Ese año, el inicio del ciclo lectivo del Newsgate se había postergado hasta mediados de Septiembre, por lo tanto el señor Bravo decidió aprovechar la oportunidad para que él y su hijo visiten a sus parientes en México DF, ya que se los debían desde hacía un tiempo.
Jonathan estaba emocionado por ver a sus seres queridos, la última vez que fue a México de vacaciones había sido cuando él tenía nueve o diez años. Pero a la vez lo ponía triste separarse de su pelirrojo favorito.
Ambos estaban en el cuarto del moreno, empacando sus menesteres para el viaje.
–A ver... Sujeta tus piernas y hazte bolita– ordenó Jonathan a Sherwin, que estaba sentado a los pies de la cama del moreno, doblando su ropa.
El pelirrojo miró a su novio con confusión, y realizó el pedido. Jonathan se acercó a Sher y lo tomó en sus brazos en esa posición, se giró y lo colocó encima de la gran maleta abierta, tratando chistosamente de hacerlo caber dentro de ella. Sherwin rodó por el suelo, sujetándose el vientre de la risa.
–¡Tonto! No puedes llevarme a México– se carcajeaba el pelirrojo por los disparates de su novio.
–Bueno, al menos lo intenté– rió también Jon. Tomó de la mano a Sherwin para ayudarlo a ponerse de pie otra vez, y luego se quedó mirándolo unos segundos, haciendo un puchero –Pero voy a extrañarte muchísimo.
–Aw, cariño...– Jonathan haciendo puchero era el punto débil del pelirrojo, por lo que fue inevitable dejar un corto beso en ese sobesaliente labio inferior –También te voy a extrañar un mundo, pero no pienses en eso. La vas a pasar muy bien con tus abuelos y tus tíos y primos. Disfruta estos días, cuando vuelvas yo voy a seguir aquí como siempre, lo prometo.
Un convencido Jonathan sonrió y soltó la mano de su novio, para que ambos pudieran seguir empacando.
La pequeña familia Bravo salió de casa en la mañana del 4 de Septiembre, subieron a un avión y estuvieron en suelo mexicano esa misma tarde, listos para pasar una hermosa semana en su suelo natal.
Sí, tanto Jonathan como su padre nacieron en México.
Y tal y como dijo el pecoso, Jonathan se estaba divirtiendo muchísimo con sus primos. Visitaban lugares históricos, plazas, centros de eventos sociales, en fin, la estaban pasando muy, muy bien.
Sherwin extrañaba a su amado, lo extrañaba mucho en serio, pero antes de ir a dormir abrían sus laptops y hacían una videollamada por Skype, para contar cómo estuvo el día y para desearse buenas noches. No era igual que abrazar a su moreno, pero Sherwin no quería ser egoísta, porque Jon se veía muy alegre y tranquilo en las llamadas.
La noche del 6 Jon no se conectó. Sher le envió un mensaje por WhatsApp a su suegro, y éste le dijo simplemente que su hijo ya estaba dormido, que tuvieron un día algo largo. Debajo de eso, envió una foto del moreno desparramado en la cama, que hizo reír a Sher. Agradeció, se despidió y guardó su celular de nuevo en su bolsillo, soltando un hondo suspiro de resignación.
En serio le costaba mucho trabajo quitarse de la cabeza el obstinado y egoísta pensamiento de que Jon debía pasar cada minuto con él y solo con él. Hasta estaba comenzando a desear que ocurriera algo que lo haga volver antes del tiempo previsto. Una plaga de grillos, una fiebre de cerdos voladores morados, una erupción volcánica, un huracán, un terremoto...
Sher no podía creer a qué punto lo llevaron sus propios pensamientos. Se abofeteó mentalmente por desear que sucedan cosas tan espantosas. Luego, sin más, se fue a dormir.
La noche siguiente pudieron conectarse por Skype.
–¡Ángel! Lo siento, ayer me quedé dormido, no pudimos charlar– dijo Jonathan.
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Sherwithan One Shots (español)
FanfictionCinco meses después del lanzamiento de esta pieza de arte, sigo shippeando con mi alma a estos dos niños, al punto que tengo varias pequeñas historias formadas en mi cabeza. No va a haber fecha de actualización, ni algún límite preestablecido de...