One Shots - Camila Cabello y tú

Toda Tuya (Camila G!p)

Narras tú

–Amor, por favor– me reí cuando Camila empezó a jalarme.

–No estoy de ánimo– hizo un puchero.

–Necesito que vayamos, será divertido– sonreí.

–Yo me quiero quedar y tener sexo, no puedo creer que estés rechazando eso– rió levemente.

–Lo que quiero que hagamos es mucho mejor, anda, vamos– levanté un poco mis cejas.

–¿Mi novia Camila Cabello está diciendo que hay algo mejor que quedarse en casa y tener sexo sin parar?– dije sorprendida y me dio un pequeño golpe –Vine a tu casa para esto, no puedo creer que quieras salir– reímos.

–Por favor _____, nunca te pido cosas así– suspiré sonriendo y me levanté.

–¿A qué hora vamos a volver?– levantó sus hombros –Me enojaré demasiado si me aburro– reímos y me levanté para tomar mi bolso y luego salir con Camila.

Nos subimos a su auto y encendí la radio. Puse mi cinturón y suspiré.

–¿A dónde vamos?– la miré levantando una ceja.

–A la casa de alguien– me quejé.

–¿No preferías quedarte en casa?– negó y reí –¿Qué haremos?– me miró de reojo.

–Cállate– reí mordiendo mi labio.

–No quiero callarme– levantó sus cejas.

–O te callas, o te callo– la miré –Debes ser sumisa para lo que quiero hoy– reí.

–¿Tú crees que yo seré sumisa?– en el sexo con Camila, siempre he sido yo la dominante a pesar de que ella es la que tiene pene.

–Te obligaré a serlo– reí.

–Claro que no– saqué mi celular al escuchar que me llegó un mensaje.

–Claro que sí– negué.

–Si quieres que sea sumisa, deberás amarrarme– sonrió.

–¿Quién dice que no lo haré?– levanté mis cejas.

–¿Quieres que tengamos un trio o qué?– me miró de reojo.

–¿Por qué dices eso?–.

–Porque estás hablando de tener sexo mientras vamos a la casa de alguien más– mordió su labio.

–No dije que alguien estaría en la casa– levanté mis cejas.

–¿Alguien te prestó su casa para follar?– rió.

–Tampoco estoy diciendo eso, solo digo que vamos a la casa de alguien más– suspiré.

–Yo solo digo que quiero sexo–sonrió y entró a un estacionamiento de un edificio. Apagó el auto y desabrochó su cinturón.

–Llegamos– asentí bajándome y la miré, ella cerró el auto y tomó mi mano.

–Estoy aburrida– rió.

–Ni siquiera hemos entrado– fuimos hasta el ascensor y marcó el último piso, pasó una tarjeta que le dio el acceso y la máquina comenzó a moverse.

Me apoyé en la pared y mi novia sacó su celular, respondió algunos mensajes y lo guardó en su bolsillo trasero.

–¿Con quién hablas?– sonrió.

–Con mi hermana– asentí.

–Mándale saludos a Sofi– rió levemente y levanté mis cejas –¿De qué te ríes?– mordió su labio.