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Flor.

Hoy comenzaré una nueva etapa en mi vida, iré a la preparatoria. Desperté con pereza, ya que una semana antes me dormía super tarde. 
Me duche y me vestí con el uniforme del colegio, y baje a desayunar algo ligero. Para mi sorpresa mi madre estaba allá.

—Hola, hija— me senté enfrente de ella.
—Me siento orgullosa por tí.— me abraza fuerte. Muero.

—M-mamá m-me a-aprietas muy fuerte— me soltó. Ya siento el aire. —Comeré rápido, si no llegaré tarde.
—Okey, mi vida.—

Fui a mí habitación y terminé de arreglarme. Baje y salí a esperar el autobús escolar.  Pasaron exactamente 10 minutos y por fin subí a este y me senté en unos de los asiento del final. En él había una chica de piel pálida, ojos verde oliva, pecas en todo su delicado rostro.

La miraba de reojo, me llamaba la atención... E-espera, es una chica... No me puedo fijar en una chica... N-no... Pero, que me atrae de ella, ¿Será su color de ojos? ¿De su delicado piel? Esas cosas que mataban... Pero, no la conozco... Mierda...

Después de ese desesperante viaje llegamos al colegio y rápidamente me bajé de aquel.
Me estiré, sentía que hubiera pasado 1 hora dentro de esa cosa. Caminé hasta la dirección, necesitaba información y encontrar mi salón.

Mei

Despertar, eso fue lo que hice después de una larga semana cansada. Me levanté de mi cómoda cama, me vestí y bajé a desayunar. Me esperaban Lisbeth y María, las nanas; aquellas personas que cumplían las labores de limpieza, con mi cuidado, y lo más importante de padre y madre. Ellos nunca estaban, siempre trabajando y de viajes de negocios, nunca tenían trompo para mí. Me quite esa idea de la cabeza y escondí mis "rarezas", sí, tenía cola y orejas de gato. Eso fue idea de mi padre, una idea terrorífica, según él, quería un gato, mi madre una hija. No sé pusieron de acuerdo y nací yo. Una chica mitad humano y mitad gato... Y me quedé sola.

Bajé, y me encontré a mis "padres" en el comedor, esperándome.

—Hola, joven ama.— dijo Lisbeth. —¿Lista para iniciar un año en la preparatoria más prestigiosa del país?— continuó hablando, sus palabras se oían vacías, pero ya me había acostumbrado a eso.

—Clafo que fi— dije con la boca llena de comida

—Joven ama, no debería comer con la boca llena— me regaño María.

—...— tragué. —Bueno, bueno.— le pare de la mesa. Llegaré tarde si no me apuro.

Fuí a mi habitación y agarre mi mochila, mi móvil y por si acaso una sudadera blanca.
Me despedí de ellas y salí.

Esperé, y esperé, y esperé, y seguí esperando. Pasaron 10 minutos, que parecieron una eternidad y me subí, llegue hasta los últimos asientos y me desplomé de la tristeza.

Casi no tenía amigos, todos corrían de mí solo por tener esta apariencia. Me deprimí al pensar cosas malas sobre mi persona. De pronto, la ví; una chica morena, con anteojos, ojos café claro, cabello castaño y una sonrisa que enamora a cualquier persona.

Camino hacia mí y se sentó, no quería mirarle, solo me limité a ver la cuidad por la ventana. Pero, se reflejaba a ella, me ponía demasiado nerviosa que me mire, tenía la sensación de que mi corazón se saldría  de su lugar en cualquier momento. ¡Malditos pensamientos! Relaja, relaja... Respire profundo y de reojo la miré, si de lejos es bonita, de cerca es 100 veces más bonita. Me sonrojé y evite su mirada.

Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora