Bel siempre estuvo enamorada de William, llegó a amarlo en secreto escondiendo todo su afecto por él. Pero cuando creyó hallar el valor para declarase, Will se suicido dejándola destrozada por dentro y sin que pudiera develarle sus sentimientos.
Al...
— Niña —volvió a hablar la pelirroja antes de que me fuera.
Gire viéndola aturdida.
— Te quiere a ti sobre todo, tienen una conexión especial. Intenta protegerte.
— ¿Cómo? —cuestione.
— Distingue la realidad de las alucinaciones...
— ¿Qué?
Cerro la puerta sin darme una respuesta. Rebecca me esperaba en los ascensores, tenia las manos cubriéndole el rostro, la abraze con fuerza sosteniendo su peso.
— No lo creo Bel, es mentira. Él no quiere asesinarnos.
La tome con mas fuerza, su piel fría hacia que me dieran escalofríos.
— No sé que mas hacer Rebecca, debiste dejarme morir —opine.
Me miro fijamente con sus ojos llorosos.
— No Bel, tú eres mi amiga, no dejaría que murieras así.
Un pensamiento surgió en mi cabeza.
— ¿Cómo sabias que estaba allí? —pregunte.
— Tuve la misma idea cientos de veces.
Regresamos a mi casa poco a poco, las frías calles hacían desolador nuestro camino. Es como si estuviéramos caminando en el infierno, intentando llegar a nuestro circulo de castigo. Llegamos y me arroje a la cama, mi amiga solo atino a sentarse en un sillón. No teníamos hambre ni ganas de hacer algo mas.
Pronto me quede dormida, me sentía cómoda y reconfortante en mi cama, la luz que se filtraba por las ventanas terminaron de despertarme. Todo era tan distinto a lo que recordaba, mi habitación era de un rosa pálido pero yo lo recordaba celeste. Me levante, y me fui a la cocina. Parecía estar en el cielo, todo era tan diferente.
— Te despertaste tarde Bel, William te espera en la entrada — anuncio mi madre.
Observe con cuidado cada detalle de mi casa, esto era sumamente extraño.
— Bel, William te espera.
Estaba vestida como la noche anterior, salí hacia afuera temerosa pero allí estaba. Traía una chaqueta de cuero junto con unos jeans desgastados, sonrió al verme, su rostro prefecto y apuesto. Se acerco a mi plantando un beso tierno en mi frente.
— Buendíadormilona.
— ¿William?
Se alejo unos centímetros viéndome con atención.
— ¿Qué sucede amor? ¿Te sientes mal? —pregunto.
Gire corriendo nuevamente hacia mi habitación, cerré la puerta con fuerza y me concentre en la noche anterior. Me arroje a la cama, y allí estaba de nuevo, era de noche. Estaba a un costado de mi cama, mi piel se sentía transpirada y pegajosa. ¿Fue un sueño? Era demasiado real. Un sonido capto mi atención, algo se movía cerca de donde estábamos. Observe intentando percibir que era, un leve llanto salio de ese oscuro rincón. Sollozaba con dificultad.
— Ayudame —pidió alguien desde la oscura pared.
Estaba atenta a cualquier cosa, pero mi mente me engañaba y no entendía que era todo eso. Se arrastro hasta quedar a mi vista, era una criatura amorfa, parecía un hombre pero al mismo tiempo no parecía ser humano.
—Ven conmigo, ayudame.
Tendía su mano para que la tomara, no pensaba en aceptar. El temor tomo mi cuerpo, sentía que mi garganta quemaba pero no pude articular ningún grito.
Mis ojos se abrieron del susto, la criatura se puso de pie.
—Corromperétuvoluntad...
Esa voz que hacia mi mente dar vueltas.
—Nadie tequiereBel, tuamortequierearrastraralinfierno, tuspadrescreenqueestasloca, tufamiliatehadejadodelado, ytumejoramigapiensaenasesinarte. Me aleje de esa cosa con los ojos cubiertos de lágrimas.
— Estasloca, demente, hazlonadieteextrañara...
Una hoja de afeitar apareció entre mis dedos, quería que me cortara las venas. Oscuro, todo era oscuro y yo solo tenia una hoja de afeitar para defenderme.
—Rebecca... Perdoname.
Me arroje sobre esa cosa, ojalá nunca lo hubiese hecho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.