Narras tú
–Camila por favor, deja eso!– la regañe por estar tocando mi pierna por debajo de la mesa.
–Vamos bebé, estas tan caliente como yo– apretó mi centro y yo solté un leve gemido, esto era suficiente.
Me levanté y le di una mirada con el ceño fruncido –Nos vemos en casa– dije enojada y recogí mi abrigo con mi bolso. Camila me miraba sonriente, lo que causo aún mas enojo en mi y salí del restaurant. Mi esposa tenía las llaves del auto, tendría que tomar un taxi y eso es un problema debido a que mi centro está húmedo por las caricias de Camila. Sentí que unos brazos me rodearon y reconocí a la morena inmediatamente al sentir su erección en mi trasero.
–No creí que estuvieras tan desesperada por tener mi polla dentro de ti nena, ¿Quieres llegar rápido a casa? Se nota– me giró y quedamos frente a frente.
–No me hables, me iré sola– me solté de su agarre e hice parar un taxi pero Camila me atrajo hacia ella y le indicó al taxista que se fuera.
–Nena, me muero por tener tus dulces labios– La miré un poco sorprendida, Camila no suele decir cosas románticas o tiernas, siempre es demasiado directa con lo que quiere y aunque suene raro eso fue lo que me enamoró De la Morena.
–¿De verdad?– me acerqué a besarla pero me detuvo.
–Sí, pero los quiero al rededor de mi polla– ahí va, esta es la verdadera Camila.
–¿A sí? Pues consigue a otra chica que quiera hacerte eso– me solté y la empujé lejos de mi.
–Sé que te mueres por tragarte toda mi– en serio necesitaba que cerrara la boca, con cada palabra mi humedad aumentaba, así que la interrumpí.
–¡Puedes callarte! – vi que sus ojos se abrían quizá por impresión, ya que suelo ser bastante sumisa la mayoría del tiempo –Si vuelves a decir algo que tenga que ver con sexo te juro que te quedarás sin el por un mes– hizo un puchero y me tomó una mano.
–No podrías aguantar tanto tiempo sin tener esto– tomó mi mano y la llevo a su entrepierna, dejándome notar lo erecto que estaba.
–Camila, estamos en un lugar público, ¿puedes comportarte?– Apreté su miembro y la miré seria.
–Entonces vamos a casa y déjame tenerte de nuevo– reí levemente y le di un corto beso.
–Me tuviste esta mañana amor, vas a comportarte pues debemos ir a mi oficina, debo buscar unos papeles– al ver su mueca de sufrimiento le di un beso y seguido de eso reí –Mientras más rápido vayamos, más rápido me tendras de nuevo– al decir eso vi como corrió al auto, me abrió la puerta y subió rápidamente.
–Sube! No tenemos todo el día– reí fuerte y entré al auto, no había cerrado la puerta y Camila ya había partido.
–Sí nos matas no podrás tener nada de mi– bajó un poco la velocidad y entro en la carretera.
–¿Puedes hacerme una mamada?– preguntó de lo mas normal y yo negué sin decir nada –Por favor _____, te necesito, mira como me la tienes de parada– abrió su pantalón y sacó su miembro de este –No me vengas con que te da nervios, ya lo haz hecho mientras manejo, necesito tu juguetona lengua, aunque sea en la punta–.
Dudé unos segundos y llevé mi mano a su miembro –¿Cómo haces para convencerme?– seguí con los movimientos.
–Es que soy irresistible y mi sabor también– sonrió –No quiero tu mano _____, quiero tu linda boca y tus suaves labios acariciando mi polla– me quité el cinturón y me acomodé dejando mi cabeza entre sus piernas.
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One Shots - Camila Cabello y tú
RandomEste es el primer libro que escribo, espero que les guste Se que sí, porque son unas PECADORAS! Al igual que yo jajajaj