Capítulo 45: Alix.

35 4 0
                                    

- Así que el “Señor no me visto de otro color que no sea negro” te dijo que lo que algunos leen en la Biblia es cierto. - dijo con un gesto de desagrado cuando se refirió a Cipriano - O ¿Acaso crees que soy... Un vampiro? - dijo riendo, era una risa graciosa y reconfortante lo cual me hizo reír con él.

- No, claro que no. - dije intentando mantener la compostura.

- Ángel caído - dijo cuando paramos de reír.

- Gracias por responder - dije realmente agradecida, me daba tranquilidad que solo una ocasión hace mucho tiempo sentí.

- Quiero que sepas algo - de pronto su expresión se volvió seria. - no dejaré que nadie te haga daño, tengo una idea del porque te siguen pero, no estoy totalmente seguro, no importa la razón por la que te están atacando, se que tú no has hecho nada malo.

Esas palabras hicieron que me conmoviera, pero esa declaración me llevaba a una pregunta.

- ¿Cómo sabes que no he hecho nada? - pregunté.

- Probablemente te asustes cuando lo sepas pero... - dijo cuando fue interrumpido. Cipriano entró azotando la puerta de la habitación y lo tomó del cuello de la camiseta azul que traía.

- Sal, ¡Ahora! - gritó Cipriano.

- No, Cipriano ¡Cálmate! - dije temerosa que lo golpeara.

- ¡Sal de su cabeza ya! - gritó Cipriano otra vez, el no estaba escuchando.

- Espera, ¿Eres Jev Cipriano? - dijo Alfred.

- Eso no importa, sal ahora de su cabeza o te dejaré cicatrices que no desaparecerán nunca aunque no te duelan. - dijo Cipriano con una voz y miradas amenazantes.

Me paré y fui a intentar separarlos. Alfred y Cipriano se quedaron mirando unos segundos, parecía que se hablaban.

Alfred fue el primero en romper el contacto visual con Cipriano, volteó hacia mí.

- Tengo que irme a hablar con el señor Jev Cipriano pero, cumpliré mi promesa. - Alfred se dirigió a Cipriano - Saldré pero me gustaría hablar con usted en persona para dejarla descansar ¿De acuerdo?

- Está bien. - dijo Cipriano saliendo detrás de él por la puerta.

Abrí mis ojos y Cipriano ya no estaba donde lo vi antes de dormirme.

Eso no fue del todo un sueño entonces. No entiendo nada.

Me sentía tan cansada que no tuve las fuerzas para pararme y buscarlos.

RestartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora