El partido de béisbol que se jugó ese sábado en la mañana fue de película. Jonathan y su equipo dieron su 100% en el campo, y obtuvieron la victoria que los catapultó a la tan ansiada lista de los doce mejores equipos de la zona. Ese otoño se iba a definir al campeón Estatal entre ellos.
Luego de festejar en los vestidores, todos se bañaron, se vistieron con la ropa del equipo y se dispusieron a seguir con los festejos, yendo a almorzar todos juntos a un bar cercano al campo de juego.
–Jon, ¿Vienes a comer? –Preguntó Aaron, el compañero del moreno, al ver que éste caminaba en dirección opuesta al lugar de reunión.
–Sí, pero voy a buscar a Sher primero –Explicó Jonathan, con una sonrisa orgullosa.
–Oh, ya veo –Asintió Aaron–. Qué suerte tienes, mi chica no pudo venir hoy por los exámenes y esas cosas... Bueno te guardo dos lugares entonces. Nos vemos allá.
–Gracias, viejo –Saludó Jonathan y estaba a punto de voltearse, cuando sintió que alguien se colgó de su espalda como un koala, en plena acera de la calle.
–Hola, campeón –Saludó Sherwin en un tono alegre, rodeándolo con brazos y piernas, y dejando un pequeño beso en la mejilla del moreno. Jonathan rió.
–Te dediqué mi primer bateo, ¿Lo viste? –Preguntó Jonathan, alzando su mano para acariciar el rizado cabello de Sherwin un segundo.
Sher se bajó de la espalda de su novio. Se paró frente a él, le quitó su gorra y la colocó sobre su rojizo cabello.
–Claro que te ví, ¡Estuviste brillante! –Respondió efusivamente, haciendo exagerados gestos que denotaban lo orgulloso que estaba del ojiazul.
El cabello de Jonathan estaba desarreglado ahora que no tenía puesta la gorra, y él solamente lo notó cuando cruzó un viento que hizo caer un grueso mechón sobre toda su frente. Aunque en verdad a Jonathan todo le quedaba ridículamente bien, no se sentía precisamente a gusto con esas hebras sobre su rostro.
–Tonto cabello. Dame un minuto –Y diciendo eso, dio unos pasos para acercarse a la vidriera de una tienda que estaba a unos metros a su derecha, para usarla como espejo.
–Oh, perdón... Toma –Se disculpó el pelirrojo, comenzando a quitarse la gorra. Jonathan, ya frente a la espejada vidriera, se volteó y negó.
–Déjatela puesta, me gusta como te ves con ella –Sonrió de lado como el galán que era, y volvió a voltearse.
Sherwin sonrió, y se quedó viendo detenidamente al moreno de espaldas, arreglando su oscuro cabello con las manos. Ese muchacho se veía hermoso incluso así, y Sherwin no sabía si en verdad Jonathan tenía esa cualidad o si solamente se trataba de lo loco que estaba por él. No podía decidirlo.
Shirley capturó su atención entonces. Salió de su bolsillo y comenzó a revolotear rápidamente frente a la cara de Sherwin.
–Shirley, no –Sherwin iba a atraparlo y guardarlo, y solo entonces notó que el órgano vital estaba señalando hacia arriba con desesperación. El pelirrojo alzó la vista... Y vio que parte de una pequeña pared de poco más de un metro comenzó a desmoronarse en el segundo piso de la construcción. Pedazos de concreto del tamaño de un puño o un poco más grande estaban a punto de caer justo encima de donde estaba Jonathan.
–¡JONNY! –Su reacción fue demasiado rápida y espontánea. Para cuando se dió cuenta, ya estaba en el suelo, cubriendo al moreno con su propio cuerpo.
Lo siguiente pareció suceder en cámara lenta. Dos segundos y medio fue lo que duró la lluvia de concreto, pero para la asustada pareja pareció una pequeña eternidad. Los sendos pedazos de pared caían a su alrededor, uno de ellos dio en la viscera de la gorra que traía Sherwin, y la hizo caer al suelo.
ESTÁS LEYENDO
Sherwithan One Shots (español)
Fiksi PenggemarCinco meses después del lanzamiento de esta pieza de arte, sigo shippeando con mi alma a estos dos niños, al punto que tengo varias pequeñas historias formadas en mi cabeza. No va a haber fecha de actualización, ni algún límite preestablecido de...