantada!
-Te acaba de mentir. -dijo mi madre riendo.
-Solo hay dos habitaciones listas; la de mis abuelos y la de Chris.

Emma al momento me miró y sonrió divertida. Sabía por qué.

-Así que... -empezó.
-A Matteo supongo que no le molestará dormir con su tía, ¿verdad, mi amor? -mi madre le habló dulcemente.

Mi hijo negó lentamente.

-Emma dormirá con Matteo en la habitación de Chris, y Chris con Alison en la de ella, ¿todos felices? A dormir, tenemos que levantarnos temprano mañana. -mi padre se levantó junto con mi madre.

Mis abuelos lo siguieron después de despedirse de nosotros.

-¿Me muestras la habitación, pequeño?

Emma miró a Matteo. Rodé los ojos, ella conocía la habitación.

-Si. -Matteo se levantó y tomó su mano, jalandola hacia las escaleras. -Buenas noches mami, buenas noches Chriz.
-Buenas noches. -le dijimos al unísono.
-Claro y del tío Sean jamás se despiden. -mi hermano se levantó junto con Ellie y ambos subieron las antes mencionadas escaleras.

Cuando Chris y yo quedamos solos, él se acercó a mi, tomó mis mejillas con sus manos e hizo que lo mirara.

-¿Sucede algo? -preguntó frunciendo el ceño.

Mis ojos se encontraron con el azul de los de él y suspiré.
Austin y Chris tenían unos ojos hermosamente similares, pero sin duda, la mirada no era la misma. El magnífico brillo que tenían los de Austin los de Chris no lo tenían.
Y me reí en mi interior al darme cuenta de que no podía comparar jamás a Chris con Austin. Jamás.

Chris era dulce en su totalidad. Atento. Compañero. Respetuoso. Amoroso.
Chris era increíble.

Mientras que Austin...

Austin Bass era una cosa aparte.

Él poseía una sonrisa burlona y malvada casi todo el tiempo, pero en sus ojos descansaba la mirada más penetrante y dulce que podía existir.
Yo creía que con su metro ochenta y pico era la perfección en persona y tal parecía que no me equivocaba.
Austin se había vuelto un hombre serio, liberal y sobretodo... sensual.
El señor Bass era un error que cualquier mujer querría cometer miles de veces, incluyéndome.

-No. -negué saliendo del trance. -Está todo más que perfecto. -sonreí sin una mínima pizca de sinceridad.
-Está bien. -sonrió y me abrazó.

Coloqué mi oreja en su pecho mientras le rodeaba la cintura con mis brazos. Él descansó su barbilla en mi cabeza.

-Te quiero tanto, Alli. -me susurró.

Mi corazón se encogió y lo abracé más fuerte.
Una enorme culpa me invadió el cuerpo y la conciencia me hacía burla.

Él se separó lo suficiente para mirarme.

-¿Segura que está todo bien, Alli?

Debía decirle.

Me desplomé en el sofá seguida de él.

Miré la lujosa alfombra de mamá mientras lo pensaba unos segundos. Al final se lo dije.

-Austin volvió. -le conté con la mirada baja.

Y los siguientes segundos fueron en silencio por parte de los dos. Sabía que Chris estaba pensando y procesando bien las cosas para recién responderme algo. Él era así.

-Y sabe que Matteo es su hijo. -continúe ésta vez mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.

Chris apretó los labios y me miró serio. Suspiró y apoyó sus codos en sus rodillas tirando todo su peso sobre estos.

-Entonces... -empezó. -¿Volvió por Matteo?

Negué y él me miró confundido.

-Se presentó la otra noche, cuándo ustedes... habían ido a casa de mis abuelos.

Chris se levantó y se sentó en frente mio, usando la misma pocision, pero esta vez juntó sus manos.

-¿Por eso estabas tan nerviosa? -me miró serio y negó. -¿Por qué él estaba aquí?
-Llegó luego de que te fueras. -le mentí sin mirarlo.
-Entonces...
-Se presentó aquí, llegó mojado de pies a cabeza. Vio una foto de Matteo y yo... yo no se lo pude seguir ocultando, Chris.

Christopher soltó un suspiro lleno de frustración.

-Austin se molestó.
-Lo sé. -murmuró.

Lo miré.

-¿Cómo lo sabes? -fruncí el ceño y él me miró fijamente.
-Era de esperarse, Alli. Él es el padre de Matteo y se lo ocultaste tres años. De seguro le dijiste que yo me encargué de ustedes todo este tiempo. No es muy difícil adivinar que se molestaría. A Austin le hubiese encantado ser el que te cumpliera todos los caprichos. A él le hubiese encantado ser yo en ese tiempo.

Finalizó y me miró serio.

-Lo sé. -murmuré para mi sola. -Lo sé.

Otro silencio incómodo se apoderó de la sala. Mi respiración agitada y mis casi inaudibles sollozos era lo único que se escuchaba.

-Así qué... volvió. -dijo Chris haciendo una mueca.
-Volvió. -confirmé en un susurro.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora