v e i n t i t r é s

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—Dios, Jin, te lo juro de verdad. Son magníficos. Son los padres que siempre soñé que fueran los Kim para nosotros. —dije mientras aguantaba la puerta de la cocina para que entrásemos.

Seok rodó los ojos mientras ponía una sonrisita. Dejó su maletín de trabajo en la encimera de la cocina, yo dejé mi mochila al lado de su maletín.

—Me los has dicho tres veces en el coche.

Oh, cierto.

—Es que de verdad que son maravillosos.

—No lo dudo, mi amor. —se colocó el delantal y me miró. —Me alegro por ti, cariño. Es genial que todo te esté yendo bien por fin, ya era hora después de todo lo que has pasado.

—Sí, la verdad.

Aunque estuviera súper agobiada, evitando el tema de la universidad y evitando hablarlo con mi novio para no discutir.

—Bueno, ¿qué te apetece almorzar?

—Cualquier cosa que hagas está perfecto. —me senté en el taburete y aparté el maletín de Jin y mi mochila. —¿Qué tal te ha ido el día?

—Bastante bien, no me puedo quejar. Últimamente nos está saliendo todo muy bien. Estamos ganado todos los casos y espero que las cosas no cambien.

—Es normal que os esté yendo todo tan bien, sois los mejores. Tu bufete está en el top tres de Corea y en el cinco del mundo.

—Bueno, ¿qué puedo decir? —hizo un gesto gracioso, apuntándome con una cuchara de madera. —Hemos trabajado duro para conseguirlo y lo hemos conseguido con sangre, sudor y lágrimas.

—Tienes razón. Os habéis esforzado muchísimo y ahora veis los resultados.

—Siempre tengo la razón, por eso siempre gano. Y lo de el sudor y las lágrima va literalmente.

—¿Y con Jiwoo qué tal te va?

Dejó de cortar las verduras en seco y me miró. Vaya, así que este era un tema peligroso para él.

—Hemos estado hablando un poco estos días.

Hace algunos días que Hoseok está viniendo mucho a casa de Seokjin; porque su beca es para Los Ángeles, el sitio en el que va a estudiar está cerca de la universidad y hemos estado mirando apartamentos juntos. Éramos unos cabrones porque ninguno de los dos le habíamos a Yoongi nada de eso ya que no nos atrevíamos. El caso es que uno de los días Jiwoo vino a recoger a Hoseok para llevarlo a casa, para que Hobi no tuviera que coger el autobús, y Hoseok se las arregló para que Jiwoo subiera a por él, reencontrándose con mi hermano y derivando en una conversación con una copa de vino que acabó en una –romántica– cena. Y que acabó en Hoseok montando en mi coche, por que sí, al final tuve que llevarlo yo, rapeando la canción que Yoongi rapeaba siempre que iba en mi coche, igual que hacía Namjoon. Ninguno de los tres me había dicho nada pero había atado hilos y suponía que esa canción era de ellos y que las tenían en sus móviles.

—Hoseok me ha dicho que Jiwoo está hablando mucho por kakao con alguien y que está muy distraída, ya sabes.

—Lo sé. —Seokjin se giró para mirarme, ya que estaba de espaldas a mí, pendiente de la comida que se estaba haciendo en la vitrocerámica. —Hoseok me ha estado acribillando con mensajes para contarme cómo va su hermana.

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