27: L.A. (part 1)

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   Dos semanas pasaron desde el fin de las vacaciones de verano. Tal y como Jonathan y Sherwin lo esperaban, el nuevo semestre escolar era sumamente duro y exigente.

   La agenda del moreno estaba bastante apretada; tenía sus entrenamientos de béisbol, el nuevo horario escolar (que ahora incluía las tres clases extracurriculares obligatorias), y en menor medida las clases de apoyo de Literatura y Español que daba, y el trabajo en la Biblioteca del centro (la dueña le ofreció ir solo una vez por semana para ayudarla, y seguiría pagándole lo mismo que cuando iba tres veces por semana durante el verano).

   El pelirrojo tenía algunas horas libres más que Jonathan, pero aún así su horario era pesado. Los ensayos con la orquesta de la escuela, las clases escolares (también, intensificadas por los cursos obligatorios), y como quería seguir trabajando en la tienda de malteadas al salir de la escuela, decidió dejar sus clases de canto y de piano (las cosas ya estaban bien en su casa, el joven David solo quería seguir ganando su propio dinero).

   Debido a esa gran montaña de obligaciones, estos muchachos se veían poco, pero se esforzaban por seguir en contacto. Se hablaban por WhatsApp, tenían un pequeño momento en el corredor antes de las siguiente clases, saliendo juntos del colegio al final de la jornada (los días que coincidían sus horarios de salida) y cosas así.

   El viernes en la noche, ambos acordaron que al día siguiente no se verían, y se quedarían en sus respectivos hogares, para completar todas sus tareas y así tener el domingo libre. Esa mañana, Jonathan bajó a desayunar como a las 9, charló un rato con su papá, se arregló rápidamente el cabello en un espejo de la sala (su cabello estaba perfecto, pero ya estaba habituado a arreglarselo de vez en vez), y luego volvió a subir a su cuarto, para zambullirse en el mar de libros y tareas.

   Esteban se sintió enternecido y orgulloso al mismo tiempo. A pesar de que sus horas libres fueran contadas con los dedos de una sola mano, Jonathan y su novio se las arreglaban para coincidir y verse, aunque fuera por un momento pequeño. El hombre en serio quería compensarlos por esforzarse tanto.

   Volvió a concentrarse en la pantalla de su laptop, había recibido un nuevo correo electrónico de su trabajo. Lo abrió y descubrió que la revista iba a enviarlo el siguiente viernes a Los Angeles, California, para cubrir algunos eventos de interés social y de espectáculos que ocurrirían al día siguiente.

   Se concentró por demás en uno de los eventos que debía atender. Era ni más ni menos que el Avant Premiere de la novena temporada de The Walking Dead. De inmediato el hombre se echó sobre el teclado y escribió una respuesta, preguntando a su jefe si había chances de llevar al evento a su hijo y su yerno, explicándole que era la serie preferida del pelirrojo para aumentar las posibilidades, y el jefe accedió. Hizo una corta llamada y en minutos consiguió los dos pases vip extra. Esteban sonrió a la pantalla.

–¿Jonny?– habló en voz alta, para que su hijo lo escuche desde el segundo piso de la casa –¿Puedes bajar un momento, porfa?

   En menos de un minuto, Jonathan estaba frente a su padre. Éste le mostró el correo, y le comunicó sus planes. Jon estaba entusiasmado, jamás había ido a Los Angeles.

–Oh, ¡Cuando se entere Sher!– dijo riendo –Voy a verlo mañana, se lo diré entonces.

   El joven subió las escaleras y volvió a meterse en su cuarto, pensando en que la semana siguiente debían esforzarse más que nunca, para completar las tareas y así estar libres para el evento.

   Al sentarse de nuevo en su escritorio, su celular se encendió, anunciando un nuevo WhatsApp. Tomó el aparato.

“Buenos diaaaaas.....💋💋💋”

Sherwithan One Shots (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora