Recuerdos y asesinato

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Una pequeña, 10 años, de cabello azabache y ojos color del cielo que brillaba intensamente en ese momento, se encontraba siendo regañada por el gran rey de ese lugar, su padre.

Se podían observar su cara y brazos llenos de polvo y leves raspones, así como sus ropas las cuales estaban llenas de polvo con algunos hoyos provocados por el desgaste de la pelea en la que se había metido esa mañana; tras ver a unos niños de mayor edad molestando a otros mas pequeños en el pueblo, ella había intervenido para protegerles sin dudar.

Aquellos niños la habían considerado su héroe, pero su padre parecía no pensar lo mismo que ellos.

-no puedes pelear, ¡eres una niña!- le reprochaba por milésima vez, a lo que esta solo se cruzo de brazos con gran molestia

-niña mis..-antes de poder terminar su oración su padre le había interrumpido

-¡Gilia! ¡Ese lenguaje!- palabras de su padre a lo que ella solo rodó los ojos con fastidio

-¡soy mas fuerte que todos ellos y lo sabes!- su mirada y su tono de voz denotaba una fiereza que solo podía compararse a la de un león.

-pero ya te dije, eres una niña, y las niñas no pelean; tus clases de esgrima solo son para que sepas como defenderte, no para que pretendas ser un caballero mas del reino-

*****
Por el momento solo dos bandidos se habían dado cuenta de mi presencia, corriendo hacia mi, recibí al primero con una defensa en lo alto, era fuerte; pero no demasiado, de una patada en el estomago lo mande al suelo.

Detuve el ataque del segundo desviándolo con la espada hacia mi derecha, su izquierda, ante su cercanía clave uno de mis cuchillos en su hombro derecho, tiro su espada y le atravesé el costado rasgando parte de su abdomen, lo tire al suelo de un golpe en su pecho y sentí al otro que había tirado acercarse con furia.

Bloque un ataque al pecho y otro a la cabeza, ataqué al costado izquierdo y con ello desvíe su atención clavando en cuchillo en su cuello, la sangre comenzó a brotar a borbones y yo solo di un par de pasos atrás viendo como caía al suelo intentando detener la hemorragia con sus manos.

Limpie mis dos cuchillos con sus ropas, mire la espada del que ahora mostraba sus entrañas al viento, sonreí y la tome con su respectiva funda que amarre a mi cintura.

Caminando con tranquilidad me adentre mas al pueblo esperando que no tardaran demasiado en darme una mayor diversión.

*****
Con 15 años, la princesa portaba su ropa de entrenamiento, con su cabello atado en una trenza.

-Gilia, ¿cuantas veces te lo he dicho? - desde el arco de entrada que daba a uno de los salones de practica de su hija, la miraba a esta haciendo algunas flexiones tras dejar en el suelo, completamente vencido, a su profesor de esgrima.

-"no lastimes a tu profesor" ya se, pero esto es muy aburrido ¿por qué no me mandas a alguien mas fuerte con quien practicar?- tras lo dicho a su padre, dio un par de pasos hacia su profesor extendiéndole una mano para que se levantara.

-...veré que puedo hacer- diciendo eso se retiro del lugar intentado pensar en algo que "calmara" a su hija.

55 minutos mas tarde, la princesa estiraba sus brazos con satisfacción, mientras caminaba a la salida con una sonrisa

-ah~ nada como un buen entrenamiento para relajarte- y diciendo esas palabras salió de aquel salón dejando tras de si a 30 caballeros de Hyacinthum en el suelo, algunos inconscientes y otros que aunque consientes, no se levantarían en un buen rato

HyacinthumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora