Capítulo 35: Alix.

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Tengo tantas dudas.

¿Qué fue exactamente lo que vi?

¿Qué fue exactamente lo que escuché?

¿Qué pasa con esa extraña conversación de Cipriano con la señora Sky?

¿Quién querría matar a mi mamá?

¿Quién es Nora?

¿Porqué a Patch le cuesta hablar de ella?

¿Quienes son los arcángeles, caídos y nefilim?

Me desperté y vi mucha gente a mi alrededor, Cipriano, la señora Sky y una señorita con cabello color manzana, ojos azul cielo, estaba un poco maquillada y tenía un labial color rojo mate que le quedaba muy bien. También estaba otra señorita que tenía el cabello azabache y ojos verdes profundos, en comparación con la anterior estaba maquillada como por un profesional, tenía ondas en el cabello y parecían como unos 7 años mayores que yo.

- Hola ¿Estás bien? - dijo la manzanita.

- ¿Necesitas algo?¿Tienes hambre?¿Sed? - dijo la señorita ojos de esmeraldas.

- No, gracias - dije tratando de incorporarme.

- Lamento todo lo que pasado nena, quería presentarte a estas amigas mías cuando vinieran del trabajo - dijo la señora Sky y me barrió con la mirada. - Patch ya me contó todo y aún no puedo creer que te lanzaras a salvar a un niño - dijo una pizca de orgullo y nostalgia.

- Fuiste muy imprudente pero me alegro de que todo aya salido bien - dijo Cipriano.

- Pero... - dijo manzanita seria - tú estarás siempre que tenga problemas.

- Tal vez no - dijo en un tono molesto, se levantó y se fue.

- Lamento que me vean así - dije para romper la tensión que se había formado - mi nombre es Alix Vega, es un gusto - dije presentándome ya que la señora Sky lo había olvidado.

- ¡Es verdad! - dijo la señora Sky con una sonrisa nerviosa. - se me olvidó presentarlas.

- Alix, mi nombre es Lia Roberts - dijo la manzanita, sonriendo ampliamente.

- El mío Katie Philips - dijo la señorita ojos de esmeraldas con una sonrisa de boca cerrada.

No se quedaron mucho tiempo lo cual agradecí ya que se respiraba un ambiente de que tenían algo de que hablar pero era algo que yo no podía escuchar, me sentía como que sobraba.

Me excusé de la conversación trivial que tenían y dije que iba a la cama, no era verdad, pero no quería sentirme un estorbo.

A los 15 minutos escuché un toquido en mi puerta, la abrí mientras me cepillaba el cabello y encontré que Cipriano había decidido dejar su berrinche de “Por ahora no tengo hambre, disfruten su cena”.

Es tan... Extraño.

- ¿Puedo entrar? - dijo Cipriano.

- No - espeté.

- Que ruda - dijo sonriendo, se estaba burlando de mí.

- Gracias - dije en tono sarcástico - Buenas noches - intenté cerrar la puerta.

- Si no quieres saber no te digo pero - Cipriano detuvo la puerta - se me va a olvidar cuando cambies de opinión y si quieras que te cuente.

El es del tipo de persona que sabe cómo convencer y picar la curiosidad.

Mamá decía que mi mayor virtud y mi mayor defecto eran la curiosidad y la imprudencia.

Ese día ha sido el mayor ejemplo de lo que ella decía.

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