v e i n t e

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—No puedo, Yoongi. —lo miré pasándome las manos por la cara y el pelo. Intentaba retener las lágrimas pero estaba fallando. —Arranca el coche, por favor.

—¿Estás segura, cariño? —puso una mano en mi muslo y lo apretó. Asentí sin poder mirarlo a la cara. No me sentía valiente para eso. Había estado dos semanas haciéndome la fuerte y la que estaba bien y no podía más. Había explotado y el resultado habían sido lágrimas y tristeza.

Estábamos en coche enfrente de la casa de mis padres biológicos pero, ¿qué iba a hacer después de tantos años? ¿Presentarme como si nada y llamar a la puerta para decir que soy su hija que le dijeron que había muerto al nacer? Me iban a tomar por una loca.

—¿Podemos ir al bar de la hermana de Hobi? —pedí, limpiándome las lágrimas de la mejilla con la manga de la sudadera.

Yoongi asintió y arrancó el coche.

—Los chicos nos están esperando allí.

El viaje fue silencioso, cosa que agradecí porque no tenía ganas de hablar sobre nada. Yoongi era un gran apoyo para mí y no dudó ni un segundo en ofrecerse a acompañarme como apoyo moral cuando le dije que ya estaba preparada para ir a conocerlos, o eso creía yo. A pesar de que esto de ir a la puerta de su casa y echarme atrás en el último momento Yoongi seguía acompañándome y apoyándome sin pedir nada a cambio, sin importar que ya lo había hecho como cinco veces. Últimamente había estado muy cariñoso y me trataba muy bien. Era raro y perfecto pero me gustaba.

Al bajar del coche Yoongi se acercó a mí y entrelazó nuestras manos. Mi plan era entrar al bar directamente pero me besó de forma dulce la mejilla, después darme un gran abrazo y sacarme una medio sonrisa.

—Cuando te sientas preparada para ir de nuevo no dudes en avisarme. No importa las veces que sean, voy a estar ahí contigo siempre.

Asentí, poniéndome de puntillas para darle un beso y abrazarlo. Me separé antes de derrumbarme completamente y suspiré. Estaba como asfixiada, con un nudo en la garganta.

Yoongi dejó un beso en mi frente y nos dirigimos a la mesa de siempre agarrados de la mano. Este era el bar en el que jugué al billar y Yoongi y yo tuvimos sexo por primera vez. Habíamos venido aquí mil veces más. Me sentía cómoda aquí,

—¡Un par de cervezas para Cosmo y Wanda! —gritó Yeseul a Jiwoo cuando nos vio entrar. Sí, teníamos motes por nuestros colores de pelo.

—¡Marchando! —gritó ella de vuelta.amente el mismo color de pelo que yo y nunca les habían llamado así a ambos.

—Namjoon usa exactamente el mismo color de pelo que yo y nunca he oído que les dijerais así. —me quejé.

—Es que Namjoon y Yoongi no están casados. —dijo Yeseul poniendo morritos.

—Hyo y yo no estamos casados. —dijo Yoongi. Y que envolviera su brazo en mis hombros y me diera un beso en la frente no ayudó a su afirmación, pero supongo que lo hizo queriendo.

—Por ahora. —comentó Jessica escondiendo su cara en su cerveza.

—No lo estáis pero lo parece. —dijo Yeseul con una sonrisa.

Sí, bueno, nos habíamos dejado ver de forma cariñosa ante ellos un par de veces y habían unido hilos. Por suerte ninguna de las chicas me abordó con querer hablar sobre el tema y lo agradecía, no quería explicar lo que pasaba entre nosotros porque ni yo misma lo entendía.

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