Capítulo 33.

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     Gianluca.

     Observo por la ventanilla del avión una vez más esperando a que algo ocurra. Algo cómo que ________ aparezca de la nada sobre alguna escalera eléctrica y me pida que no me vaya, que me quede con ella porque en realidad si me ama tanto como yo a ella. Que sus palabras fueron mentira. Una dolorosa mentira. Pero... Nada. La voz de la azafata no tarda en dar instrucciones y el avión en despegar. Mi estómago se revuelve y siento que mi corazón palpita con rapidez. No es miedo, es que no me quiero ir... Siento que mi vida entera se queda atrás, sujeta a la de ella. Me siento tan frustrado y desesperado. Deseo arrojarme del avión ahora mismo y correr hasta sus brazos, besarla y hacerla mía. Decirle cuánto la amo y la deseo... Pero... Ella me echó de su lado. Ella ya no me ama. Sus palabras fueron rotundas, ama a otro. Lo dijo viéndome a los ojos y no ví una pizca de mentira en ellos. Me siento incapaz de seguir luchando por una causa perdida. No puedo... Me duele en el alma que las cosas hayan terminado de esta manera, que nuestra bonita historia de amor no haya tenido un final feliz. No sé si seré capaz de olvidarla algún día... No quiero hacerlo, quiero seguirla amando con todo mi ser, pero a la vez no quiero. Estuvimos a punto de ser felices, en familia. Ella, mi bebé y yo... Y una vez más, el maldito destino injusto me la volvió a arrebatar. Esta vez para siempre... ¿Que voy a hacer para quitarla de mis pensamientos?, ¿Cómo dejas de amar a alguien?... Los chicos no quisieron acompañarme al aeropuerto porque no estaban de acuerdo con que me regresara a Italia. Piero me llamó cobarde por no seguir luchando e Ignazio me dijo inmaduro. Yo no tengo más nada que hacer en América. Mi razón de ser me dejó de querer y si sigo cerca de ella, me moriré de tristeza. No quiero seguir sintiendo lo que siento... No.
     Inevitablemente, saco mi tablet y busco la galería. Las fotos de _______ aparecen ante mí y lloro. Lloro como un niño. Fotos de ella y yo juntos, besándonos, abrazándonos, sonriendo... Recordar aquellos maravillosos momentos me retuercen las tripas. Quisiera volver a vivirlos... Quisiera regresar el tiempo y cambiar todo lo malo que hice. Todo lo malo que nos hicimos el uno al otro. Nos lastimamos tanto bella... Tanto que tú corazón dejó de ser mío...
     Cuándo llego a Italia, mis padres junto a Ernesto me están esperando en el aeropuerto. Mi madre comienza a brincar de un lado a otro como una verdadera loca y empuja a mi papá. Intento sonreír, pero no puedo. He llorado todo el viaje y no tengo ganas de sonreír.
     —¡Amore mío! —canturrea mi madre y me abraza con fuerza.
     Su abrazo me descompone y siento ganas de llorar otra vez, pero me trago las lágrimas. No quiero que me pregunte que me pasa. No sabría que contestar.
     —Mamma... —murmuro y la beso en la frente.
     Ella suelta una risita tierna. Mi padre también me abraza al igual que Erny.
     —¿Otra vez vienes unos cuantos días y luego te irás? —pregunta mi hermano guasón.
     —No —niego —vine para quedarme.
     —Siempre dices lo mismo y luego te vas sin decir nada —se queja tomando mis maletas y subiendolas al auto de papá.
     —Esta vez es diferente —insisto —no tengo planeado volver a América nunca más.
     —Pues que lástima —suspira mi hermano —me hubiera gustado ir de nuevo y ver a ________. Que chica tan bonita que era ella.
     Pongo los ojos en blanco y maldigo a Ernesto en mi interior. Lo que menos quiero es mencionarla y es lo primero que él hace.
     —Pues ni modo —digo tranquilamente —te vas a quedar con las ganas.
     —Oye, ¿Que no se supone que _______ es tu novia? —insiste Erny —¿Porqué quieres dejar a _______ sola?, ¿Te volviste loco?
     —Ernesto... —siseo incómodo.
     Me rasco el cuello y mi mamá me voltea a ver. Levanta las cejas como si comprendiera lo que me pasa y antes de que Ernesto diga otra cosa que me haga golpearlo, dice:
     —Mi amor, dejé a María cocinando la pasta que tanto te gusta y también dejé en la nevera el pastelito de chocolate que tanto te gusta.
     —¡Pastel, mamá! ¡Pastel! — gruño más furioso que antes.
     Mi mamá se tapa la boca rápidamente y se disculpa conmigo. Papá nos observa en silencio y no dice nada. Supongo que está sacando sus propias conclusiones. Me recuesto en el asiento y vuelvo a maldecir. Olvidar a ________ será más difícil de lo que pensaba, sobre todo porque Ernesto la volverá a mencionar y porque mi adorada madera tiene la costumbre de llamar las cosas en diminutivo. Pastelito... ________ era mi pastelito de chocolate, caramelo y fresas. Justo el pastel que tanto me encanta.
     Cuando llego a casa, lo primero que hago es arrojarme a mi cama y suspirar. Estoy muy lejos de ella... Al menos sé que no podré buscarla aunque quiera. En esta casa no hay nada que me recuerde a ella. Ni una foto, ni una tanga robada bajo mi almohada, ni un sostén, ni una blusa... Nada. Comienzo a sacar mi ropa de las maletas y cuando saco el pato Donald de peluche que ______ me obsequió hace un tiempo, no puedo evitar llorar y abrazarlo. Maldita sea... Sus recuerdos me persiguen dónde quiera que vaya. Intento arrojar el peluche por la ventana y cuando lo hago, ni siquiera lo suelto y me golpeo con él mismo en la cabeza. No puedo tirar algo que ella me regaló con tanto amor... Además, su olor está impregnado en él y quizá me ayude a dormir con tranquilidad esta noche y todas las demás. Sé que algún día tendré tirarlo, pero no hoy.
     Estoy abrazando mi bonito pato, cuando mi teléfono suena. Es Gaby. Dudo si contestarle o no, pues mi misión es olvidar todo lo de América, ella incluída, pero al final contesto la llamada.
     —Gabs —saludo sonriendo.
     —Gian, ¿Ya llegaste a tu casa? —pregunta con voz graciosa. Su voz es graciosa.
     —Si Gaby, hace una hora que llegué. ¿Cómo está _______? —pregunto sin poder evitarlo.
     No tengo remedio.
     —Gianluca... —gruñe Gaby —¿En qué habíamos quedado?
     —Lo sé— suspiro — pero no significa que vaya a olvidarla y dejar de amarla de la noche a la mañana. Es el amor de mi vida... La amo mucho y me preocupo por ella.
     Imagino a Gaby poner los ojos en blanco, pero no dejo que diga nada y continúo:
     — Sé que ella no está bien... Supongo que lo de nuestro bebé aún la tiene muy triste... Por eso te pido que por favor cuides a mi _______. No la dejes sola...
     —Pues sola que se diga sola, no está —dice algo nerviosa —regresó con Donovan.
     Mi estómago se revuelve y arrojo mi teléfono a la cama. Maldición... Me temía que esto pudiera pasar si yo me iba, pero era algo obvio... Gaby ya me había dicho con anterioridad que ________ y él se veían todos los días. Salían juntos... Los perseguí y siempre iban al hospital. En un principio creí que ella se encontraba mal de salud, pero era porque quería verlo a él. Después de todo, me dijo que lo amaba. Era obvio que volverían... Y yo como un tonto muriendo por verla. Debo olvidarla... Debo olvidarla.

~Una Vida Juntos "Por Siempre"~ (Gianluca Ginoble) TEMPORADA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora