Otro día y otro turno más en su trabajo. La pequeña cafetería era cómoda y, aun así, poca gente se disponía a pasar tiempo en ella.
Estaba tras la barra, esperando que por la puerta principal pasara alguien mientras proseguía con la tarea que sus maestros de la universidad le habían dejado. La campanilla de la entrada sonó cuando una persona entró. Él se irguió, dejando la pluma sobre la libreta, y miró al recién llegado que ya se encontraba justo frente a la barra, mirando el menú que colgaba a sus espaldas con letras grandes en color blanco sobre un fondo café como la madera.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle?— preguntó, dignandose a mirar al fin al cliente, topándose con unos ojos chocolate que miraban el menú con el ceño fruncido.
—Deme un café americano.
— En seguida.
Se dispuso a cumplir su labor y cuando tuvo el café listo en un envase de papel, se giro hacia la barra, mirando al chico que sacaba dinero de su cartera. No era de por ahí, de eso estaba seguro, pues tenía piel bronce, unos ojos como chocolate y su cabello negro con ondulaciones. Además, nunca antes lo había visto y su acento no era español de ninguna forma.
Le entregó el café y recibió el dinero de aquel extraño que llamó su atención. Más cuando él guardaba el dinero en la caja, habiendo ya entregado el ticket, y el contrario tomó un sorbo de su café, profiriendo con ira:
—¡Pinche madre!
Se había quemado la lengua con la bebida.
Lo oyó agradecer entre maldiciones al objeto inanimado que tenía en la mano, y le vio marcharse por la entrada con un tintineo.
¿Quién era ese chico?, se preguntó, curioso.
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Amor hispano
Teen FictionUno es de México, otro de España. Uno está en tierra extranjera, otro en su pueblo. ¿Qué traerá el porvenir para ambos?