33-club.

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-por favor- las dos nos levantamos de la cama y nos encaminamos a la cocina.-

-¿verdaderamente te gusta cierto?- dijo con voz suave dando la primera cucharada a su helado.

- no sé ni cómo fue que me llego a gustar- admití por primera vez en voz alta- enserio me gusta- volví a decir pero esta vez para mí, para aceptar que el hombre de ojos tormenta me gusta.

-yo tengo la mejor manera de olvidar a un hombre- su sonrisa no me gusto para nada- limpia esas lágrimas y demuéstrale que es lo que se está perdiendo al estar con esas zorras y no contigo- no dije nada simplemente me concentre en comer mi helado, alexia encendió el televisor y el resto de la noche la pasamos viendo películas.

Alix

-¿porque no seguimos donde nos interrumpieron? – la voz de la puta con la que estaba me saco de mi estado de trance observando la puerta.

-vístete y lárgate- fue lo que dije antes de encerrarme en el baño para darme una ducha.

Cuando salí para vestirme la puta estaba sentada en la cama completamente vestida.

-que parte de lárgate no entiendes- dije irritado por que seguía en la cama.

-estamos lejos de la ciudad no me pienso ir caminando- tenía clavada su vista en sus uñas.

Me coloque unos bóxer y una bermuda la agarre del brazo empujándola para sacarla de la casa, hasta que estuvimos en la puerta principal.

-Marc sácala de aquí- dije seriamente a uno de los hombres que vigilaban.

-si jefe- fue lo único que dijo, entre nuevamente y me encontré con la seria mirada de Adam y Antón.

-¿Qué?- solté de mal modo, sin esperar respuesta me encerré en el despacho, el recuerdo del porque traje a esa puta a casa volvió a mi mente, Camila yéndose con ese rubio, saco mi lado posesivo y celoso, pero no le puedo reprochar nada pues no es nada mío,  la botella se convirtió en mi mejor amiga, pues no supe en que momento fue que Camila se apodero de mis pensamientos.

-verdaderamente la has cagado, si lo sabias- reprocho Alan entrando en el despacho- ¿Por qué mierdas trajiste a esa puta?, y porque la metiste en el cuarto que compartías con Camila- llevaba poco más de media botella, pero no lo suficiente para estar tan borracho.

-ella que la que empezó, porque se largó con ese rubio – ya estaba perdiendo el filtro que hay entre cabeza y lengua.

-tú fuiste el que empezó todo- su mirada estaba cargada de reproche.

-como mierda que fui yo.

-los putos chupones que tenías esta mañana, idiota, Camila los vio y se sintió lastimada-

-¿qué chupetones?-

-los de tu cuello- señalo él una parte especifica de mi cuello, me levante tambaleándome un poco hasta llega al espejo que teníamos en el despacho y verdaderamente dos grandes chupetones completamente morados estaban allí – ver eso la llevo a aceptar la salida con ese rubio- no espero a que contestara, simplemente me dejo con la botella que sería mi amiga esa noche.


-¿Por qué tan arreglado hermanito?- Adam se burlaba de su mellizo ya que está más arreglado de lo común – hoy no tenemos pelea planeada, ¿a dónde vas?-

-voy con alexia y con Camila vamos para un club.- dijo sin dejar de verme, pues ya habían pasado tres días desde que ese par se fue de nuestra casa.

-tienes que dejar de salir con ese par-gruño en respuesta su mellizo.

-no voy a dejar de salir con ellas, tanto si te gusta como si no lo hace. Nos vemos- se despido dándome una mirada rápida, conté quince minutos antes de levantarme del sofá para seguirle el paso.

-te has demorado- me sorprendió ver a Adam arreglado y listo para salir- vamos a cuidarle el culo a esos tres- baje con calma las escaleras mientras desde mi celular pirateaba la señal del de Alan.

-llévala- tendió una pistola con su funda para atarla a mi tobillo, mientras la acomodaba su lugar el hacía lo mismo con la de él- voy a decirle a Antón y a Alfred que nos acompañen- cada uno salió en un auto diferente, con velocidad media y un cigarro en mi boca hice el camino hasta la ciudad.

Espere más de media hora a que el punto del celular de mi hermano se quedara en un punto fijo, después de asegurarme que ese era el club donde se quedarían le envié la ubicación a Adam y acordamos es encontrar nos media hora después. Por una muy buena cantidad de dinero nos facilitó la entrada, monte nuestro puesto de vigilancia en un punto difícil para ellos reconocernos pero que me brindaba toda la seguridad de poder ver cada paso que da.

Su figura se materializo frente a mis ojos, tenía un vestido pegado a su cuerpo, que resaltaba cada una de sus curvas, su cabello no lo llevaba rizado como de costumbre, estaba perfectamente liso y su rostro perfectamente maquillado, con una tacones que le favorecían bastante, pero pese a que esta como una diosa su rostro no demostraba mucha emoción de estar en este lugar, en cambio alexia tenía una gran sonrisa en su rostro, acompañados de los que son sus amigos en la universidad. Adam fue por los tragos para todos, ellos no se demoraron mucho en encontrar su presa para la noche, pero yo no podía apartar mi vista de ese trasero goloso enfundado en color rojo.

Pase el resto de la noche viendo como rechazaba a todos los hombres que la invitaban a bailar, mas no se quedaba sentada y eso era una perfecta agonía para mi "amigo", estaba tan duro que me dolía e imaginar lo que le podría hacer no estaba ayudando mucho, con ya algunos tragos en la cabeza la seguí cuando vi que se dirigía al baño, era ahora o nunca.

Que ella estuviera sola en el baño, era algo realmente bueno y muy raro, entre y cerrador por dentro para evitar que alguien nos interrumpiera, espere a que saliera y se parara frente al espejo para lavar sus manos, ahí fue cuando la acorrale contra la encimera, apretándome contra su delicioso cuerpo.

-¿qué crees que estás haciendo?- su mirada era entre molesta y dolida, sin pensarlo mucho plante mis labios en su cuello y mis manos en su vientre apretándola a mi.- alix suéltame...- su voz se fue apagando, conforme yo dejaba varios besos húmedos en su cuello.

La gire en mis brazos para poder subirla a la encimera y antes de que pudiera quejarse ataque sus labios con desespero. Sus uñas se clavaron en mis hombros y mis dedos en su cadera. Baje mis besos por su mandíbula hasta su cuello y su clavícula, suspiros y jadeos eran lo que se escuchaban en aquel reducido lugar, sus piernas se enredaron alrededor de mi cadera logrando una perfecta fricción entre nuestros cuerpo.

-por favor, Camila- dije en un gimoteo, quería estar en su interior.

-alix- su gemido me dio luz verde para poder subir su vestido.

Sus piernas se enredaron en mi cintura clavando sus tacones en mis muslos, sin apartar los besos de su cuello y con una mano saque el condón para luego liberar mi erección, cuando me disponía a enfundarme en el látex, ella lo quito de mi mano, para rasgarlo con sus dientes.

Distanciándome un poco de su cuerpo, aprovecho para que una de sus manos agarrara la empuñadura de mi pene y con la otra me recubrió con el látex, rasgando sus bragas libre mi objetivo y de una sola estocada estaba en su interior. Su interior estrecho, logrando que se sintiera mucho mejor, marque un ritmo rápido y duro.

Escondió su cara en mi cuello y dejo un reguero de besos allí, mis manos jugaban con sus pechos, pellizcando y toqueteado sus pezones sobre la tela, sentí sus paredes apretarse a mi alrededor y sus piernas tensarse hasta que estallo apretándome, con unas cuantas embestidas más probé mi propio clímax. Recostando mí peso en ella espere a que se calme un poco más mi respiración antes de abandonar su interior.

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora