Capítulo 30: Alix

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Cipriano no dijo nada.

Cuando las lágrimas sobrepasaron mi fuerza, me sostuvo.

Pronto llegó una ambulancia y los bomberos, nos atendieron e hicieron preguntas, Cipriano contestó la mayoría, apagaron el incendio. Traté de llamar al teléfono de mamá manteniendo un pequeño rayo de esperanza pero... Ella no atendió jamás.

Me dieron la confirmación de que había un cadáver de una mujer en la casa. No había otra que no pudiera ser mi mamá.

Cipriano llamó a la señora Sky y llegó rápidamente, trate de estar tranquila frente a ella y también había que hacer papeleo y cosas así, también como buscar un lugar en el cual quedarme a partir de ahora, fijarme en el testamento que no sabía que me dejaba mi mamá, también... De todas las personas que asistieron al funeral o que se enteraron del suceso que no le dijeran a mi padre, ahora lo que menos necesito es que el me moleste.

En otra situación habría rechazado la ayuda de Cipriano y la señora Sky pero, ahora no estaba en condiciones así que agradecida acepte su ayuda.

El funeral fue más concurrido de lo que imaginaba, todos los que llegaban me daban sus condolencias pero por algún motivo yo sentía que debía confortarles más de lo que ellos pudieran a mí, mi mamá no era de ninguna religión en específico pero, en mi interior sentía que debía alguien leer la Biblia o algo.

Una anciana me saco de mis pensamientos al tocar mi brazo.

- Hola querida - dijo la señora que no reconocí.

- Hola ¿Cómo está? - dije amablemente aunque me sentía algo mareada.

- Bien ¿Y tú? Porque esto aunque no lo parezca no debe ser necesariamente malo ¿Sabes? Puedes hacer muchas cosas ahora que tú madre ya no está - dijo la anciana. Probablemente su comentario era bien intencionado pero esto no quitó el hecho de que me enfadara sobremanera. Asentí. - hija vi que en la mesa de ahí hay café y galletas pero no me gusta el café ¿Podrías traerme un té?

Me encolerizó que aparte de hacer comentarios inaceptables sobre la muerte de una persona de la que no sabe nada me pide, ¡Atención especial!. Esto es demasiado. Ella es una persona mayor aunque sea molesta y conocía a mamá.

- Claro - dije sin poder tragar el nudo que me dejaron sus palabras, solo su simple petición que en otro momento habría complido sin vacilar.

Fui a la cocina con mi nudo, me sentía fatal, usada y... Destrozada.

Triste por no ver a mi estúpido padre ahí a pesar de que yo no lo quería ahí, por esta anciana, por toda la gente que quería ver a la única chica que no había llorado en publico, dar un espectáculo de llanto y por la misma Tristeza de ahora que no me deja llorar a pesar de que tengo un nudo del tamaño de mí pecho.

Tome la taza con agua caliente y la azúcar para el té.

Cipriano me tomó de los hombros y me volteó frente a él, su frente contra la mía, con su brazo me sostenía y con el otro acariciaba suavemente mi espalda.

- Cuanto siento no haber podido hacer nada por tí pero te prometo que... Jamás volverás a sufrir así - susurró mientras subía la mano que acariciaba mi espalda hasta mí cabello y lo acariciaba.

Ya no pude contenerme y otra vez no pude continuar, cuando me di cuenta, no había nadie en la cocina y continúe un poco avergonzada y con los ojos hinchados la tarea que me encargaron.

Fui a la silla donde estaba la anciana pero... Ella ya no estaba.

Así que mejor me fui a lavar la cara.

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