Capítulo 38.

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     El tiempo pasó demasiado rápido. La boda estaba a la vuelta de la esquina y mis nervios están a flor de piel. Gian y yo vivimos juntos momentáneamente en mi departamento, pero es algo muy diferente a casarnos. Es una gran responsabilidad y no dudo que tendremos muchos pleitos. Sebastián ha estado como una Magdalena todo este tiempo, pues no quiere que me case porque según él, ya no lo voy a querer tanto y que voy a preferir a Gianluca sobre él. Está loco. Mi papá no está muy convencido tampoco, pues es típico en los padres cuidar de manera exagerada a sus niñas y es lo que él quiere, pero también está consciente de que yo amo a mi Gianluca inmensamente y que él puede hacerme muy feliz. Eso le basta a él para aprobar el 50% de mí compromiso. Mike tampoco quiere que me case, ni los pingüinos. Son bastante celosos, tanto como Sebastián. Mi vestido de novia es una verdadera chulada que me costó un día entero encontrarlo. En cuánto lo ví en la tienda de vestidos de novia, me enamoré de él por las lindas mariposas que adornan la parte baja de la cola y el velo... El velo es perfecto. En cuanto me lo puse, lloré como una loca dramática y Gaby y yo saltamos de un lado a otro como conejos, pues ella también había encontrado su vestido celeste de dama de honor. Tenía la intención de modelarle a mi amor el vestido, pero Gaby lo impidió porque dice que es de mala suerte. Sin embargo, yo ayudé a mí amor a escoger su traje de novio y debo decir que se vé condenadamente sexy con él. Ya saben, el típico traje de novio con saco y pantalón negro, camisa blanca y una preciosa pajarita plateada. Gian y yo enlazaremos nuestras vidas en una linda capilla a la orilla del mar. Será de noche y mi suegra se ha encargado de la decoración, que según sé, será espectacular. De la comida y el pastel se ha encargado Ignazio. No tengo la menor idea de lo que se vaya a servir de tragar, pero seguro y será algo bueno. Un día, mientras almorzamos entre amigos en mi departamento, a Piero se le ocurre la maravillosa idea de celebrar la despedida de soltero de mí amor. Arrugo el entrecejo. Para nada me gusta la idea.
     —¡No seas aguafiestas bellita! —lloriquea Piero— es una tradición celebrar la despedida de soltero...
     —Disculpa si no me agrada la idea de imaginar a un montón de putas meneando el trasero en el rostro de mi prometido —siseo achinando los ojos.
     Los chicos sueltan una ruidosa carcajada que me hace cabrear más.
     —Tú también puedes tener tu despedida de soltera —dice mi pingüino Charlie mordisqueando una uva —ya sabes, tener un montón de gigolos meneando el trasero en tu cara.
     —¡No le des ideas! —jadea Gianluca golpeando la mesa enojado —ni de coña voy a permitir que mi novia vaya a un lugar de mala muerte a ver hombres musculosos y semidesnudos.
     Gaby, que está sentada a mi lado me voltea a ver y sonríe ampliamente al igual que yo. Se acerca a mi oído y murmura:
     —No sé que te parezca a tí la idea, pero a mí me encanta.
     Asiento emocionada y también murmuro muy bajito:
     —A mi también. Me muero de ganas... Y también quiero ir a las Vegas.
     —¡Las Vegas! —exclama Gaby en voz alta, haciendo que todos la volteen a ver.
     Ignazio, la ve detenidamente y sonriendo con incomodidad, rasca su cabeza y pregunta:
     —¿Qué sucede con Las Vegas?
     Gaby me voltea a ver horrorizada y yo me tengo que tapar la boca para no reír a carcajadas. Tomando aire y sonriendo con inocencia, murmuro:
     — A mí me encantaría ir a Las Vegas, ya sabes... Ir a algún casino y jugar un poco. Me gustaría ir a ese lugar para mí despedida de soltera, sin ningún bailarín exótico, claro.
     —¡Me parece una excelente idea! —exclama mi amor apretandome la mano —diversión sana, sin ningún imbécil de esos.
     —Pues yo también espero lo mismo de ti, tonto —siseo reduciendo la mirada —quiero que tu despedida sea algo calmado, en algún Spa, sin ninguna puta cerca.
     —¡Hey! Yo sí quiero putas —chilla Sebastián haciendo un puchero.
     —Le diré a Elena —digo divertida.
     Sebastián se atraganta y todos ríen a carcajadas. Entre risas, gruñidos y lloriqueos, los chicos se ponen de acuerdo en la mentada despedida de soltero de mi amor y acuerdan ir a un bar a beber solamente y pasar un rato "entre chicos", lo cual no me lo creo de al todo, sobre todo porque conozco a mí hermano y a los pingüinos pervertidos. Sé que terminaran en algún putero de mala muerte y sólo espero que Gianluca se comporte. Confío en él. Gaby y yo acordamos viajar a Las Vegas mañana mismo, una semana antes de la boda. Normalmente, las despedidas son un día antes, pero yo no quiero estar ni cansada, ni con ojeras y mucho menos con resaca el día en que me case. Antes de que los chicos se vayan, sujeto a Piero del brazo y lo llevo hasta la cocina para hablar a solas con él. Lo miro con una enorme sonrisa de oreja a oreja. Él arquea una ceja.
     —No me digas que quieres que sea tu bailarín exótico personal —dice en un tono pervertido —porque de ser así, por mi encantado y así resolvemos cierto asuntito pendiente entre tú y yo, bellita.
     Piero se muerde el labio y me ve descaradamente de pies a cabeza. Yo me pongo roja como un tomate al entender a que se refiere y lo golpeo horrorizada.
     —¡No, cochino!
     Piero ríe escandalosamente.
     —Lo que te quería pedir es que por favor dejes ir a Paty con nosotras a las Vegas.
     La sonrisa pervertida de Piero se borra de un plumazo y yo me río para mis adentros. Paty es la novia de Piero. Una chica muy guapa, de cabello ondulado y castaño, alta, con una linda sonrisa, a quién conocí hace mucho tiempo en una tienda de ropa para bebés. Ella es la cajera de ese lugar e hicimos muy buenas migas en ese entonces. Es una gran chica, se la presenté a Pierito hace unos meses y le encantó. Llevan poco de ser novios, pero veo a Piero muy emocionado. Pero claro. Piero es Piero y lo pervertido nunca se le va a quitar.
     —Pues... —murmura rascando su cabeza —no tienes porqué pedirme permiso a mí, ella se manda solita y si quiere ir contigo, pues que vaya.
     Aplaudo emocionada y lo abrazo. Antes de separarme de Piero, coloco mis manos alrededor de su cuello y pregunto juguetona:
     —¿Aún así quieres ser mi bailarín exótico personal? Porque por mí encantada.
     —¡Ja,ja! Tan graciosa tú —dice riendo incómodo.
     —Deberías comportarte mejor, Barone que ya tienes quién te ponga el bozal —murmuro divertida.
...
     Al día siguiente, Gaby, Paty y yo partimos hacia las Vegas. Será un largo viaje de unas tres horas más o menos, pues nos iremos en carro. Antes de marcharme, Gianluca y yo nos despedimos como debe ser y nos amenazamos mutuamente sobre lo que vayamos o no a hacer en nuestras respectivas fiestas. Paty se encarga de conducir todo el trayecto y aprovecho para devorar unos sándwiches que mi Nachito preparó con mucho amor para nosotras. Después de comer, duermo lo que resta del viaje y es Gaby quién me despierta salvajemente al llegar a las Vegas. La golpeo, pero chiflo sorprendida al entrar en las calles de aquella enorme y majestuosa ciudad. Es tan sorprendente en todos los sentidos... Hay tantos casinos con letreros que por las noches, seguro se ponen muy luminosos (o eso es lo que he visto en las películas), gente, demasiada gente caminando entre risas. Paty conduce hasta un gran hotel, aparca el coche y rápidamente corro hacia dentro para preguntar en recepción por las habitaciones. La recepcionista me indica que solamente tiene dos suites disponibles y yo las acepto encantada. Una será para mí y otra para las chicas. Me gusta tener mi espacio personal. Cuando las chicas entran al hotel, el botones toma nuestras pequeñas maletas y las lleva a nuestras respectivas habitaciones. Las chicas y yo quedamos en salir a las nueve de la noche. Son las cinco de la tarde, lo que me da tiempo de dormir y tragar cualquier chuchada. Al entrar a mi suite, pego un chillido descomunal. Es tan grande, tan lujosa y tan bonita. Me arrojo de inmediato en la cama, me revuelco en ella como un perrito y mi vista se clava a una pequeña nevera junto al plasma. Corro hacia ella y encuentro cientos de chocolates, dulces y golosinas en ellas. Tomo tres barras de chocolate, una bolsa con donitas glaseadas y las como. No hay duda de que soy una tragona, pero ¿Qué más da? Estoy delgada, he estado a dieta este mes, todo con tal de verme espléndida para mi boda y creo que me privé demasiado de las chuchadas. Una vez al año, no hace daño. Tras comer como un cerdo, me quedo completamente dormida. Despierto sobre las ocho y me meto a la ducha. Salgo de ella y comienzo a alistarme. Me pongo un vestido rojo intenso corto. Muy corto que a penas y me cubre el trasero. Me calzo unas sandalias negras de tacón alto, me maquillo y cuando me estoy aplicando perfume, tocan a mí puerta. Corro a abrir y me encuentro a las chicas. Paty silba al verme.
     —¡Guau chica, tú sí que eres ardiente!. —exclama asintiendo.
     Suelto una carcajada y me apresuro a salir del cuarto junto a ellas. Entre risas, salimos del hotel, rumbo al casino que queda justo en frente de éste mismo. Cuando entramos al enorme casino dónde según Gaby festejaremos mi despedida de soltera, no puedo evitar jadear sorprendida. Es todo tan grande, tan moderno y tan luminoso. Hay muchas máquinas de diferentes juegos, varias mesas en dónde hombres y mujeres juegan póker y otras cosas. Paty y yo nos volteamos a ver sorprendidas.
     —¿Y entonces sólo seremos nosotras tres? —pregunto divertida.
     Gaby arruga su entrecejo disgustada.
     —Por supuesto, ya que doña antisocial con muchas amigas por todos lados no quiso que invitara a mis amigas, pues si, sólo seremos nosotras tres.
     —Tus amigas me caen mal —gruño cruzándome de brazos —son todas unas locas que no hacen más que enfadarme y acosar a Sebastián.
     —Sebastián no está aquí. Además, Joselyn y Vanessa no pudieron venir sino hasta tu boda. Tú sabes, por sus trabajos.
     Asiento. Tengo mucho tiempo de no ver a las chicas. Lo último que supe de ellas es que Vanessa se fue con Brandon a Florida por una oportunidad de trabajo que le surgió al tipo ese. Aún siguen juntos. Después de todo, si se amaban. Me muero por ver la expresión de Vanessa cuando vea a Piero y note cuan delicioso y guapo está el condenado. Sin mencionar que ahora sale con mi amiga Paty. Espero que ellos si duren mucho. Paty es muy linda en todo sentido. Joselyn se fue hace dos años con Francesco a Italia, de vacaciones. Intentaron vivir juntos pero terminaron. Piero me contó que Franc no soportó los celos enfermizos de Joselyn y terminó con ella. Ahora es un hombre sumamente guapo y soltero. Joselyn está en Nuevo México actualmente. Las chicas y yo caminamos por todo el casino y vemos con curiosidad a la gente, luego nos vamos al bar que hay ahí y bebemos uno que otro trago. A Gaby se le sube inmediatamente y pronto ya está riendo como loca. Las tres nos vamos a bailar a una pista grande en dónde hay un montón de gente de toda edad bailando. A duras penas y me muevo. No estoy de humor para fiestas. Pensar en la despedida de Gianluca organizada por Sebastián me enferma. Mi hermano es un zángano sin remedio y sabrá Dios cuantas bailarinas exóticas estarán con ellos. Después de bailar una que otra canción, a mí me dan ganas de ir al baño. Dejo a Gaby y a Paty (que ya están ebrias) bailando y prometo regresar. Busco el baño como loca y éste queda muy lejos de la pista. Cómo siempre, la fila es larguísima y después de diez minutos de espera, por fin hago chis. Cuando salgo más relajada, me dirijo nuevamente al bar para pedir una piña colada. El barman me la entrega con una enorme sonrisa. Sujeto el vaso y empiezo a beber, pero éste se me cae de las manos al girar mi cabeza hacia la derecha y percatarme del hombre que bebe licor a mi lado. Su mirada parece perdida. Su cabello está todo revuelto. Viste de negro en su totalidad y debo admitir que se ve jodidamente guapo y rebelde. Él no me ha visto, está tan concentrado en su bebida que soy invisible para él. Casi que lo agradezco. Tenía tanto tiempo de no verlo que cientos de recuerdos agolpan mi mente. Recuerdos felices. Decido no hablarle porque pienso que no está bien, me levanto de mí asiento y de pronto, un tipo me sujeta por la cintura e intenta besarme. Está ebrio. Lo empujo con fuerza.
     —¡Suéltame! —chillo asustada.
     El tipo sonríe de lado, pero no me suelta. Jadeo.
     —La dama te ha dicho que la sueltes, suéltala —sisea la voz familiar de un hombre. De un empujón, me quita al molesto tipo de encima y cuando se gira para verme...
     —¿Está usted bien? Porque si él... _________.
     Sus ojos verdes se llenan de lágrimas al verme e inevitablemente, también lloro. Nick me abraza con fuerza y yo correspondo su abrazo de la misma manera.
     —_________, mi __________ —murmura con voz quebrada —no sabes cuánto deseaba verte y abrazarte, mi amor...
     Nick pega su frente contra la mía y solloza. Su aliento me hace estremecer.
     —Estas ebrio Nick —digo con voz suave y acariciando su mejilla con delicadeza.
     Nick asiente rápidamente.
     —Nunca te había visto así...
     —Solo drogado — sisea con cierto dolor en su voz —malditas decisiones mías... Maldito sea ese día en que arruiné todo y perdí al amor de mi vida. Maldito sea el día en que te perdí, ________...
     —Nick, basta... No sigas, por favor —sollozo alejando mi rostro del suyo.
     Nick levanta mi rostro con sus dedos y hace que lo vea a los ojos. Su mirada me parte el corazón en mil pedazos. Está tan rojiza y cansada.
     —Estoy tan arrepentido de haberte fallado... No me perdono, nunca lo haré... Te perdí maldita sea, te perdí y siento que me estoy muriendo cada día más sin tí... Aún te amo, _________. Aún te amo y no creo poder olvidarte nunca...
     —Nick...
     —¿Todavía me amas, _________? —pregunta colocando una de sus manos en mi cintura y otra en mi cuello. Su frente vuelve a juntarse con la mía —dime que aún me amas... Dímelo...
     —Nick... —jadeo intentando alejarme de él, pero me lo impide —voy a casarme en una semana, para...
     Los ojos de Nick se llenan de lágrimas y comienza a llorar como si fuera un niño pequeño, el cual acaba de perder su más preciado juguete.
     —Lo sé —murmura — lo sé y eso me está matando. Pude haber sido yo, pudimos ser nosotros...
     —Tú me dejaste ir —siseo alejándome de él.
     —¿A caso te hubieras quedado a mi lado? ¿A caso hubieras sido feliz conmigo pensando en otro?, ¿A caso lo hubieras intentado?
     —Si —afirmo sin dudar —lo hubiera hecho.
     Nick se lleva las manos a la boca y se maldice a sí mismo. Golpea una silla con toda su fuerza y llora. Llora con más intensidad. Intento sujetar su mano, pero entonces él se suelta de mala gana y se va hecho una furia. Sin dudarlo, corro detrás de él como una verdadera loca y logro alcanzarlo fuera del casino. Está tan ebrio que a duras penas y puede caminar.
     —Nick, espera por favor —suplico tomando su brazo con fuerza —no te vayas así, déjame ayudarte...
     —No me contestaste hace un momento lo que te pregunté —murmura girándose y quedando frente a mí —¿Aún me amas?
     Parpadeo repetidas veces y no respondo a su pregunta. No quiero hacerlo, no.
     —Muy bien, pues entonces suéltame y deja que me vaya de una puta vez —sisea arrancando su brazo de mis manos.
     —¡Si! —chillo exaltada —¡Si lo hago, maldita sea!
     Nick se para en seco e intenta a toda costa mantenerse en pie. Se gira lentamente, hasta que una vez más, ya está con su rostro frente al mío.
     —No te creo —solloza.
     —Lo hago Nick, lo hago. Aún te amo... Siempre lo haré, tú mejor que nadie sabe perfectamente que siempre serás una parte demasiado importante en mi vida. No importa cuánto tiempo pase, yo siempre sentiré algo especial por tí, mi ángel guardián...
     —__________, no te cases — suplica Nick empujándome contra la pared y ocultando su rostro en mi cuello —no lo hagas, no me mates así, no...
     —Nick, es que yo... Yo...
     Nick no me deja terminar de hablar, sube su rostro hasta el mío y me besa con suavidad. Me quedo inmóvil al sentir sus fríos labios, pero no tardo en corresponder sus besos de una manera más intensa. Mi estómago se contrae, varios recuerdos me aturden. Recuerdos maravillosos que he pasado a su lado y me pregunto porqué el destino nos separa y nos vuelve a juntar tantas veces... Nunca he negado y nunca negaré que Nick siempre será mi gran amor de adolescencia y el chico más bueno que he conocido en toda mi vida. El rostro de Gianluca aparece en mi mente y no puedo evitar sentir culpa, pero no dejo de besar a Nick. No puedo, lo amo demasiado... Lo deseo demasiado, lo he extrañado demasiado. Las manos de Nick se posan sobre mi trasero y lo aprieta con fuerza. Gimo excitada al igual que él. Cuando sus manos se meten bajo mi vestido y comienza a bajarme la braga, me separo de sus labios.
     —No, no Nick... No puedo. Esto está mal, voy a casarme —jadeo.
     Nick deja de bajar mi braga, pero sin sacar sus manos de mi vestido, me ve a los ojos y murmura:
     —A mí me fuiste infiel con él. Muchas veces... ¿También te pusiste a pensar en mí y en qué estaba mal?
     Mis ojos se llenan de lágrimas y comienzo a llorar. Tiene razón... Tiene mucha razón. Lo traicioné sin importarme sus sentimientos. Fui y soy una maldita puta sin corazón. Él no se lo merecía...
     —No te juzgo mi amor —murmura limpiando mis lágrimas con sus dedos —entiendo que lo amas... Entiendo que nos amas a los dos y que nos deseas a ambos... Es por eso que te pido una noche más conmigo. Sólo será una noche... Nuestra despedida.
     Clavo mi mirada en los ojos intensos de Nick y pienso en sus palabras. Nuestra despedida. Cuando voy a responder, su cuerpo se debilita y tengo que sujetarlo con toda mi fuerza para que no se caiga al piso. Nick suelta una carcajada.
     —Estoy tan ebrio... —murmura sujetando mi cintura —y tengo tanto sueño.
     —¿Dónde te estás quedando? —pregunto divertida.
     —En mi auto —responde de la misma manera —pero quién sabe dónde lo dejé.
     Niego disgustada. Jamás pensé ver a Nick de esta forma. Siempre ha sido un chico tan correcto con respecto al alcohol. Cómo puedo, me llevo a Nick hacia al hotel en dónde me estoy hospedando y el botones me ayuda a llevarlo hasta mi habitación. Le agradezco y arrojo a Nick a la cama. Sus ojos se cierran al instante e intuyo que se ha quedado dormido por completo. Cuando voy a levantarme de la cama, los brazos de Nick rodean mi cintura y me coloca debajo de su cuerpo. Sus ojos me ven con diversión y una sonrisa traviesa se dibuja en su cara.
     —¿Te estabas haciendo el dormido? —jadeo indignada.
     Nick niega divertido.
     —Si. Digo, no... Es que tú me quitas el sueño, mi amor...
     Los labios de Nick comienzan a besar mi cuello con sensualidad. Una de sus manos aprieta mis pechos y yo sólo puedo jadear.
     —Nick...
     —Nuestra despedida nena, nuestra despedida...
     Me dejo hacer. Sus labios continúan besando mi cuello sin parar. Con la mano que acariciaba mis pechos, comienza a bajar la cremallera de mí vestido, hasta dejarme en ropa interior. Mis mejillas arden. Con ambas manos, empieza a acariciar mi cuerpo, partiendo de los muslos hasta mis pechos. Sube su rostro hasta dejarlo frente al mío.
     —Eres tan preciosa, mi ________ —murmura sonriendo —tu cuerpo es tan perfecto que me vuelve loco. Me encanta. Pero... No se compara a tus ojos. Es lo que más me gusta de tí. Esos ojitos tan fríos y retadores que esconden tantos miedos e inseguridades. Esa mirada tan tierna que tratas de ocultar todo el tiempo, mirada que sólo yo puedo ver. Tus ojos fueron los que a mí me conquistaron cuando te conocí. Te amo, te amo más que a nada en este mundo y eso nunca va a cambiar. Nunca. No importa si tú no estás conmigo, no importa que ambos estemos con otras personas. Tú siempre serás el amor de mi vida, esa chica que jamás superaré. Eres mi amor, ________.
     Sin poder evitarlo, los ojos se me llenan de lágrimas al ser consciente de que sus palabras son de despedida y que en verdad, ésta sea nuestra última noche juntos... Nuestra última noche en que podamos besarnos y amarnos como tantas veces lo hicimos en el pasado.
     Nick se separa levemente de mí y se quita su camiseta. Paseo mis manos juguetonas por sus musculosos brazos, por su pecho y por su marcado abdomen.
     —Tu cuerpo es tan hermoso, Nick —murmuro suspirando.
     Nick suelta una risita juguetona y me besa apasionadamente en los labios. Se quita la ropa restante hasta quedar desnudo y luego me desnuda a mí. Separa mis piernas y me penetra lentamente. Jadeo dolorida, pero gustosa de tenerlo una vez más a él dentro de mí. Maldición, ¿Porqué no me puedo quedar con los dos? Así no tendría que elegir.

    A la mañana siguiente, despierto sobre el duro, pero cómodo pecho de Nick. Estamos desnudos, mi cuerpo dolorido. No fue un sueño... fue una realidad. Le fui infiel a Gianluca a pocos días de nuestra boda con Nick y debo decir que no me arrepiento en lo absoluto. No si se trataba de nuestra última noche juntos, como él mismo lo dijo. Mi mente ahora es un completo caos debido a lo ocurrido. Aún estoy enamorada de Nick, aún siento cosas muy fuertes por él. Estoy sumida en mis agobiantes pensamientos, cuando de pronto, sus ojos me ven detenidamente. Una bonita sonrisa se dibuja en su rostro. Sonrisa que denota cierto nerviosismo y algo de temor.

      -Hola - murmuro.

     -Hola - responde él acariciando mi cabello con delicadeza. Sin dejarme decir palabra alguna, pregunta:

     -¿Te arrepientes de lo que pasó entre nosotros?

     -No - respondo sin dudar, porque en realidad no lo estoy para nada. Se que debería, pero no puedo. No cuando me gustó tanto.

     Nick sonríe ampliamente y me besa con intensidad. Le correspondo de la misma manera y pronto, ya estamos disfrutando el uno del otro. Una hora después, Nick sale de la cama y busca su ropa para cambiarse. Yo busco una de mis camisetas y me la pongo. Lo observo expectante sin levantarme.

     -Talvez con el tiempo olvides lo que pasó entre nosotros -murmura caminando hacia la puerta - pero te juro que yo jamás lo haré. Sería como negarme a mi mismo que te amo. De todo corazón, ______ espero que te vaya muy bien en tu matrimonio y que seas  inmensamente feliz por los dos. Lo mereces.

     sin mas, Nick se da la vuelta y abre la puerta de la habitación. Antes de que siquiera ponga un pie fuera de ella, yo ya estoy abrazándolo por detrás.

     -Nunca lo olvidaré... nunca. Sería como negarme a mi misma que ya no te amo, pero aún lo hago -murmuro repitiendo sus propias palabras. Nick respira con profundidad, se gira lentamente hasta quedar frente afrente conmigo. Sus labios no tardan en apachurrar los míos con amor. Un amor tan desesperante que me hace estremecer.

     -No te cases -suplica entre sollozos - no lo hagas, quédate conmigo...

     -Nick...

     -¡______!

     El grito de Gaby me paraliza y maldigo. Ella no tenía porque ver esto... Ahora va a decírselo a Gianluca.




¡holaaaa!, vale ya se que me he tardado un mundo en actualizar, pero es que me robaron el teléfono xd y como yo escribo mis historias desde él porque soy pobre :( espero me entiendan y que disfruten este capi, con mucho amor.

~Una Vida Juntos "Por Siempre"~ (Gianluca Ginoble) TEMPORADA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora