5-Alan

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-quiero esto limpio para cuando me despierte- dije empezando el camino para entrar en casa.

-oye, ¿no me vas a ayudar?- reprocho

-tú mismo te has contestado  la pregunta,-fue lo último que dije antes de dejarlo solo en el jardín.

-maldito ruido- gruñí metiendo mi cabeza debajo de la almohada, como no pude volver a dormir me levante colocándome mis gafas.

-buenos días hija- saludo alegremente mi madre.

-que tiene de buenos- dije tomando un sorbo del jugo que me sirvió.

-alégrate hija, tenemos vecinos nuevos, ellos podrían tener una hija y esa podría ser una amiga nueva.-

-¿a qué hora tienes que irte?-cambio de tema

-a las ocho entro, así que en diez minutos.

-¡¿Qué?!- solté un chillido

-son las siete y cuarto hija, y en unos minutos me voy – dijo sin entender mi desconcierto.

-me van a escuchar, quien en su sano juicio pone música y me despierta a esta hora.- dije mientras me dirigía a la puerta.

-Camila piensas ir a donde los vecinos en bragas y sostén y sin zapatos – me dijo con los brazos cruzados y una sonrisa burlona, maldije por lo bajo y volví a mis lugar donde mi desayuno me esperaba.- así está mejor cariño, aprovechando que estas despierta ayúdame con el aseo de la casa, yo ya me tengo que ir.-dejo su taza en el fregadero, cogiendo su bolso y se perdió por la puerta principal.

Y como mis nuevos vecinos hicieron, yo coloco el equipo de la casa a todo volumen, después de eso me dedique a arreglar toda la casa, cuando solo me faltaba mi cuarto por limpiar el timbre me interrumpió, tomando una camisa de tirantes lo bastante ancha y larga para que me llegara a mitad de nalgas y que me cubría bien por delante, baje el volumen mientras me dirigía a la puerta principal.

-hola soy Alan tu nuevo vecino-dijo el chico que tenía frente a mí, este perfectamente podría audicionar a un comercial de sonrisas, la suya era deslumbrante, si ángel lo viera diría que esta para comérselo con nutella.

-hola, soy Camila, ¿necesitas algo?- salude con un gento de mano recostándome entre la puerta y el marco de esta.

-veras... como te pudiste dar cuenta nos acabamos de mudar y lastimosamente dañaron nuestro microondas me podrían dejar calentar algunas cosas- dijo sin dejar de ver cada uno de mis movimientos, y sintiéndome un poco incomoda reacomode mis gafas.

-si claro pasa... pero donde están las cosa- hasta ese momento no me percaté de que sus manos estaban vacías.

-¡oh! dame un momento- se giró y se acercó a la barandilla de la casa para poder gritar, la música ya no sonaba tan fuerte-¡alix! ¡Trae las cosas!- creo que perdí algunos tonos de color cuando de la puerta vecina salió él, el mismo alix de las peleas de hace unos días, se acercó a Alan y le entrego dos cajas, me dio una fugas pero maliciosa sonrisa, intercambiaron algunas palabras y este se devolvió y Alan se acercó hasta mí.

-¿Camila estas bien?- movió repetidamente su mano frente a mis ojos hasta que volví a concentrarme en él.

-si estoy bien, pasa, pasa- abrí más la puerta bajo su atenta y burlona mirada. Entro en la casa y espero a que lo guiara hasta la cocina- dame las cajas y siéntate si lo deseas- me dio las cajas y las deje sobre el mesón mientras que me estiraba y conectaba el microondas y metía la primera caja.

-te molesta si te hago algunas preguntas.- dijo él-

-tranquilo, pregunta- respondí recostándome en el mesón de la cocina.

-¿cuántos años tienes?

-20, pero las preguntas que me hagas tú también las tendrás que responder.

-echo, tengo también 20, ¿cuantos hermanos tienes?

-que yo sepa soy hija única- dije pensativa, pues la verdad no sé si por parte de mi padre tenga hermanos.

-vale, yo tengo dos hermanos, un mellizo llamado Adam, y al que viste hace un momento, alix, él es el mayor, ¿Dónde están tus padres?

-vivo con mi mamá y de mi señor padre no sé nada desde los 7 años de edad- ese tema es un poco incómodo para mí.

-vaya, no te gusta hablar mucho de él, los míos son divorciados y cada uno está inmerso en sus negocios, así que con mis hermanos vivimos solos. ¿Cuál es tu color favorito?-

- es el negro-

-el mío es el azul y no te parece que el negro está un poco repetido-dijo con una mueca.

-está siendo muy usado porque algún famoso lo coloco de moda, así que muchos siguen esa moda, a mi casi siempre me ha gustado este color – el resto de preguntas fueron más relajadas hasta que las dos cajas pasaron por el microondas.

-una última pregunta, ¿a todas tus visitas las recibes en bragas y camiseta?- dijo levantando una de sus cejas. Mis mejillas ardieron pero no por eso me deje amedrentar.

-es un tabú de la sociedad ya que puede que sea un vestido de baño o ropa interior lo que estoy usando, ambos cubren la misma cantidad de piel, e incluso la ropa interior cubre más que algunos vestidos de baño- me encogí de hombros cuando finalice.

-sabes, nos vemos luego, y buena respuesta - se fue negando con su cabeza por lo cual volví a colocar la música a alto volumen y quitándome la camisilla me dedique a organizar mi cuarto. Cuando por fin acabe me duche, arregle y con mi computador en mano, Salí para sentarme cerca de la piscina debajo de la sombra del único árbol que conservaba en el jardín de mi casa, comencé a ojear las páginas de trabajo que me podrían servir durante las vacaciones, una en especial llamo mi atención. El trabajo era en un gimnasio, en el que alguna vez acompañe a Andrés a entrenar, anote la información y seguí ojeando un rato más, cuando ya revise todas las opciones que me servirían me dedique a leer hasta que se oscureció por total.

-hola- me sobresalte cuando escuche la voz de mi madre.

-hola mami- respondí bajando la tapa del portátil.

-vamos a comer traje hamburguesas y Coca-Cola- hasta ese momento mi estómago no había pedido comida.

-pues dame, tengo mucha hambre- dije cuando por fin llegue donde estaba ella parada.

-mañana salgo a mi primer viaje serán dos o tres días.- dijo cuándo iba por mi tercer mordisco.

-¿a qué hora te vas?- dije tratando de sonar tranquila.

-salgo a primera hora.

-mañana voy a ir a algunos lugares donde probablemente pueda conseguir trabajo- digo para tratar de alejar la incomodidad que se reunió en la mesa.

-espero que consigas algo bueno hija, que pases buena noche nos vemos cuando vuelva- dicho esto salió disparada de la cocina, recogí el reguero y lave lo que habíamos ensuciado, subí a mi cuarto para seguir leyendo, acomode el mueve de modo que quera medio acostado medio sentado y saque mis piernas por la ventana, algunas veces hago eso, más cuando la noche esta algo fría.

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora