Se encontró con Cristóbal en una plaza que le quedaba de paso al dirigirse a su departamento. Su mejor amigo le sonrió con genuina felicidad y se le acercó para darle un abrazo mientras le felicitaba por cumplir años ese día. Antonio le agradeció realmente contento antes de comenzar a andar hacia su hogar con Cristóbal a quien mantenía cerca con un brazo alrededor de sus hombros; ambos iniciaron una conversación amena de cómo le había ido al más alto en el trabajo ese día y similar.
—Dany ha dicho que nos espera en tu apartamento— comentó el muchacho de cabello más oscuro mientras cruzaban hacia la otra acera, a unas cuadras de su destino—. Nos ha de estar aguardando con la comida y todo. Mira que tienes unos amigos muy majos. ¡Los mejores! ¿Quién podría consentirte así, eh?
Antonio soltó un par de risas sintiendo como el contrario le daba palmadas en la espalda y le miraba hinchar con orgullo el pecho.
—Qué lástima que Fernando no esté—musitó Cristóbal en voz bajita, ocasionando que la sonrisa del contrario se desdibujara lentamente hasta ser casi nada.
—Tenía que regresar a México. Debía resolver sus pendientes allá.
—Verdad. Al menos el tío sigue en contacto.
—Mh, sí...
—¿Sabes si vendrá? Al menos durante las fechas vacacionales.
—No ha dicho nada al respecto y no le he querido preguntar.
—¿Por qué no?
—No quiero que piense que soy un pesado— se sobó un brazo con timidez—. Él está ocupado.
Cristóbal rodó los ojos con un deje de diversión.
Continuaron su trayecto aun charlando sobre temas banales, aunque Antonio estaba escuchando parcialmente a lo que su querido amigo tenía que decir. La verdad es que le entristecía saber que el moreno se había devuelto a su país hace un año atrás cuando finalmente culminaron la universidad puesto que al mismo tiempo había terminado su tiempo de intercambio. Fernando le había explicado que necesitaba regresar a su tierra para hablar con la universidad de allá en la que seguía inscrito y que lo más probable es que tendría que repetir algunas materias, pues muchas veces las ofertas académicas y los temas variaban de universidad en universidad, más si se trataba de escuelas en diferentes países; no trabajaban de la misma forma, eso era seguro. Antonio seguía sin saber cuando volvería el moreno o si es que lo haría. Muy a penas se conformaba con hablar con él durante llamadas y mensajes, de vez en cuando hasta hacían videollamadas, pero sabía que eran cosas que Fernando debía hacer.
Al principio le había angustiado donde se quedaría el muchacho puesto que volver a la casa de sus padres estaba fuera de las opciones, pero él le explicó que se estaba quedando con unos amigos y que el dinero que conseguía para subsistir lo ganaba en un trabajo de medio tiempo en un bar; no era mucho, pero le funcionaba.
Pasados unos minutos llegaron al edificio departamental donde se montaron en el ascensor y esperaron hasta llegar al piso deseado. Antonio se reía alegre por el chiste de Cristóbal cuando descendieron del elevador y se dirigieron hacia el apartamento cuya puerta fue abierta por el dueño de éste; no estaba colocado el seguro y el rubio pensó que se debía a Daniel.
Dentro se encontraban sus padres, su hermano y el muchacho que ya había estado ahí desde hace rato. Los dos adultos pronto se acercaron a su hijo mayor para felicitarlo con palabras bonitas, abrazos y cariñitos, sobre todo de la mujer que era muy apegada a sus retoños. Cristóbal cerró detrás de él antes de dirigirse a su otro amigo que se hallaba arreglando las cosas sobre la mesa del comedor; ambos pronto comenzaron a cuchichear entre sí con un tono de voz bajísimo.
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Amor hispano
أدب المراهقينUno es de México, otro de España. Uno está en tierra extranjera, otro en su pueblo. ¿Qué traerá el porvenir para ambos?