Capítulo 29: Alix

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De pronto todo el piso comenzó a moverse de un lado a otro, las luces parpadearon y se movieron, la mesa debajo de mí me apretaba contra la silla, la música del supermercado se detuvo y yo igualmente de pensar. Cipriano tomó mí mano y me saco de la mesa atrapada entre los estantes y la silla.

Los crujidos se intensificaron y grietas aparecieron pequeñas pero rápidas en las paredes.
Cipriano apretó su mandíbula y me guío a una mesa cercana a la pared.

- Quédate aquí, espérame ¿Entiendes? No te muevas - dijo agachandome a la altura de la mesa.

Tenía ganas de decirle que no se fuera, tenía miedo pero soprendentemente estaba en mí exterior tranquila, lo tomé de la camiseta con la esperanza de que me entendiera.

- Tranquila, volveré por tí - dijo mientras separaba suavemente mí mano de su camiseta.

“No, no te vayas” pensé pero no me salía la voz, me di cuenta que estaba en shock. Seguramente pasaron unos cuantos segundos que parecieron horas en esa tensión, aún no dejaba de moverse todo y crujía mucho, ya no podía seguir ahí, no veía a Cipriano. Me levanté cuidadosamente para no caer.

- ¡Nora! - escucho que Cipriano grita cuando siento unos cálidos brazos a mi alrededor, pone una mano en mi cabeza protegiéndola mientras se agachó para quedar a la altura de la mesa.

Su cuerpo y el mío en cuclillas. Tenía los ojos cerrados pero percibí un estruendo. Estaba claro que parte de algo le había caído en cima a la mesa. Abrí los ojos y vi que Cipriano quitaba los escombros con una fuerza increíble, no me había dado cuenta cuando se movió de mí lado. Logramos salir.

La conmoción seguía afuera pero era menos. Al rededor había camarógrafos grabando todo. Gente mandando mensajes o tratando de llamar por teléfono, me concentre tanto en mí entorno que no me di cuenta que Cipriano me tenía abrazada de la cintura.

Un pensamiento se cruzó por mí mente. Mi mamá se sentía mal hoy, ella se quedó en casa ¿Estaría bien? Pronto sentí como mi fuerza se recuperaba increíblemente y corrí sin esperar nada más que mi madre estuviera bien. Escuche una voz lejana gritando mi nombre pero no podía distraerme de mí preocupación. Solo podía sentir mi agitada respiración.

Desde lejos pude ver como una columna de humo se alzaba entre los edificios. Corrí con más ganas al pensar en lo peor.

Cuando llegue a la esquina de la calle una onda de calor abrazador me hizo caer hacia atrás, me recupero cuando Cipriano me ayuda a levantarme pero ni siquiera puedo preocuparme porque me ha tocado cerca del pecho o por darle las gracias cuando me doy cuenta que el fuego y humo provienen de mi casa.

Mi mamá...

Se sentía mal, se quedó dormida...

Sigue adentro...

Debo ir por ella...

Corro de nuevo hacia la casa pero algo me sujeta la cintura.

- ¡Sueltame! ¡Ella está adentro! ¡Mi mamá! ¡Está adentro aún! - grito y pataleó para que me suelten pero volteo y Cipriano no me suelta, su expresión es indecifrable.

Lágrimas empiezan a empaparme las mejillas, arden en mis ojos. Mi garganta oprime tanto que suelto sollozos - Sueltame... Sueltame... - digo casi sin voz entre sollozos.

Intento apartarlo con todas mis fuerzas pero no consigo moverlo nada, sigo diciendo que me suelte y forcejeo pero no funciona. Mis sollozos se quitan solo intento con más fuerza.

- ¡Alix! - Cipriano dice fuerte y me hace reaccionar - Cálmate... Por favor, por favor... - dijo tomandome de las muñecas. - Te lastimaras si vas, no puedo dejar que te lastimes, cálmate - se acercó a mí.

Volteé a ver mí casa, el lugar en el que crecí, el lugar en el que había pasado tanto, el lugar donde estaba la persona más importante para mí.

Mis ojos se nublaron, pesaban, mis mejillas estaban húmedas. Realmente estaba llorando, después de tanto tiempo... Yo estaba llorando.

No lo entendía.

Cipriano acerco mi cabeza a su pecho, lo golpeé, probablemente si el me hubiera dejado ir a la casa tendría oportunidad de salvar a mi mamá pero el me detuvo. Es su culpa que ella esté muerta. Lo golpeé muchas veces, con fuerza.

No, no es su culpa.

Lloré golpeando el pecho de Cipriano.

El no se movió se quedó ahí conmigo.






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Hola. Ya sé me aman y me odian.
Amor-odio.
Me aman porque actualize el capítulo que quedó como en incógnita.
Pero me odian porque el capítulo fue triste.
Gomenasai (lo siento en japonés) pero así tenía que ser. Debo decir que sí me puse muy triste con esta muerte.
Adiós señora Elizabeth Vega.

XOXO

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