35: Serendipity

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   Nuestros muchachos encontraron otra forma de pasar algo de tiempo juntos (además de dormir en la casa del otro), y esa forma era estudiar juntos.

   Al principio salían de clases y se reunían en una de sus casas para realizar sus tareas escolares, pero debieron cambiar el punto de encuentro. Estando en la comodidad del hogar, no pasaban ni quince minutos cuando ya los libros eran sustituidos por un sofá, un televisor y muchos besos y cariños. Por más que intentaran concentrarse, pasar el rato entre mimitos era simplemente irresistible.

   Si querían mantener sus buenos promedios de calificaciones, debían elegir un nuevo punto de estudio, y rápidamente optaron por la biblioteca del centro (esa donde Jonathan había trabajado durante el verano y el semestre anterior). El lugar era ideal. Calmado, espacioso, y por supuesto, si necesitaban algún dato adicional, todo era cuestión de caminar unos pasos y buscar el libro correcto entre los libreros.

   Simplemente estudiar en la compañía del otro los reconfortaba mucho, y volvía las tareas un poco menos estresantes, y más fáciles de completar.

   Cierto día se encontraban de nuevo, dedicados a sus estudios, en su mesa de siempre, la más alejada de todas, para así alejarse de esas miradas de desprecio dirigidas a sus manos unidas sobre la mesa (Sherwin era zurdo y Jon diestro, así que podían tomarse de la mano y seguir escribiendo en sus cuadernos sin inconvenientes). Alex llegó al lugar y los divisó de inmediato. Sher saludó con la mano alegremente, y esperó hasta que la chica llegara junto a ellos.

–Hola chicos, ¿Todo bien?– la muchacha se veía mucho mejor que hace unos meses atrás. Las cosas con Taylor estaban mucho mejor, todavía no habían vuelto a ser novias, pero al menos se hablaban y pasaban algún tiempo juntas, y eso era un avance.

–Sí, sólo que la prepa nos está consumiendo– comentó Jonathan, soltando una risa pequeña.

–¡Lo sé! Cuando estabamos en el Newgate teníamos mucho más tiempo libre, y ahora todo nuestro día se va entre tareas. Es agotador, y estresante.

   Sherwin se puso bastante triste de repente, pensando en todo eso que decía su mejor amiga. Cuando todos cursaban el Newgate, él podía ver a su latino favorito varias veces por semana. Iban al cine, al parque, a tomar helados. A veces sólo se quedaban de flojos viendo Netflix en el sofá... Y ahora sólo podían verse una o dos veces por semana, y únicamente para estudiar.

–Hey... Niño pecas– la morena tronaba sus dedos enfrente del rostro del pelirrojo –¿Estabas en Sherwinlandia otra vez?

  El muchacho miró a su pareja y luego a su amiga, y negó con la cabeza, soltando una risa avergonzada.

–Lo siento, me quedé pensando en lo que dijiste al principio– suspiró, y miró a Jon un segundo, volviendo a mirar luego a su amiga –Antes podía pasar más tiempo con Jonathan, y ahora no se puede. La prepa en serio es muy exigente.

   Todos asintieron en silencio. Jonathan quiso entonces hacer una pequeña acotación. Alzó su dedo índice, llamando la atención de los otros dos.

–Perdón, pero... ¿Sherwinlandia?– se rió de lo chistoso que sonaba eso.

–Sí, a veces el niño calabaza se distrae, y a mí me gusta decir que “se fue a Sherwinlandia”– explicó la chica, aún empecinada en nombrar a su mejor amigo con cosas de color naranja.

–Eres tan graciosa– dijo Sher sarcásticamente, sacándole risas reales a los otros dos. Risas no muy fuertes, no se olvidaron de que estaban en la silenciosa biblioteca.

   Luego Alex se fue. Igual que los muchachos, no tenía mucho tiempo libre, sólo fue al lugar a buscar unos libros, y a ver a sus amigos por un ratito. Cuando ambos estuvieron solos de nuevo, el moreno se giró hacia su novio con una sonrisa en el rostro.

Sherwithan One Shots (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora