08: H. O. L. Y. (part 2: Try)

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   (Esta segunda parte fue pedida por la hermosa MichellLuna7. Está dedicada a vos, y tiene una pequeña sorpresa 😉).

–No puedo creer que me hayan convencido de hacer esto– murmuró ansiosamente Sherwin, sentado en el asiento trasero del auto de su madre, tocando sin parar sus rizos rojos. Se dirigían a una ciudad a una hora y media de distancia, para participar en la Competencia Estatal de Orquestas. En el baúl estaba cuidadosamente guardado su triángulo dentro del bonito estuche de gamuza negra, con su carpeta de partituras junto al mismo.

   Y... ¡Oh, claro! Un teclado electrónico para interpretar una canción en el evento, en la categoría de Solos Vocales.

–¿De qué hablas, cariño? Dijiste que hace mucho la banda desea ser convocada a un evento asi de importante– preguntó su madre, sin despegar su vista del camino. La mujer pidió el día libre en el trabajo, para poder ver orgullosa a su niñito en el escenario.

–Ay mami, tú sabes que no me refiero a eso– el pelirrojo miró a su creadora en el espejo retrovisor, bajando sus cejas. La mujer lo vió un segundo y rió divertida.

–Ya lo sé, solo bromeaba– siguió hablando y manipulando el volante –No sé qué te preocupa, te oigo cantando por la casa todo el tiempo, y siempre te digo que tienes una hermosa voz.

–Pero eres mi mamá, las mamás siempre dicen cosas lindas a sus hijos– se quejó el muchacho, cruzando sus brazos. En ese mismo instante, detuvieron el vehículo junto a una casa conocida, donde un sonriente moreno los esperaba.

–Jon, ¿Has escuchado cantar a Sherwin?– la madre del pelirrojo preguntó al muchacho de ojos azules, apenas este ingresó al vehículo y se sentó junto a su hijo.

–Oh, sí. Lo escuché varias veces– asintió él, de modo casi enérgico. La mujer comenzó a conducir nuevamente, despidiéndose antes del padre del moreno, agitando la mano.

–¿Y qué te pareció?– preguntó la mujer, con la vista fija en la ruta. Estaba sonriendo al preguntar esto, porque ya sabía la respuesta a esa pregunta.

   En ese momento, Sherwin quería tener un agujero donde pudiera arrojarse y desaparecer.

–¡Owwws!– Jon inspiró profundamente, pasándose una mano por el cabello. Su sonrisa era radiante y sus ojos destellaban –Señora David... Nunca estuve tan cerca del cielo como al escuchar a su hijo cantando. Tiene una voz preciosa. PRE. CIO. SA.

–Jonathan, basta– el enrojecido rostro de Sherwin no podía verse, porque lo estaba cubriendo con sus dos manos.

–Y todo él es precioso– se inclinó y lo rodeó con sus brazos, riendo.

   Charlaron sobre el evento próximo y otros temas algo más triviales, y cuando se dieron cuenta estaban a pocas cuadras del auditorio donde se realizaría la competencia. Se bajaron los tres, llevando consigo todo menos el pesado teclado, que fue transportado por uno de los ayudantes que se encontraban en el estacionamiento.

–Y dime, ¿Qué canción vas a cantar?– preguntó Jon, llevando al hombro el bolso con la ropa que iba a usar el pelirrojo.

–¿No te rindes nunca?– rió Sherwin. Esque fueron incontables las veces que el ojiazul preguntó esto, durante las tres semanas que el pelirrojo pasó ensayando en la soledad de su cuarto. Una y otra vez, Sher respondió que la canción estaría dedicada a él, y por lo tanto no quería que la escuchara sino hasta que sea interpretada en el escenario. Pero evidentemente la duda lo estaba matando.

–Bueno, no perdía nada con intentarlo de nuevo– se encogió de hombros el moreno. Sherwin dudaba de si Jon conocería la canción que él iba a cantar. En el fondo esperaba que no la hubiera oído nunca, para que lo sorprenda más aún.

Sherwithan One Shots (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora