Capítulo 44: Alix.

32 3 0
                                    

En algún momento llegó Cipriano y tomó una toalla. Comenzó a secar mi cabello después de un rato, mientras realizó su tarea no dijo una palabra o por lo menos yo escuchaba un rotundo silencio hasta que después de cepillarme.

- ¿Ya me escuchas? - preguntó. No sabía que me había hablado.

- Sí - dije con una voz tan pequeña que apenas pude oírme.

- ¿Donde está tú pijama? - dijo mirando alrededor.

- Debajo de mi almohada - respondí aún ida.

- Creo que deberías cambiarte y dormir un poco, yo esperaré a que te cambies afuera - dijo acercándome la pijama de pantalones holgados y una blusa en conjunto de color azul.

Salió, tocó a la puerta preguntando si estaba bien, supe que ya me había tardado ya que no creía que el quisiera molestarme en ese momento.

Pesadamente me puse primero la ropa interior y la pijama, llamaron a la puerta otra vez mientras me hacía un ovillo bajo las cobijas.

- ¿Terminaste? - preguntó.

- Sí, ¿Qué fue lo que sucedió? - dije con lágrimas en mis ojos que espanté parpadeando repetidamente.

Ya sabía lo que había pasado solo que quería saber si fue una terrible pesadilla o si fue real.

- Te lo contaré mañana que estés descansada...

- ¡No! Quiero saberlo ahora - dije interrumpiendole.

El cerró sus ojos como pidiendo iluminación divina.

- Siempre tan curiosa como todos los días. - dijo con sus ojos ya abiertos y una sonrisa asomandose por sus labios.

- Ve a dormir - dije sin fuerzas para continuar hablando.

- No - dijo un poco burlón.

Me quedé hecha bolita y cerré los ojos.

Estoy en mi cuarto y Cipriano no estaba.

Tocaron la puerta.

- ¿Puedo pasar? - dijo una voz masculina profunda pero suave que no reconocí.

- C-claro - dije levantándome de la cama.

- Es que no puedo entrar así como si nada aunque sea solo un sueño - dijo entrando y cerrando la puerta tras de sí el chico de ojos violeta.

Se sentó frente a la cama y su mirada se encontró con la mía, sus ojos preocupados y lo morado en ellos era lo más brillante de la habitación ya que no había tanta luz.

Prendí la lámpara.

Extrañamente me sentía tranquila con el ahí aunque decía que era un sueño podíamos hablar y eso me dió curiosidad.

- ¿Quién eres? - pregunté.

- Me parece que he sido muy descortés al verte en una situación incómoda y no haberme presentado aún, disculpa. - dijo parándose en inclinándose hacia adelante como los caballeros en la antigüedad, eso me hizo sonreír - mi nombre es Alfred Smith.

- Me has salvado 2 veces justo en el momento preciso. ¿Puedo preguntar otra cosa? - dije correspondiendo la amabilidad.

- Por supuesto - dijo con la cara ya alzada - lo que me pidas.

- ¿Quién eres? Y no me refiero a tu presentación, ¿Qué eres?.

RestartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora