21-em...embarazada.

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-¿Quién es ese hombre?- pregunte a Alan ya que estaba  tumbado en mi cama junto a mi maleta.

-es uno de los hombre de confianza de tu padre, lo envió para que supervisara los arreglo del lugar- explico mientras que yo me peinaba.

- se me hace conocido de algún lugar, pero mi cerebro no me da indicio de donde.- dije terminando de peinarme.

-que más necesitas.- dijo viendo mi maleta.

-la puedes cerrar, el resto lo voy a comprar- volví al closet de donde saque la tarjeta de crédito que me dieron mis tíos

El cerro la maleta mientras que en un bolso aparte guardaba algunas cosas más necesarias, del fondo de mi armario saque una caja muy importante. Alan tenía mi maleta en mano y yo la caja y un bolso.

-listo, nos podemos ir-bajamos y salimos de la que fue mi hogar por más de veinte años, los hombre me miraban curioso, pero ninguno se atrevida a ser más que eso.

-¿qué tienes en esa caja? – pregunto curioso mientras que la acomodaba a mis pies en el auto.

-recuerdos de una amiga que murió- dije mostrando una fortaleza de la cual carecía.

-oh, veo que no te gusta el tema- dijo en un susurro

-todavía me duele su muerte- respondí parpadeando rápidamente para alejar las lágrimas.

- bien, que piensas hacer ahora- tenía algo en mente pero para eso necesito ayuda y ya sé quién me va a ayudar.

-Alan- dije con voz aterciopelada como cuando necesitaba convencer a algún guardia para entrar a ciertos lugares.

-no me gusta ese tono- dijo viéndome de reojo.

-está bien- dije volviendo a mi tono normal.- quiero que me enseñes a defenderme, si mi cabeza tiene precio necesito saber cómo cuidar mi trasero, no siempre va haber alguien que me proteja y no quiero que mi "padre" me ponga un perro guardián- dije rodando los ojos.

-aunque no lo quieras el señor marco, te va a poner un perro guardián- imito mi tono de voz, aunque le salió muy mal – y en este momento tengo ordenes de llevarte con él

-¿¡que!?- dije alterada por esa nueva noticia.

-su hombre lo ha llamado, cuando te encerraste en el baño, me pidió que te llevara con él y es lo que voy a hacer.- no dijo nada más pues yo tampoco tenía mucho más que decir, no me quería enfrentar nueva mente a él.

Los quince minutos que duró el viaje me mentalice para volver a verlo, Alan detuvo el auto frente a uno de los edificios más grandes y lujosos de la ciudad, cuando él se bajó le seguí el paso, mirando mi vestimenta y comparándome con la de los demás, las mujeres y hombres, iban perfectamente trajeados, mientras que yo estaba con un short de mezclilla una camisa con estampados de piña que se pagaba perfectamente a mi cuerpo y unos tenis deportivos.

Entramos en tan majestuosa edificación ganándonos una mirada rara por parte del guardia de seguridad, junto a las recepcionistas se encontraba mi primo Nicolás enfrascado en su celular.

-Nicolás- dijo Alan sacándolo de su mundo tecnológico.

-vamos- dijo dándome una despectiva mirada de reojo. Sin decir nada más nos encaminamos detrás de mi primo, subiendo en los ascensores, dejamos que esa caja metálica nos llevara hasta el último piso.

-ya jugaron contigo y te piensan devolver- el comentario de mi primo me dejo helada momentáneamente.

-que fue lo que dijiste- dije sin creerme lo que sale de la boca del que algún día considere como un hermano.

-que ya te follaron y ahora te piensan devolver, cuanto duro tu amor con alix, una semana, media siquiera o tan solo una noche- dijo con una sonrisa burlona.

- pues por lo menos lo que duro lo nuestro fue mejor de lo que han durado las tuyas, ya que no creo que seas lo suficiente hombre en la cama—dije con mi postura de superioridad

No dijo nada más, simplemente apretó los dientes y espero los últimos segundos antes de llegar al último piso, este nos condujo por el lugar hasta entrar por una puerta que colocaba "presidencia" Alan fue el último en entrar, en la sala se encontraban mis padres, mis tíos y otro señor que no conozco de nada.

-hija- dijo mi madre con la intención de acercarse en respuesta solo di un paso retrocediendo ella bajo sus brazos y volvió a su silla.

-será mejor que tomen asiento- dijo fríamente mi tío señalando las sillas frente a ellos, pues estaban sentados en una mesa grande, entrecerrando mis ojos me senté frente a ellos, Alan se quedó de pie a mis espaldas.

-¿que necesitan?- dije de forma brusca recostándome en la silla y acariciando mi vientre, allí se fijaron la vista de mi madre y tía.

-me imagino que el señor Andrade te ha dicho algunas cosas...

-si me explico que mi familia es una mentirosa y que vengo de generaciones y generaciones de mafiosos que mi cabeza tiene un precio entre algunos de los jefes de familias mafiosas además que tengo que cuidar mi espalda porque a cualquier segundo una bala me puede atravesar, ¿me falto algo?- dije sin dejar de acariciar mi vientre.

-no, no te falto nada- dijo reacio mi tío.

-entonces me pregunto ¿Qué hago aquí?-

-tienes que volver con nosotros, es el único modo en el que te puedo proteger- dijo con una pisca de súplica la voz de mi padre.

-estoy bien con la familia Andrade, además no me puedo separar de ellos pues en unos meses un nuevo integrante se unirá a la familia, así que me voy a quedar con ellos, tanto como si les gusta como si no.-los presentes perdieron el color de su rostro.

-¿estas em...embarazada? – dijo mi madre con los ojos aguados.

-si no me necesitan más me voy- dije levantándome.

-dile a tus padres que pronto los llamare – dijo la fuerte voz de mi padre.

-que tengan un buen día- dije por ultimo cerrando con fuerza la gran puerta

-sabes lo que acabas de hacer- dijo en cuanto nos subimos en el ascensor.

-sí, jugar con sus mentes- dije encogiéndome de hombros.

- verdaderamente eres increíble- dijo negando con una gran sonrisa.

-claro que lo soy, y por cierto antes de volver al encierro necesito que me lleves de comprar- dije con mi mejor cara de perrito.

- esto va a ser un desastre ¿cierto?

- y no sabes cuánto me divertiré- dije con una gran sonrisa en mi rostro.


-Eres una verdadera loca, nos van a matar cuando lleguemos- dice con las manos cargadas de bolsas, al igual que las mías.

- míralo por el lado bueno, no hemos tenido problemas.- con gran dificultad dejamos las bolsas en lo que quedaba de espacio.

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ahí esta tu dosis diaria Viquii22.    

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora