d i e c i s é i s

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—¿Qué me das si te gano?

Agarré el balón que acababa de caer después de haber sido encestado en la canasta y miré a Yoongi con una ceja alzada.

Habían pasado como tres semanas desde lo de la playa en la que aclaramos y dijimos... cosas. Tres semanas en las que Yoongi y yo habíamos tenido mucho sexo, habíamos hablado muchísimo sobre como nos sentíamos y habíamos quedado todos los días a solas. Y hoy me había traído a las canchas de baloncesto que tanto le gustaban.

Había estado bien estar así con Yoongi. Lo había conocido mejor, sabía manejarlo y leerlo bien, a reaccionar y no enfadarme y... ya estaba algo más preparada para avanzar y estar a su nivel, para que ambos estuviéramos en el mismo punto.

Yoongi me había ayudado a avanzar conmigo misma y con mis sentimientos e inseguridades en estas semanas.

—Lo que quieras. —sonrió con suficiencia pasándose las manos por la cara para quitarse el sudor. —Ambos sabemos que voy a ganar yo, pero si quieres que te humille un rato no me voy a negar.

—Tampoco eres tan bueno.

—Eso quisieras tú. —con una palmada al balón me lo quitó de las manos y tirar, encestando. —¿Qué me vas a dar cuando te gane?

—Lo que quieras. —sonreí con superioridad, repitiendo sus palabras. Llevé mis manos a su camiseta y la agarré, me acerqué a él, rozando su nariz con la mía.

—Un americano doble. —pidió. Dejó un rápido beso en mis labios y sonrió. —No vas a ganar, pero tengo curiosidad por saber lo que quieres.

—Una cita.

—¿U-una cita?

—Sí, una cita. —sonreí al ver la cara que se le quedó. —Yoongi, me gustas.

Ya está. Ya lo había dicho, ya no había vuelta atrás. Y, por raro que me pareciera, no me arrepentía de decirlo. Me había quitado un peso de encima, estaba en paz.

—¿Es una estrategia para distraerme y ganar para cambiar tu deseo por yo siendo tu esclavo un mes?

El tampoco se creía que lo hubiera dicho y no me extrañaba. Realmente me extrañaba hasta a mí.

—No seas estúpido. Sé que te gusto y tú me gustas. No veo que tiene de malo que te pida una cita.

—Pero, ¿una cita?

—Sí. ¿Te has dado un porrazo en la cabeza o algo?

—Pero, va-vamos a ver, tenemos que aclararlo. —se llevó las manos al puente de la nariz y lo presionó. Después llevó sus manos a sus caderas. Estaba intentando esconder una gran sonrisa. —Una cita en público, ¿no?

—Hombre, pues yo había pensado en llevarte a la alcantarilla y cenar una pizza a solas pero si no te gusta ese plan podemos llamar a las tortugas ninjas para que nos hagan compañía.

Rodeó mi cuello con sus brazos y me besó repetidas veces. Yo lo estaba abrazando por la cintura y recibiendo los besos con una gran sonrisa.

—Hablando en serio. —paró un segundo de besarme para hablar. —¿Una cita en público?

—Sí, Yoongi, una cita en público.

—¿Con gente que nos pueda ver y eso?

—He cambiado de opinión. Si gano quiero que seas mi esclavo durante un mes.

—No, no puedes cambiar.

—En realidad no quiero hacerlo. —esta vez fui yo la que lo besó. Yoongi sonrió mostrando sus encías y me pegó algo más a él.

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