Sherwithan One Shots (español)

17: Bet on it

   Pos sí, tenemos más oneshots antes del aniversario, yayyy. Después de este tengo que escribir uno más (que se me ocurrió en el proceso de escribir este).

   Gracias a la perfecta y rulosa Happy_Burrito18 por las brishantes ideas.

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   Esteban, el padre de Jonathan, se encontraba en su casa armando una valija para viajar nada más ni nada menos que a Rusia, la sede del Torneo Mundial de fútbol de la FIFA.

   Sí, lo que sucedió fue que trabajaba como editor en una conocida revista de interés general, y uno de los enviados especiales a cubrir el evento debía volver con urgencia a Estados Unidos (porque su esposa estaba ya en fecha de parto), asique le ofrecieron a él viajar para tomar su lugar.

   En el cuarto de junto, su hijo Jonathan también preparaba una valija, pero no para viajar con él. Una semana completa lejos de su pelirrojo novio sería una horrible tortura, por lo que decidió quedarse mientras su papá estuviera del otro lado del mundo. Estaba preparando sus menesteres porque iría a pasar esa semana en la casa del niño que amaba.

   Su papá se subió al avión esa misma mañana, y para el anochecer le avisó que ya estaba en suelo ruso, y que allá aún era de día. El viaje surgió con la mayor suerte del mundo, porque al otro día era el partido debut de la selección mexicana, y aún quedaban entradas disponibles. Jonathan y Sherwin estaban preparándose para alentar desde Estados Unidos. Cenaron y luego la mamá del pecoso los dejó en el centro comercial, para que se compren camisetas de México.

   Estaban ambos caminando por los pasillos del centro comercial, tomados de la mano.

–Me encanta que alientes a mi país– confesó Jonathan, guardando su celular en su bolsillo. Estaba googleando tiendas de ropa deportiva.

–Mmm sí, pero sólo porque Estados Unidos no participa– murmuró Sherwin encogiéndose de hombros.
  
   Jonathan detuvo sus pasos por completo, y se quedó mirándolo con cara absorta. El pecoso se volteó a mirarlo.

–Agh, cariño, vamos. Te guste o no, soy estadounidense, no puedo ser desleal con mi nación.

–Hm, okay...– la expresión de Jonathan pretendía ser ofendida, pero distaba de eso –Entonces si hubiera un partido entre México y Estados Unidos, ya se a qué equipo vas a alentar.

–¡Eso es diferente! Amo México, porque es la tierra que te vio nacer. No me lo pongas así de difícil... A ver tú, ¿A cuál alentarías en un partido así?

–A México, por supuesto.

–¿Lo ves? Ay Bravo, eres imposible– Sher se cubrió el rostro con una mano, conteniendo una risa.

–P-pero un poco a Estados Unidos también...– soltó un suspiro –Bien, bien, tú ganas. Vamos que las tiendas ya van a cerrar.

   En cinco minutos más encontraron un lugar con bonitas camisetas de la selección mexicana en vidriera. Entraron, y rápidamente Jon tomó una de las prendas de un estante.

–Ve tu primero, Sher. Pruébatela y luego sal para que pueda ver cómo te queda– le dijo, entregándole la playera.

   El mencionado se fue a los probadores que estaban a pocos metros de ahí. Se colocó la prenda y se miró en el espejo, comprobando que la misma era al menos dos talles más grande. Las mangas, que debían apenas bajar de sus hombros, tocaban sus codos, y el cuello dejaba entrever una de sus clavículas. Hizo una mueca ante su imagen.

–Mi amor, quiero verte. Sal de ahí– pidió Jonathan desde afuera. Sher pensó que no era mala idea sacarle una sonrisa a su novio con esa ridícula apariencia, asique decidió salir del vestidor.