s i e t e

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—He hablado con la madre de Jiho.

Mi madre entró a la cocina, donde yo estaba disfrutando de unos maravillosos cereales y una conversación por mensajes con Namjoon.

Me miró desaprobando lo que estaba ingiriendo y se sentó en el taburete que estaba a mi lado.

Bloqueé el móvil por si le daba por leer algún mensaje. No había nada raro ni picante, pero era privado.

—Pues muy bien. —le dije.

La miré de reojo y seguí comiendo mis cereales con leche de coco, pero un pensamiento cruzó por mi mente haciendo que la cuchara se me resbalara de los dedos y cayera al bol, salpicando un poco.

A lo mejor Jiho se había chivado de que el otro día la dejé tirada.

—¿No quieres saber sobre qué hemos hablado? —cruzó las piernas y miró mi postura encorbada. —Tienes que sentarte recta, las señoritas no se sientan como tú, se sientan así. —se señaló a ella misma.

—¿Vas a dejarme desayunar tranquila o vas a contarme algo que no me interesa? Porque si vas a hacerlo, hazlo ya. Cuanto antes lo digas antes acabamos.

—Verás, —empezó a hablar, ignorando lo que le había dicho. —hemos estado hablando sobre el matrimonio de Jiho.

Ah, entonces Jiho no había abierto la boca para chivarse. Buena chica.

—¿A dónde quieres llegar con todo esto? No me des la charla, sabes que no me voy a casar nunca. —empujé el bol con cereales. Se me había quitado el hambre.

—Al menos deberías ir a alguna cena para conocer a algún chico y ver si te gusta alguno.

—Ya conozco a muchos chicos aquí y no me gusta ninguno.

Gustar, gustar no.

—Te gustan las chicas, ¿verdad? Podemos arreglarte un matrimonio con alguna chica.

—¡No! ¡No quiero que me arregléis un matrimonio con nadie! —me levanté del taburete enfadada. Agarré mi mochila y me la colgué en el hombro, dispuesta a irme. —Cuando yo me case quiero que sea con la persona que ame, no con alguien que os vaya a venir bien a vosotros porque os de dinero o prestigio.

—Hyosun, espera.

Me llamó justo cuando estaba girando el pomo para irme.

—¡¿Qué?!

Estaba estropeando años de terapia cada vez que hablaba con esta mujer.

—En serio, deberías ir a alguna cena. Al menos dale la oportunidad a algún chico. Quizá alguno te guste.

En ese momento se escuchó el claxon de un coche.

—Tengo que irme, Jungkook ha venido a por mí.

—Jungkook es muy buen partido para ti, ¿no te gusta?

Suspiré, queriendo arrancarme la cabeza.

Hyosun, no.

Los pensamientos de ese tipo hay que evitarlos en todo momento aunque sean de broma.

Llevé mis manos a mi cabeza para masajearme las sienes. La miré, intentando no alterarme más.

—Demasiado competitivo. Nos pasaríamos la vida peleando por quien hace algo mejor o primero.

—Su hermano tampoco está mal.

—No lo conozco. Tampoco quiero.

Salí de casa dejándole con la palabra en la boca. No quería escucharla más hablar de ese tema. ¿Tan difícil era respetar mi decisión de no querer casarme por dinero, o de no casarme nunca?

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