Quimera

49 6 2
                                    

Las suaves manos de una pequeña azabache jalaban con decisión las riendas de un caballo, uno tan testarudo como la dueña que por cada paso que daban hacia delante el se hacia dos hacia atrás; la niña jalaba y el caballo no cedía, un conflicto que causaba ternura a todo el que veía tal espectáculo en medio del jardín del palacio; no siendo para menos al ser un caballo tan grande para una pequeña de no mas de siete años.

-¿necesitas ayuda, Gilia?-

-no...ugh...-jalando de nuevo las riendas veía con frustración como el caballo no parecía moverse ni un milímetro- yo puedo sola - aseguro causando que su padre solo negara con la cabeza en silencio antes de agacharse a su altura.

-yo se que tu eres fuerte, cariño, y que podrías bajar la luna si así te lo propusieras; pero habrá ocasiones en la vida - tras levantarse quito las riendas de las manos de la pequeña y dando una suave caricia en el lomo del caballo, comenzaron a andar hacia la caballeriza- en las que deberas pedir un poco de ayuda..

-no me gusta pedir ayuda...- cruzada de brazos la pequeña veía como su padre guardaba a su querido caballo.

-y yo lo se, pero habrá cosas que no podrás hacer tu sola; tienes que entender eso, Gilia- un suspiro de molestia salió de la niña mientras veía a su padre agacharse nuevamente.

-...me haré mas y mas fuerte, así no necesitare ayuda de nadie...- la voz decidida de la pequeña había causado ternura en su padre quien volvió a negar suavemente, mientras tomaba las manos de la niña.

-aun el caballero mas fuerte, brillante y poderoso de todo el mundo necesita ayuda de vez en cuando, y eso no esta mal, al contrario eso es una muestra de humildad - la mirada de su padre desbordaba un cariño difícil de describir mientras pasaba una de sus manos hacia la mejilla de la pequeña

-....pero yo quiero ayudarlos a todos...no que todos me ayuden, no quiero ser una inútil como todas las demás princesitas mimadas- aquel ultimo comentario había hecho reír al rey, su hija siempre había sido así, desde el momento en que había aprendido a hablar...siempre valiente y fuerte....siempre amable y servicial.... Siempre confiable y leal....siempre ella.

-no eres una inútil y estoy seguro que lo harás, siempre lo has hecho sin importar a que te estés enfrentando; pero debes recordar que nunca estará mal admitir que necesitas... un poco de ayuda- acariciando el salvaje cabello azabache de su hija se levanto, tomándole de la mano para caminar rumbo al castillo... -aceptar tus debilidades siempre te hará una mejor princesa, y una mejor persona, recuérdalo siempre Gilia, esta bien pedir ayuda de vez en cuando...

*******
Tras curar las heridas de la azabache en una de sus tantas misiones, Dalia suspiraba con pesadez...

-no necesitas hacer todo tu sola, Gil...ahora tienes amigos y estoy segura de que ellos no te darían la espalda, así como tu nunca se las has dado; confía un poco mas...-

Terminando su labor vendando el brazo de la testaruda princesa, le dio una ligera sonrisa...

***Povs. Gilia***

Mire de nuevo el escenario y cerré los ojos suspirando suavemente....los Wendigos no eran un problema...pero la Quimera...un paso en falso y yo...

Baje del árbol en completo sigilo y regresando mis pasos me acerque a Ara antes de susurrarle al oído...

-....necesito....ayuda...

*****

El viaje fue rápido o quizás así lo sentí, era de madrugada aun cuando me escabullí dentro del castillo de Eldrian, tras llegar a su habitación entre sin pensarlo demasiado y comencé a moverlo para despertarle...

HyacinthumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora