Capítulo 28.

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Gianluca.

     Creí que era una mentira. Creí que él sólo lo había dicho para asustarme. Estoy asustado, aterrado y destrozado. Piero e Ignazio me han comprado que en verdad, ella está en la dulce espera de un bebé.
     Me encuentro encerrado en mi cuarto sin saber muy bien que hacer. Las manos me tiemblan. Las lágrimas corren por mis mejillas a montones y no entiendo el motivo. Después de todo, tener hijos nunca ha estado en mis planes y si en los de ella. Nunca me he imaginado mi vida amarrado a una mujer y rodeado de niños que no me gustan. Pero... De pronto, la imagen de __________ con un pequeño bebé, cubierto por una linda sábana azul entre sus brazos, me golpean. Nick yace a su lado con una cara de felicidad y siento morir. Morir porque me doy cuenta que en realidad... En realidad si deseaba todo aquello con mi adorada bella. Lo deseo... Y ahora... Ahora es él quien compartirá ese sueño con ella. Ahora él será su todo. Todo lo que yo quería ser para ella. Su esposo, su amigo incondicional, su amante y el padre de sus hijos. Imagino que con esto, yo quedaré fuera de su vida para siempre y que tarde o temprano, ellos van a casarse... Tengo miedo. Mucho miedo porque no creo poder luchar contra algo así. No creo poder luchar contra Nick en estas instancias. No creo que ella quiera separarse del padre de su hijo... De su bebé... No creo poder seguir...
¿Que va a ser de mi vida ahora?

...
__________*

     Me siento como una jodida vaca gorda. Cómo como puerco, como cerdo, como marrano. La panza ya se me nota. No es la gran cosa, pero al menos se nota que estoy embarazada. Tengo exactamente, cuatro meses. Meses en los que he reído y llorado al mismo tiempo por cualquier tontería. Mis hormonas están más locas que de costumbre. Quiero sexo a cada hora, a cada instante que, en varias ocasiones no he ido a trabajar y he obligado a Nick a quedarse todo el día conmigo para que me complazca. Él termina rendido y yo... Simplemente quiero más. Mis antojos, gracias a Dios, son pocos, pero locos.
     Me encuentro recostada en la cama, acariciando mi panza a la espera de mi amor. Estoy caliente.
     —Uy mi amor —murmuro haciendo un puchero -si sigues haciendo que mamá desee hacer el amor con Papi todo el día, ya no serás sólo tú en mi panza, sino, unos tres más.
     Me muerdo el labio inferior y me río. Según el doctor, dentro de un mes podré saber si es niño o niña, pero tengo el presentimiento de que será un hermoso niño. Nick también así lo cree y la idea nos emociona. Piero ya me ha regalado la cunita que es de color blanco. Una chulada con sus respectivos adornos de animalitos colgando. Ignazio me ha comprado varias batas de maternidad, y una que otra prendita para mi niño. A los chicos les encanta acariciar mi vientre ya inflado. Michael también se entretiene al igual que los pingüinos. A Sebastian y a mi papá, aún no les he dado la noticia, pues no quiero que me obliguen a irme a vivir allá. Estoy bien aquí.
     —Buenas noches —murmura de repente la voz de Nick.
Me incorporo de inmediato y noto que su cara está más triste que la de un perro abandonado.
     —Mi amor -me acerco a él y acaricio sus hombros -¿Porqué tienes esa carita de pato tristón?
     Nick hace un puchero de niño regañado y varias lágrimas corren por sus mejillas. Me tenso.
     —Mi papá me ha regañado hoy frente a todos -cuchichea entre hipos -me dijo que era la última vez que me desmayara en una operación de corazón abierto, que porque si quiero ser un jodido doctor, no tengo que cometer esas tonterías. ¡Pero él no entiende que soy un manojo de emociones últimamente! ¡Lloro por todo! ¡Malditas hormonas!
     Sin poder evitarlo, me río. Me río a carcajadas.
     Nick me ve furioso y yo trato de calmarme, pero me es imposible.
     —¡Que bueno que te resulte tan gracioso! —chilla separándose de mi.
    Cuándo veo sus intenciones de marcharse de la habitación, tiro de su brazo con toda mi fuerza y lo empujo sobre la cama. Rápidamente me coloco encima de él a horcajadas. Su gesto se endurece y gruñe:
     —Será mejor que me sueltes que hoy no estoy de humor.
     Su mirada fría... Su entrecejo marcado al máximo... Esa pequeña vena alterada en su cuello hace que me ponga más caliente que antes. No me da miedo, me excita... Por ello, haciendo un puchero y uso de mis dotes de actriz dramática llorona que tan bien se me dan últimamente, pienso en algo realmente triste (como que la Nutella se terminó) y los ojos se me llenan de lágrimas. El gesto de Nick se suaviza de inmediato.
     —Nena —murmura incorporándose y sujetando mi cintura —no... No pongas esa carita... No llores mi amor...
     —¡Ya no me deseas! —lloriqueo como niña —¡Ya no me deseas porque parezco una ballena!
     —No pareces ballena...
     —Claro —continuo chillando —como ahora soy una vaca gorda, tú ya no quieres estar conmigo y por eso me rechazas...
     Antes de seguir con mis lamentos, Nick me besa apasionadamente en los labios. Me quita la camiseta que traía puesta, dejándome sólo en bragas. Con cuidado, me coloca debajo de él y me besa la panza inflada.
     —No te ves como una vaca... Eres la mujer más sexy que mis ojos han visto y te deseo día y noche.
     Sin más, se desnuda por completo y comienza a bajar mi braguita. Sus labios acaparan mis pechos y noto su enorme sonrisa al mordisquearlos.
     —Me encantan... Ahora están más grandes y sabrosos... No veo la hora en que me alimentes con ellos.
     Me pongo roja como un tomate al entender sus palabras. Nick pretende que sea una vaca lechera... Pero como estoy más deseosa que nunca, sólo logro asentir y dejarme hacer. Pronto ya estamos desnudos y hacemos el amor muchas veces, hasta que por fin me da hambre y los dos bajamos a tragar. Debo decir que también Nick ha subido de peso. También tiene antojos y come mucho, pero está más delicioso que nunca.
     El fin de semana se pasa volando y yo llorando, follando y tragando. El lunes, me apetece ir a trabajar. Nick intenta oponerse, pero al ver mi gesto de amargura pura, deciste y me lleva hasta el trabajo. Llevo puesto un precioso vestido azul negro con flores, de esos de embarazada y unos cómodos tenis. Dicen que es malo utilizar tacones en el embarazo y yo quiero que mi niño crezca sano.
     Al llegar, todos me sonrien y me saludan. Claire se apresura a tocar mi panza con mucha ternura. Me gusta que me toquen mi panza.
     —¡Aquí está mi embarazada favorita! —chilla de repente la voz de Michael.
     Volteo la mirada hacia atrás y noto que camina hacia mi con una enorme sonrisa. Yo también sonrío.
     —Buenos días Mike —saludo alegre.
     —Buenos días gordita —dice riendo y besando mi mejilla.
     Pongo los ojos en blanco y suspiro. No cabe duda que soy un puerco andando.
     —¿Cómo está este campeón?— pregunta tocando mi panza.
     Me río.
     —Pues muy bien. Creciendo cada día más.
     —Me encanta tu panza, __________ —murmura y me aprieta la mejilla —es muy bonita.
     Le he dicho a Michael que presiento que es un niño, así que él piensa igual. De pronto, noto a Mike algo nervioso.
     —Oye gordita, iré a comprar algo de desayunar. Te compraré tu comida también así que vete a mi oficina y me esperas ahí. No tardo.
     Michael se va corriendo antes de que le pueda decir que se me antoja unos waffles con chocolate. Maldigo, pero aún así obedezco y me meto a su gran oficina. Un agradable olor inunda mis fosas nasales. Una fragancia que me resulta familiar. Una fragancia que me vuelve loca. Al levantar la mirada, me doy cuenta de que no estoy sola. Alguien está sentado sobre una silla con su rostro caído. Su cabello castaño está un poco ondulado, pero siempre divino. Su perfil tan perfecto me vuelve a cautivar. Su verdosa mirada me observa de repente y sin saber porqué, los ojos se me llenan de lágrimas. No me muevo, no me acerco a él. No sé que hacer. Maldito Michael.
     —Bella... —murmura de repente con su ronca y sensual voz.
     La piel se me eriza por completo y un escalofrío recorre mi espina dorsal. Siento mis mejillas arder.
     Gianluca sonríe ampliamente y se pone de pie.
     —No tienes una mínima idea de lo preciosa que te ves embarazada —dice caminando hacia mi — te ves diferente... Más radiante... Más bella...
     Trago. No puedo hablar, no puedo moverme... ¿Que me está pasando?
     Cuando Gianluca ya está frente a mí y siento sus manos envolver mi cintura, no lo puedo evitar y lo abrazo. Lo abrazo con fuerza. Lloro. Hacía mucho tiempo que no lo veía... Que no lo sentía... En mi estómago siento miles, miles de mariposas revolotear de un lado a otro. Aspiro con profundidad su exquisita fragancia.
     —Te he extrañado tanto, ___________ —murmura separándose de mi.
     Noto sus ojos cristalinos. Una lágrima logra escapar de sus ojos y alzó mi mano para limpiarla con delicadeza. Él entrecierra los ojos y suspira.
     —Había extrañado tu suave tacto —continua.
     Veo sus labios rosados y húmedos. Las ganas de besarlo me pueden, pero me contengo. No debo hacerlo.
     —Creí que te habías marchado a Italia— digo alejándome unos centímetros de él.
     Gian asiente.
     —Lo hice, pero regresé ayer... Estuve allá, tratando de hacerme a la idea de que lo nuestro... Lo nuestro— su voz se corta —de que lo nuestro era imposible. De qué tú estás a punto de formar una familia con otro que no soy yo... Te juro que estuve tratando de olvidarte... Pero no puedo. Mi corazón se niega a dejar de amarte y mi mente, a dejar de pensarte... Te amo. Te amo __________. Te amo más que a nada en este mundo...
     —Gian —sollozo —yo... Es que Nick y yo...
     —Yo sé —me corta —yo sé que tú estás esperando un hijo suyo... Pero no me importa. Aún así te amo. Te amo mucho... Y si tú me dieras la oportunidad de volver, te juro que lo amaría como si fuera mío.
     —No... No Gianluca —jadeo entre lágrimas— no me digas eso...
     —Mi amor... ¿Cómo no podría amar a un pequeño que está creciendo dentro de ti? ¿Cómo no hacerlo? —Gianluca me abraza con delicadeza— es un pedacito de ti. No me importa que yo no sea su padre por que yo...
     Gianluca se queda callado y yo levanto la mirada. Su gesto ha cambiado y noto que una de sus manos está sobre mi estómago abultado. Me mira a los ojos.
     —__________... ¿Cuánto tiempo dices que tienes de embarazo?
     La sangre se me congela por aquella pregunta. Me siento desmayar. No sé porqué. No quiero responder su pregunta. Tengo miedo.
     —Responde —insiste arrugando la cara.
     Me intento alejar de él, pero me lo impide.
     —Por favor... Por favor... Dime cuánto tiempo tienes de embarazo.
     —Cu... Cuatro meses —respondo sollozando.
     Gianluca entrecierra los ojos, se aleja de mí y se lleva las manos a la boca. Noto su cara enrojecer.
     —Hace cuatro meses tú y yo estuvimos juntos en Francia —suelta entre lágrimas —. Hace cuatro meses tú y yo hicimos el amor.
     Me mareo. Las piernas me tiemblan. Las manos me sudan. Hiperventilo. Las lágrimas bajan a montones por mis mejillas. Es verdad... Maldición... Es verdad...
     —Si tienes cuatro meses de embarazo, entonces ese bebé que estás esperando es mío.
     —¡No! —jadeo dándole un manotazo en el pecho —¡No es así!
     —¿Y cómo es entonces? No trates de negarlo porque es verdad. ¡Si ese bebé es mío, exijo saberlo! No puedes negarme a mi hijo...
     Sollozo. Me llevo las manos a la boca y siento ganas de vomitar. Gianluca se apresura a ayudarme para que me siente sobre un sofá que está cerca y me entrega un vaso con agua. Lo bebo efusivamente.
     —__________ —dice esta vez en un tono más suave —merezco saber si soy el padre de tu bebé... Merezco saberlo...
     —¡Es que no lo sé! —suelto alterada —nunca me pasó por la mente esa idea. No recordaba lo sucedido en Francia...
     —Permíteme que lo dude —sisea —no creo que olvidaras semejante cosa...
     —Gianluca... —sollozo —es... Es que no sé si tú eres el padre porque... Porque también estuve con Nick en cuanto volví a América.
     Lloro. Lloro cómo una niña pequeña al ser consciente que no sé quién es el padre de mi bebé. Nunca me pasó por la mente que Gianluca lo fuera... Creí que Nick era su padre y ahora... Ahora no sé que creer...
     —_________ —murmura de repente Gianluca arrodillándose frente a mi. Sus manos sujetan mi rostro con suavidad —entiendo... Entiendo que estás confundida... Entiendo que lo que pasó entre nosotros fue cosa de amantes. Entiendo el que hayas tenido relaciones con él. Estabas en todo tu derecho. Pero... Cabe la posibilidad de que éste bebé— coloca una mano en mi panza —que éste bebé sea mío.
     —No estoy segura de ello —sollozo lamiendo mis labios.
     Gianluca sonríe con ternura.
     —Yo si lo estoy. Tengo el presentimiento que soy su padre... Sentí una especie de conexión en cuanto te toqué... Además, estos últimos meses he estado muy hormonal y con muchos antojos...
     —¿En serio? —me río.
     Gianluca asiente riendo.
     —Inclusive, mamá me contó que papá estaba igual cuando ella estaba embarazada de mí y de Erny... No puede ser casualidad...
     —Pero Nick también está como tú...
     —Normal. Está todo el tiempo contigo... Sin embargo— dice entrelazando sus manos con las mías— yo sé que es mi hijo... Lo siento en mi corazón.
     Jadeo.
     Gianluca se acerca lentamente a mí y sin poder detenerlo, me besa. Me besa en los labios con intensidad, con amor. Mis hormonas se revolucionan al máximo. Lo abrazo con fuerza y noto que se levanta. Sin dejar de besarme, se acomoda encima de mí y yo me recuesto en el sofá. Gianluca baja los tirantes de mi vestido con una mano. Con la otra, escucho como comienza a desabrochar su cinturón. Abro los ojos de golpe. Él me ve y sonríe con picardía, quitándose su camiseta gris, dejando al descubierto su precioso torso. Mis manos juguetonas acarician con deleite sus brazos fuertes, su rostro, su pecho, su abdomen. Al llegar a su pantalón, me muerdo le labio inferior al verlo tan abultado. Dios... Lo deseo...
     —¿Lo quieres, nena? —pregunta sujetando mi mano y llevándola hasta el interior de su pantalón.
     Maldigo.
     Claro que lo quiero... Lo deseo con ansias.
     —Gian... —murmuro sonrojada.
     —__________ —dice él mordisqueando su labio —no te abstengas de lo que tú cuerpo quiere...
     —Michael podría entrar...
     —No te preocupes por eso —dice sonriendo con malicia y poniéndose de pie para asegurar la puerta —nadie va a entrar. Michael no está en el edificio.
     Me atraganto.
     Presiento que esto ha sido planeado por estos dos.
     Mi corazón bombea con fuerza. El deseo carcome mi entrepierna al verlo a él así... Semidesnudo. Tan guapo... Incluso más con su cabello alborotado y su barba un tanto crecida. Siento que no puedo ni quiero controlarme. Lo quiero... Lo deseo. Deseo hacer el amor con él.
     —Te amo _________ —susurra Gianluca metiendo sus manos bajo mi vestido y quitando mis bragas.
     Jadeo.
     —Y yo te amo a ti, Gianluca— suelto sin poder evitarlo.
     Gianluca me ve rápidamente y sus ojos se llenan de lágrimas. Una hermosa sonrisa se dibuja en su rostro. Entonces, acercando su rostro al mío, captura mis labios en el más sensual y tierno de los besos. Baja su boca hasta mi cuello y yo lo dejo hacer. Cómo puede, me quita el vestido lentamente hasta dejarme completamente desnuda. No traigo sostén puesto. Él, al ver mis pechos, jadea incrédulo.
     —¡Guau nena!, ¿O es mi imaginación o estas nenas están más grande?— pregunta acariciándolas con suavidad.
     Yo asiento.
     —De momento, una talla más.
     —¿De momento?
     —Si. El doctor dice que me crecerán un poco a medida vaya pasando el tiempo y comiencen a llenarse.
     —¿Llenarse?
     Pongo los ojos en blanco y me río.
     —Si. Llenarse. Ya sabes, por eso de la lactancia.
     Gianluca abre la boca sorprendido y de pronto, su mirada se oscurece.
     —¿Quieres decir que habrá leche en ellas?
     —Si... —digo cautelosa.
     —Mmmmmmm —se saborea mi amor y yo flipo.
     ¿Que demonios le sucede a los hombres con eso de la lactancia?
     De pronto, sin previo aviso, Gianluca se mete la mano bajo su bóxer y se saca su potente erección y la ensarta en mi interior. Gimo... Jadeo gustosa. Siii... Siii... Siii...
     —Pues no tienes idea de lo caliente que eso me pone —cuchichea meneando sus caderas.
     Una hora después en la que hacemos el amor, Gian y yo permanecemos recostados sobre el sofá, desnudos. Bueno, yo me he puesto su camisa gris y él su pantalón. Con cuidado, posa su cabeza en mi estómago y me besa la panza con ternura.
     —Mamá ha dicho que eres un niño —murmura con voz de niño —pero no sé si sea cierto. También podrías ser una preciosa princesa. A mí me gustaría que lo fueras... Así, toda hermosa y tierna... Con la naricita y los ojitos de tu mami.
     El corazón se me encoge de ternura al ser consciente de que le habla a mi bebé. Tengo ganas de llorar de la emoción.
     —Pero si en verdad eres un niño —continua — no me importaría. Serías igual de guapo que tu padre... Yo sé que eres mío mi vida... Sé que tu padre soy yo y me creas o no, eso me emociona. Tengo muchas ganas de conocerte mi niño...
     —Creí que no deseabas tener hijos nunca— lo interrumpo.
     Gianluca alza la cabeza y me ve. Me sonríe ampliamente.
     —Me he dado cuenta que contigo lo quiero todo, _________... Quiero una familia contigo mi amor...
     Sollozo.
     Es lo que más he deseado desde que me di cuenta cuánto lo amo.
     —Gianluca... Se... Se mi amante por favor —suelto.
     Mi cara se pone roja al igual que la de él y ya no sé ni lo que digo.
     —¿Que? —murmura él colocándose sobre mi.
     —Yo... Yo no puedo dejar a Nick... No puedo hacerlo... Pero tampoco te puedo dejar a tí... Estoy enamorada de los dos y es por eso... Que quiero que seas mi amante...
     —__________ —jadea Gianluca —yo... Yo te quiero sólo para mí...
     —Y yo los quiero a los dos para mí —digo sin pena alguna.
     Gianluca me ve alucinado y asiente.
     —¿Quieres decir que quieres estar con los dos en todo sentido? —pregunta rascando su cabeza.
     Asiento.
     —Entiendo si no quieres... En realidad es una locura... Pero los deseo a ambos.
     —Es una locura —dice riendo —pero... Una vez, bueno, varias veces te pedí que fueras mi amante... Y sé que estoy loco, pero acepto. Acepto ser tu amante porque eso significa estar contigo y mi bebé y sé que pronto, dejarás a ese idiota.
     Me lo como a besos y más, mientras por mi mente pasa que soy una puta y que si Nick se entera, me va a matar...
     ¿Porqué no puedo estar con los dos sin que se odien y se quieran matar? La vida sería más sencilla...
    



Hello :v
Sigan votando... Me crean o no, ya casi termina la novela.

PDT. No me juzguen 😂😁 en verdad los deseo a ambos.
    

~Una Vida Juntos "Por Siempre"~ (Gianluca Ginoble) TEMPORADA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora