Descubierta

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Tengo que admitirlo, los primeros días no fueron nada fáciles, pensé muchas veces en ir a buscar refugio al pueblo, pero...temía que me reconocieran, a pesar de que podría arreglarmelas para que mi apariencia fuera mas la de un chico, mi voz aun no encajaba con ello; el mundo me había sentenciado con una voz malditamente aguda de niñita, que era muy difícil esconder.

Esta era mi segunda semana estando en el bosque, algunos rumores se habían propagado por ahí, diciendo que un fantasma vestido de negro rondaba los alrededores; nunca pensé que me confundieran con algo así, aunque si eso los mantenía lejos, mejor para mi.

Había sido una mañana tranquila, en la que había ido a pescar al río cercano; cacé un par de peces y los cocine, no entiendo porque dicen que hacer fuego es difícil, para mi nunca lo ha sido.

Al terminar fui a buscar algo de fruta, era una temporada en la que el manzano estaba lleno de fruto; tras cortar unas cuantas decidí subir al árbol y disfrutar de mi recompensa rojiza.

-no pareces un fantasma- esa voz logro que casi me cayera de la rama donde me había subido, cuando logre mantenerme en equilibrio de nuevo voltee hacia abajo, encontrándome con una...¿niña?

-ah...si...yo...-intente decir mientras rascaba mi nuca.

-y tampoco tienes voz de chico, eres una chica, ¿cierto?-esa niña de cabello rojizo comenzaba a ponerme nerviosa, parecía demasiado observadora

-e-ehm...por..por supuesto que no.-titubee un poco intentando mirar hacia otro lado, aun con ello sentía su mirada ambarina sobre mi.

-...tú...si...¡¡eres la princesa Gil...!!-ante eso me descolgué del árbol lo mas rápido que pude para taparle la boca, voltee hacia todos lados buscando a alguien que hubiera podido escucharla, por suerte no había nadie.

-¡¡¡shhhhh!!!...maldición, no pensé que una mocosa me descubriría tan fácilmente- suspire y le solté; ella mantuvo el ceño levemente fruncido ante lo que yo había dicho.

-¿mocosa? Ni que fueras tan grande- bufo molesta y yo solté un pequeña risa; parecía estar haciendo un berrinche cruzada de brazos.

-19-dije con altanaleria y una gran sonrisa en el rostro, ella me observo un instante y luego contesto un poco menos molesta.

-17....y medio- sonreí un poco al verla recalcar lo ultimo, no parecía mala persona, aun así que supiera de mi, me ponía en mucho peligro -estas huyendo ¿cierto? Ven conmigo-

-¿les dirás que me encontraste?- di un paso hacia atrás, dispuesta a escapar si recibía una respuesta afirmativa, ella solo negó con la cabeza.

-no, pero los campesinos vendrán en cualquier momento, si quieres puedes quedarte, pero no aseguro que por tu voz no te reconozcan-suspire un poco molesta, tenia razón, sin mas que hacer decidí seguirle.

-¿a donde vamos?-

-uhm...a mi casa-

-¿tu casa? ¿Me llevaras al pueblo?-me detuve abruptamente mientras ella seguía caminando, al parecer no le había importado en lo mas mínimo que yo me quedara atrás.

Ciertamente no podía entender a esa chica.

-no, mi casa esta en el bosque, por la frontera que divide los cuatro reinos...es...como el centro de todo, y aparte de mi padre y de mi, nadie se acerca por ahí.- después de escuchar sus palabras una parte de mi se tranquilizo y decidió alcanzarla.

Después de esa explicación, ninguna dijo nada mas en todo el trayecto; esa chica tenia razón, nadie podría ir allí siendo el camino tan difícil; pequeños pantanos, muchos arboles caídos, hoyos enormes en la tierra y algunas cuevas fue lo que vi mientras le seguía, tras una hora por fin llegamos.

HyacinthumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora