32. Ella No Es Un Objeto.

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Astrid Frost miraba a su padre y hermano llorar la pérdida de aquel infante que le había robado el corazón con pocas palabras y acciones representativas a su amor por ella. Sabía lo heridos que estaban -ella también se sentía triste-, pero, también, sabía lo que la culpaban de aquel incidente que hubiese deseado jamás ocurriera. Ella también se odiaba. Ella se sentía una basura por no poder proteger a su hermano pequeño de alguien como Quíone, cuando le había prometido que nada saldría mal, que ella lo protegería de cualquier cosa que pudiese dañarlo, pero no lo protegió de ella misma.

Había olvidado que seguía sangrando por la herida que le había ocasionado Quíone hace unos instantes, pero Jace si se había percatado de aquello y se acercó para ayudarle con la herida, a lo que Astrid se negó deteniendo su brazo sin apartar la vista de su familia. No quería la ayuda de nadie, no se la merecía, ella no podía aceptar que alguien se hiciera cargo de ella y sus errores, no merecía ese trato.

— Déjalo así — Susurró la chica con los labios secos y sus ojos llorosos. Le dolía el alma. Se odiaba tanto así misma —. Me lo merezco, no me ayudes.

— Fue un accidente — aseguró Jace. Su voz se escuchaba entrecortada por ver a la castaña en aquella situación, la conocía —. No te culpes, por favor.

— Lo siento, Astrid — Le susurró Isabelle. Apretó la mano de la castaña entre la suya para hacerle saber que estaba ahí.

— Lárgate, vete ahora mismo — Indicó Greg hacia Astrid mirándola afiladamente. Sus palabras eran como dagas perforando el pecho de la chica —. No quiero volver a verte, quiero olvidar que alguna vez tuve una hija.

Astrid no sabía qué decirle, ni cómo defenderse. No tenía nada. Él tenía razón, merecía la mirada de odio de su padre y la mirada de decepción de su hermano, incluso ella mantenía aquella mirada de culpa y decepción de sí misma. Lo lamentaba tanto que le dolía el pecho. Jace la miró una fracción de segundos entendiendo el dolor de Astrid y el odio que sentía por sí misma, en algún momento él también se sintió así, pero no la dejaría caer. No ahora que más lo necesitaba y no se encontraba en el mejor estado psicológico.

— Vámonos —Susurró Jace sabiendo que Greg no la dejaría ser parte del luto familiar

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— Vámonos —Susurró Jace sabiendo que Greg no la dejaría ser parte del luto familiar. La estaba sacando de su vida y no podía dejar a Astrid a merced de la ira de su padre.

— Pero...

— Hazle caso a Jace, hay que irnos — Insistió Percy, acariciando el brazo de la chica para convencerla. Percy tenía los ojos rojos de tanto evitar las lágrimas —. Astrid, ahora.

La chica asintió y se dejó tirar por Percy y Jace mientras su mirada seguía en su familia destrozada. Les había hecho tanto daño. Les había quitado todo de nuevo. La culpa la carcomía por dentro y la pena también, sentía que se ahogaba en un vaso de agua y no había escapatoria de lo que estaba pasando, no tenía cómo devolver el tiempo atrás y hacer las cosas bien. Se había dedicado a cometer errores una y otra vez sin pensar en sus consecuencias, dejando que su madre ganara sobre sus emociones.

Cross Roads [Percy Jackson].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora