t r e s

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—¿En serio tus padres te están preparando un matrimonio de conveniencia? —le pregunté exaltada a Jimin.

Ya me lo había explicado varias veces pero seguía sin entenderlo.

Es que no me cabía en la cabeza como unos padres podrían obligar a su hijo a casarse con alguien que no quiere y que ni siquiera conoce.

Estaban condenando al adorable, dulce y amoroso Jimin a un vida sin amor de verdad. Le estaban privando de amar de verdad a alguien.

—Que no. —replicó. Dejó su hamburguesa en el envoltorio y le dio un sorbo a su refresco antes de hablar. —A ver, que ellos me han dicho que vamos a ir a fiestas de gala que celebranp distintas familias para que conozca a chicas y me case con alguna de ellas.

—Vale, entonces me estás diciendo que tus padres te van a obligar a casarte con alguien pero que estas feliz porque al menos te dejan elegir. ¿Tú eres tonto? Yo ni de coña me casaría con alguien al que no quiero. De hecho no quiero casarme nunca, ni tener hijos.

—Nunca digas nunca. —canturreó.

—Mejor cambiemos de tema. —miré la hora en mi móvil y fruncí el ceño. —¿Dónde están Taehyung y Jungkook?

Eran ya las tres de la tarde y se suponía que iban a venir a comer con nosotros y después íbamos a dar una vuelta.

Había decidido que fuéramos amigos de nuevo, o al menos intentarlo. Porque después de que me explicaran las cosas como eran no podía privarlos de mi espectacular presencia.

A ellos no.

Pero Jiho era otro tema. A ella no la tragaba lo suficiente como para que fuera mi amigo. No me caía bien.

—Taehyung está cuidando a sus hermanos pequeños y Jungkook ha ido a conocer a una posible prometida para su hermano. —me informó.

¿Entonces para que hacíamos planes los cuatro si dos no se iban a presentar a la hora acordada?

Por lo menos me podrían haber avisado a mí también de que iban a llegar tarde.

—¿Su hermano también va a tener un matrimonio de conveniencia? —pregunté frunciendo el ceño.

—Eso parece.

—Por lo menos Tae no va a ver a ninguna posible prometida y Kook tampoco. —puse la mano aguantando mi cara y le quité el refresco a Jimin para beber un par de sorbos.

—A Taehyung también le van a organizar un matrimonio de conveniencia y a Jungkook se lo van a organizar cuando acaben con el de su hermano. —dijo recuperando su refresco.

—Joder.

No lo veía bien.

Estos tres chicos valían demasiado como para que alguien decidieran por ellos. Ellos merecerían tener las parejas que quisieran y las que eligieran ellos cuando quisieran y nadie era suficiente para opinar ni elegir por ellos, mucho menos para negarles experimentar un amor de verdad.

A Jimin le llegó un mensaje de Taehyung diciendo que fuéramos al centro comercial, que él y Jungkook ya iban para allá.

Esperé a que Jimin acabara su hamburguesa de cadáver vacuno y su refresco.

Cuando acabó nos levantamos y fuimos andando hacia el centro comercial que estaba justo en el medio de la ciudad y donde se juntaban los pijos ricos con la gente de los suburbios. Aunque el propio centro comercial estaba como subdividido para que los pijos no se cruzasen con los de los suburbios.

Una estupidez.

Íbamos hablando y conociéndonos algo más por el camino. Ya que habíamos estado separados muchos años y, como es obvio, nuestros gustos cambiaron y evolucionaron.

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